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Una joven venezolana reclama la apertura del registro electoral en el exterior para las presidenciales del 28 de julio

Por Daniel Lozano
En el cronograma del Consejo Nacional Electoral (CNE) figura el pasado día 18 como primera jornada para el gran registro electoral, que se cerraría a mitad de abril. Pero nada se sabe hasta hoy en lo que ya es otra de las trampas antidemocráticas de la revolución bolivariana para proteger a un líder sin apoyo social.
Lorena escucha emocionada, hasta se pone colorada. Su paisano forma parte del colectivo de raiders, que se hace presente en el estratégico lugar elegido por la joven para su protesta: la Cofradía del Carmen de Nuestra Señora de Chamberí, a 50 metros del Consulado de Venezuela, junto al Metro Iglesia. También la visitan de vez en cuando las patrullas de la Policía Nacional, que derrochan simpatía y le muestran su solidaridad. «¿Qué pasa, Lorena. ¿Cómo estás? ¡Se te ha unido mucha gente!», le pregunta la agente española sorprendida ante la concurrencia en el Domingo de Ramos.
En los últimos días ha corrido la voz de la gesta que protagoniza Lorena, pese a que las huelgas de hambre son un tema tabú en Venezuela desde que el agricultor Franklin Brito perdiera la vida por inanición en 2010. Sus protestas ante la invasión de sus tierras por radicales revolucionarios no conmovieron a Hugo Chávez y su caso pasó a engrosar el drama de la oposición en Venezuela.
La conciencia de Lorena, que es agente de seguros en España, se desató la semana pasada. Hay que presionar, se dijo a sí misma. Ni en Madrid ni el resto del mundo se ha abierto el registro hasta el momento, pese a que los cálculos de la organización electoral Súmate contemplan que de los 8,5 millones de emigrantes repartidos por el mundo, al menos 5,6 son posibles votantes. Y muchos de ellos jóvenes, ya que el registro o censo electoral se mantiene cerrado desde las presidenciales de 2018, cuando se abrió con enormes limitaciones.
La revolución jamás ha querido facilitar el voto de sus emigrantes, sabedora de que la inmensa mayoría sueña con un país libre que posibilite su regreso.
«Tengo la esperanza de que nos unamos, de que surja un efecto dominó para que protestemos de forma pacífica por todos lados y se vean obligados a abrir el registro. También busco que el Gobierno de España se pronuncie por las violaciones del Acuerdo de Barbados (entre gobierno y oposición por unas elecciones libres y justas)», repite Lorena, dirigente estudiantil en Venezuela y que formó parte de la organización juvenil de Voluntad Popular, partido del ex prisionero político Leopoldo López.
En su fuero interno también pesa un deseo: que el país que tan bien la ha acogido conozca un poco más de la realidad venezolana. «Sentí enseguida que Madrid era como mi casa, pero no se deja de pensar en la patria. Sí creo que la postura del Gobierno español es muy tibia para lo que está pasando en mi país», asegura con serenidad, la misma que la lleva a proclamar para aquellos que se dejan seducir por la propaganda chavista: «Nuestra cultura es pacífica, creemos en la democracia y defendemos nuestros derechos».
De familia socialdemócrata, Lorena luchó con fuerza por la causa democrática en la Universidad donde estudió ingeniería agroindustrial, lo que le costó la persecución del chavismo. Entre esa prisión y la crisis voraz que ya la rodeaba, emigró primero a EEUU y luego a España.
Lorena no está sola. A los pies de la pancarta «Huelga de hambre por nuestro derecho al voto» permanece desde el sábado Santiago Viana, joven caraqueño que también escapó de su país tras varios días en una celda bolivariana. «Algo se despertó de golpe, no sólo una causa común, también la amistad. Sentí el deber y la responsabilidad de acompañar a Lorena, de venir y también de pernoctar», explica el joven a EL MUNDO.
Pese a que el anuncio repentino de Lorena provocó la hilaridad de sus amigos, tampoco fallan, hasta se han quedado a dormir alguna de las noches. Eriana Zuleta y Andrea Velásquez acompañan la lucha de Lorena, que es la misma de ellas, entre la admiración de los que van llegando y dejan flores, almohadas, agua, una carpa para la lluvia y ropa para el fría. Hasta agua de coco trajeron los raiders, como si estuvieran en una playa de La Guaira.
Y José Manuel Hernández, quien también pasó por las cárceles chavistas, atiende a su amiga y a quienes van llegando, activistas como Michelle Simón o Manuel Rodríguez, periodistas venezolanos como David Placer o la ex eurodiputada Beatriz Becerra. El efecto dominó de Lorena ya ha comenzado.
elmundo.es
Entretenimiento
Documental de Realidad Virtual en España: “Teletransportarse a Venezuela”

Esto llega tras el éxito del año pasado, cuando Noa recorrió más de 14.000 millas a través de 40 ciudades de EE.UU., presentando 121 exhibiciones emergentes de VR desde la parte trasera de una van. ¿El resultado? Más de 10.000 personas se “teletransportaron” a Venezuela, muchas de ellas conociendo por primera vez la calidez y complejidad del país.
“Mucha gente me dijo que no fuera,” cuenta Noa. “Pero si los hubiese escuchado, me habría perdido de descubrir un país tan complejo como hermoso—donde, a pesar de la crisis, me trataron como familia.”
Armado con una cámara 360° en 8K, Noa pasó 6 meses mochileando por Venezuela, capturando momentos íntimos e inmersivos para crear una experiencia de VR que va mucho más allá de los titulares. Lo que empezó como un viaje personal se transformó en una misión: reconectar a los venezolanos desplazados con su tierra y desafiar las percepciones globales a través de una narrativa directa y sin filtros.
La gira por España y Portugal inicia en Madrid este abril, y recorrerá 15 ciudades durante 3 meses, con planes de expandirse por otras partes de Europa durante el año. Desde plazas y galerías hasta universidades y centros culturales, la misión sigue siendo la misma: crear espacios para la empatía, la curiosidad y la conexión.
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“No dejes que lo que escuchas se convierta en lo que piensas,” dice Noa. “Esto no se trata solo de Venezuela. Se trata de recuperar la narrativa a través de la presencia—estar ahí, verlo y sentirlo por ti mismo.”
Teletransportarse a Venezuela combina viaje, periodismo y emoción en una experiencia visceral de 35 minutos en VR—una que está transformando la forma en la que contamos historias… y cómo las escuchamos.
Sigue el recorrido en Instagram @whereisnoa.eth y mira el tráiler oficial en whereisnoa.com
📍El Sur de Moratín, Madrid
🕓 17:00~21:00
📆Hasta el 1 de mayo
🎟️whereisnoa.com

Con información de famanewsmagazine.com
Emprendimiento
Dónde comen los colombianos auténtica comida de su país en Madrid

Lucía Franco
A muchos, la nostalgia por volver a disfrutar la comida de su país los ha llevado a recorrer sus nuevas ciudades en busca de una arepa, una empanada, algo que les haga sentir en casa. A otros, la nostalgia los ha impulsado a crear sus propios emprendimientos para vender la comida que no lograban encontrar en ningún otro sitio. Para la mayoría, invitar a sus nuevos conocidos a comer comida colombiana ha sido una forma de mostrar un poco más quiénes son y de dónde vienen. El colombiano Sebastián Correa, de 38 años, es chef y director de restaurantes. Llegó a Madrid hace dos años para realizar un máster en innovación y restauración, y durante ese tiempo ha podido observar el panorama de la comida colombiana en la ciudad. “Hice una ruta por 50 restaurantes en el área metropolitana en busca de una arepa de huevo, algo que me recordara a mi tierra”, asegura Correa. No era un simple antojo de masa de maíz frita; se sentía lejos de sus raíces y buscaba algo que borrara la nostalgia que le demandaba su paladar.
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La ruta, que ha quedado guardada en su Google Maps, comenzó en busca de la mejor empanada. Una empanada colombiana —que no es lo mismo que la gallega; eso le costó aprenderlo—: una masa fina, en forma de triángulo, frita y rellena de patata, arroz, carne y huevo. Un manjar de los dioses para los colombianos. “Llegaba a unos sitios muy curiosos, ubicados muy lejos del centro de Madrid pero siempre llenos de gente. Me sentaba allí durante largos ratos y conversaba con mis compatriotas”, cuenta.
Correa recuerda que se notaba que algunos tenían mucho dinero y otros no tanto, pero que todos estaban felices comiendo juntos, apretados en el local. “Eso nunca hubiera pasado en Colombia. Además, pude ver que, aunque la calidad de la empanada variaba, lo importante era que evocaba en mi mente el sabor de Colombia, y eso era suficiente.”
Migración colombiana en Madrid
Según el censo de población publicado recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de nacidos en Latinoamérica que residen en la Comunidad de Madrid ha rebasado recientemente la cifra simbólica de un millón, alcanzando 1.038.671 habitantes provenientes únicamente de los 18 países hispanohablantes, a fecha del 1 de enero de 2024, última disponible. De estos, más de 250.000 son colombianos. No obstante, entre los latinos, la gastronomía —aunque diversa— comparte en gran medida la misma sazón. Para muchos, la base es el guiso o el hogao: una mezcla de tomate, cebolla y aceite que acompaña al patacón, a las empanadas y hasta a la carne.
“Pude ver que la masiva migración latina que llegaba a España emprendía diversos negocios para poder obtener la residencia. Muchos establecían pequeños puestos en el Mercado de Maravillas o en el de los Mostenses, dice Correa. A lo largo de la ruta, el cocinero comenzó a realizar encuestas a sus compatriotas sobre cuál era la comida o el producto que más extrañaban. Para su sorpresa, era la papa rellena: una patata frita rellena de guiso de carne picada. “No formaba parte de mis antojos, pero entendí que todos conectamos con algo distinto”.
Entre los favoritos de la ruta de Correa se encontraban una empanada tipo cóctel en un sitio llamado Café Guaro (Calle de Virgen de Lluc, 37), el pandebono de Don Antojito (Calle de la del Manojo de Rosas, 65) y el servicio en el restaurante Patacón Pisao (Calle de las Delicias, 10) “Me hicieron sentir como en casa, y no hay mejor sensación que esa cuando eres migrante”. Ahora, el chef comenzará a trabajar con el Basque Culinary Center y el Politécnico para desarrollar convenios de cooperación académica y explorar en profundidad el estado de la gastronomía colombiana en Madrid.
Al chef colombiano con una estrella Michelin y dueño del restaurante Quimbaya (Calle de Zurbano, 63), Edwin Rodríguez, también le encanta recorrer los restaurantes colombianos en Madrid. “Cuando quiero una sopa muy casera, siempre acudo a La Fonda Paisa (Calle de Ferroviarios, 27), donde la sopa con banano es una delicia”, comenta. Otra buena opción es el buffet Sal y Azúcar (Calle dobla, 2), gestionado por un matrimonio que ofrece platos caseros: “Las arepas, inconfundiblemente paisas, son una especialidad que enamora a quien las prueba”, asegura. “Colombia, con una cocina cada vez más refinada y diversa, está dando pasos firmes para brillar. Con jóvenes talentos y grandes restaurantes que emergen en todo el país, esta nueva cocina –aunque comenzó más tarde que la peruana o la mexicana– ya capta la atención internacional”, concluye.
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En Madrid, cuenta, en los últimos años, han abierto grandes restaurantes como Aguapanela ( Calle de San Marcos, 26) y otros más tradicionales como La Rochella Calle del Cardenal Cisneros, 58) , La Aguacatalá ( P.º de Sta. María de la Cabeza, 16) y Patacón Pisao. El último en aterrizar ha sido La Alcahueta (Calle del Almirante, 11), que se ha convertido rápidamente en el favorito de muchos.

Para la colombiana y responsable de marketing Camila Ramírez, de 30 años, La Alcahueta es, sin duda, su elección cada vez que desea comer algo que ella describe como un abrazo al estómago. “La Alcahueta me encanta por su ambiente. Además, sus arepas y el ceviche de chicharrón son muy ricos”.
Su fundador, Luis Carlos Macías, cuenta que La Alcahueta es una extensión del restaurante La Matriarca, con presencia en Medellín, Barranquilla y Miami. “La idea es que La Alcahueta sea un restaurante latino fusión”, comenta. La mayoría de la carta consiste en comida colombiana, ya que los dueños son del país cafetero. “No hay restaurantes bonitos e íntimos que ofrezcan este tipo de comida en Madrid”, asegura.
Macias, en su estudio de mercado, detectó que estaba llegando una gran migración de hispanoamericanos a la ciudad de Madrid y vio la oportunidad de ofrecerles la comida que solían comer en su país de origen. El plato que más se pide en el lugar es el tocino al cajón. “Nos destacamos por la preparación secreta del torrezno al horno; escogemos las piezas con mucho cuidado, manteniendo una panceta carnuda y una corteza crujiente. Viene acompañado de nuestra mayonesa de lulo casera y cebolla encurtida, lo que completa el plato a la perfección”, cuenta.
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Macias recomienda el restaurante Aguapanela: “Nos conocemos entre dueños y somos prácticamente vecinos; no nos consideramos competencia, sino aliados, ya que compartimos la misión de mostrar a Europa nuestra sazón latinoamericana”, asegura.

Para la colombiana Liliana Puerta, sus favoritos son: el menú del día de La Rochella; por las empanadas, Las empanadas en La Aguacatala y La Fonda, por sus frijoles. “Los mejores, para mí, son esas cafeterías sencillas que ni siquiera tienen Instagram, pero que tienen la mejor sazón de Madrid”, afirma.
Por ejemplo, La Pereirana ( Calle de Marcelo Usera, 36) en Usera destaca por sus amasijos: buñuelos, pandebonos y almojábanas. El secreto mejor guardado de muchos es un restaurante llamado La Aguacatala, ubicado junto a una gasolinera en Atocha. “Es un sitio muy pequeño; sales oliendo a grasa, pero la sazón de la comida colombiana levanta un muerto”, asegura el arquitecto colombiano Daniel Rodríguez.
El País
Entretenimiento
Stradivarius abre una nueva tienda en Perú

Tamara Gonzalez Litman
La española Stradivarius sube una escala y abre las puertas de una nueva megatienda en Perú. Stradivarius se instala en el centro comercial Plaza Salaverry en Lima.
La nueva tienda se extiende en un local de más de 1000 metros cuadrados, con toda la imagen de la enseña, espacios blancos e iluminados que dan paso a la presentación de las diferentes colecciones y secciones de la tienda, que le habla a un público joven, con estilo entre urbano y chic.
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A mediados de 2024 la española abrió una tienda de gran formato en el centro comercial
Jockey Plaza, también en Lima. Perú fue uno de los primeros países de Latinoamérica en recibir las marcas del grupo Inditex, iniciando con Zara, y aunque el desarrollo no ha sido acelerado, ha sido muy pensado en el público local.
La industria de la moda se sigue desarrollando en Perú de la mano de las marcas extranjeras y locales. El grupo Inditex, por su parte, avanza con sus marcas en el país y presenta todo su portafolio en el territorio nacional.
pe.fashionnetwork.com
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