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Arte y Cultura

Juan Carlos Méndez Guédez: « …una mixtura, una mezcla de sabores, palabras, historias»

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Juan Carlos Méndez Guédez /Imagen Raquel Méndez Roperti

Por Karen Lentini Gómez

Juan Carlos Méndez Guédez (Venezuela, 1967), doctor en literatura hispanoamericana por la Universidad de Salamanca, ha publicado en Venezuela, Colombia, Estados Unidos y España. Autor de más de 30 libros, entre los que se encuentran: La ola detenida, Los maletines, Arena negra, Round 15, y La diosa de agua. Merecedor del 40º Premio Internacional Ciudad de Barbastro de Novela Corta en 2009, y  ganador del Premio Tiflos de Cuento en 2024 con En las ruinas.

Exponente no solo de la literatura latinoamericana, sino creador y reconstructor de mitos; este autor que se arriesga y se reinventa en cada nueva obra, nos concede esta entrevista a propósito de la reciente publicación de Roman de la isla Bararida

¿Me gustaría que nos explicara qué es Bararida?

En principio una palabra indígena que según dicen significaba Valle de las damas. Pero para mí era principalmente el parque zoológico de Barquisimeto al que iba de niño para pasear. Hoy en día no creo que me guste un lugar así, pero en ese entonces me fascinaba. Ir a ese parque era una fiesta, pero si la memoria no me falla en esa zona también quedaba un lugar terrible: un hospital psiquiátrico ya deteriorado, con grandes paredes llenas de agujeros por las que nos asomábamos los niños para ver un patio en el que tomaban el sol los pacientes, a veces incluso amarrados. Había entonces esa dualidad: la alegría del paseo y a la vez asomarme a contemplar un mundo lleno de dolor y misterio.

¿Por qué ha escogido  una isla imaginaria para representar esta historia de amor?

Los canarios tienen una leyenda hermosa, la isla de San Borondón, que es una isla mítica que aparece y desaparece. Escribir es conseguir en tu vida lo que no tienes en la realidad inmediata; así que cuando quise escribir un bestiario, le comenté a mi gran amigo Freddy Castillo Castellanos que me iba a inventar una isla llamada Bararida, una isla que se movía por el mundo y que podía verse en ocasiones en el río Turbio o en Adícora, pero a veces también frente a Tenerife, o La Coruña o Cádiz. A él le gustó la idea y yo hice mi bestiario ubicándolo en ese lugar. Solo que luego me di cuenta de que esa isla personal tenía más recorrido.

He leído islas que siempre me han marcado como la isla Jackson de las novelas de Mark Twain o la isla de Defoe en Robinson Crusoe, o la de Agustín Espinosa en su novela Crimen. Sentía que en una isla las historias suceden con mayor intensidad y concentración. Así que al comenzar la historia de amor de Wari y Najamutu, comprendí que Bararida era el lugar para que sucediese; una isla flotante, marcada por la ausencia de dioses, en la que sucedían historias de caballerías, mezcladas con historias de otros tiempos, y en las que podía situar a Barquisimeto como una ciudad medieval en lo que sería un juego de anacronismos que me resultaba apasionante.

Por otro lado, el amor en una isla me da la impresión de que sucede como una sentimentalidad concentrada, protegida y a la vez asfixiada por el mar.

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Afirma que es un libro en el que se concentran las lecturas de la infancia mezcladas y reconectadas ¿Ha sido un proceso fluido y sin pausas, de una sola vez? ¿o ha sido atribulado, con resistencia?

Es un libro que tiene muchos años viajando conmigo. No sabía que ese era la historia que escribiría, pero estaba allí. Escribí varias veces el principio, pero luego me atascaba. Luego en las visitas a mi casa en Caracas contemplaba los muchos y variados libros que leí en la niñez y en la adolescencia, libros que había olvidado, que no podría citar, que no sabría situar históricamente. En algún momento comprendí que podría convertir esa limitación de mi memoria en una fuerza para escribir; si en mi cabeza sucedía a la vez el Cantar de Gilgamesh con El Amadís de Gaula, o las aventuras artúricas con los maravillosos mitos de los warao o los wayú y con un fragmento de Cunqueiro, ¿por qué no escribir desde esa maravillosa mixtura? La imaginación es capaz de tejer lo que en el tiempo real se encuentra distanciado. Fíjate que me has hecho recordar que de niño, cuando escribía mis primeras historias, yo me inventaba cuentos en los que convivían Guaicaipuro, Simón Bolívar y Diego de la Vega. Pues digamos que en esta novela recuperé esa inocencia

Una novela fragmentaria como Arena negra, y mitológica como La diosa de agua, en la que de nuevo participa la diosa María Lionza ¿Esta estructura le ayuda a concentrar las lecturas y a darle forma a todo el imaginario?

Algo que nunca dejaré de agradecer a autores de mi tradición venezolana como Teresa de la Parra o Guillermo Meneses es la idea de que una ficción no vale por sus buenas intenciones, su denuncia de las injusticias, o el simple vigor de su historia. Una ficción vale por tener una historia poderosa, llena de músculos, pero dentro de una estructura particular que la singularice. Como en otras oportunidades, yo tenía la idea de escribir una historia de amor con componentes fantásticos, pero fue al leer una novela de Pascal Quignard que pensé: «así debo escribir mi historia; en fragmentos; en asociaciones libres, alejándome y acercándome a la historia central, fingiendo que es una historia que tiene muchas versiones»; a eso se sumó la conversación con un amigo que me convenció de que una novela total no tenía que ser una novela monstruosamente larga; podía ser todavía más seductor concentrar una totalidad en un breve espacio.

La leyenda de Tristán e Isolda ha inspirado a muchos escritores. En su opinión, ¿qué hace tan atractiva esa historia?

Nunca olvido unas charlas de Víctor Bravo en las que a partir de la lectura de Denis de Rougemont explicaba que la concepción occidental del amor viene del Tristán e Isolda. Ese es un libro que me encanta y cada vez que lo leo me fascina su exceso, su apasionada desgracia, su placentera culpabilidad. Me agrada pensar que de esa historia medieval vienen los boleros, las rocolas, los culebrones, los momentos más sublimes y sufridos de los amantes.

Esa historia es atractiva porque rompe el sentido común, crea una temporalidad distinta en la que Tristán e Isolda saben que lo que hacen no es lo más correcto, pero son incapaces de parar; se aman de un modo tan frenético que están agotando las fases de la vida de una manera incendiaria y se están exponiendo a múltiples peligros.

Creo que fue Barthes el que dijo: ¿por qué durar es mejor que arder? Tristán e Isolda escenifican y resuelven esa duda.

Portada de Roman de la isla Bararida/ Cortesía

Roman de la isla Bararida , es una historia romántica erótica, explicita, elegante y provocativa, con una prosa poética y cuidada.

Mil gracias por esa lectura… me llama la atención que acotas elementos como el erotismo del que yo no estaba tan consciente. Lo cierto es que hay muchas partes del libro que no reconozco porque te juro que yo me senté a escribir y viví en un arrebato de palabras. Yo era como el recipiente de muchas palabras ajenas. Mencionaste en otra pregunta a María Lionza, la bella diosa venezolana, la verdad es que de niño estuve muy cercano al culto y quería ser materia: es decir, la persona que presta su cuerpo para que hablen los espíritus. Nunca tuve la constancia y la fe suficiente para serlo, pero me gusta pensar que escribí esta novela como si fuese una materia en la que hablan otros.

También de pequeño me dijeron que tenía facultades para ser brujo; quizá esta obra ha sido una manera de reencontrarme con esa vida que no fue posible.

«Azogue, ariché, macareus, kawudare» palabras rescatadas, algunas  creadas especialmente  para esta novela, otras transformadas ¿Cómo han surgido? ¿Toma en cuenta la sonoridad de los términos cuando escribe?

El mismo Pascal Quignard se reunió en una ocasión con una traductora que le pedía referencias sobre un árbol y él le confesó que escogió un árbol en específico por su sonoridad, que ella hiciese lo mismo al traducir.

Creo que en este libro en concreto me condujo esa idea: hacer una historia apasionante sobre unos amantes frenéticos a quienes aguarda la desgracia de la separación, pero con un lenguaje que fuese una canción en sí mismo, un amplio poema en prosa. Que las palabras tuviesen la sonoridad con que se hablan y se anudan los amantes.

Sucede además que con los años y la distancia que me separa cotidianamente de Venezuela, muchas palabras que me resultaban comunes se han cargado de una energía especial, de un brillo misterioso: yo antes decía Siquisique y solo nombraba un pueblo, pero ahora lo digo y la palabra resuena en mí como un hechizo, como una puerta que se abre.

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Hablemos del Coro muy utilizado en las tragedias griegas y por ciertos dramaturgos. En este caso, se dirige al protagonista como una madre sabía que conoce el destino y advierte.

Hay una película de Woody Allen que me encanta y cuyo nombre tampoco voy a recordar, pero en la que se actualiza el recurso del coro de las tragedias. Quizá eso tuvo influencia en ese momento del libro, pero lo cierto es que como te he dicho, mis dedos se conducían solos: ahora leo y reconozco: esto es de la tragedia griega, esto es una leyenda que me contó un tío en El Tocuyo, esto es una canción de José Luis Rodríguez, esto es un mito de los waraos y esto es un trocito de novela pastoril.

El Coro significa en ese momento del Roman de la isla Bararida el sentido común que le indica a Najamutu que esa desolación que está sintiendo en los breves momentos en que Wari se ha ido a dar un paseo, significa ni más ni menos que está punto de traspasar un límite, que si se detiene podrá salvarse del dolor. Una señal que puede salvarlo, pero que él no escucha porque prefiere permanecer en el abrazo de Wari, con todas las terribles consecuencias que eso va a traerle.

Incluye en esta obra a San Francisco de Asis, protector de los animales. Por este y otros libros pareciera que lo sagrado es importante para usted.

No soy practicante de ninguna religión, pero amo lo sagrado, lo que me asoma a otras realidades, y dentro del santoral católico tengo un profundo amor y respeto por figuras como San Francisco de Asís, como San Antonio de Padua o San Martín de Porres.

Lo sagrado es un murmullo que me envuelve siempre. Quise que esta novela fuese una especie de oración de gratitud al hecho de existir: al placer, al dolor, a la vida, a la muerte, a las palabras.

Algunas de mis narraciones tienen esta característica; otras son relatos realistas, humorísticos, pero hay una parte de mi obra que tiene eso que Ernesto Pérez Zúñiga llama la literatura del umbral; un sitio en el que te asomas a lo inexplicable, al misterio.

La presencia de San Francisco de Asís, con quien comparto el amor profundo a los animales, también me condujo a la revisión del discurso de la bondad como un peligroso camino al fanatismo. Uno de los grandes extravíos de Najamutu, el protagonista de este libro, es el momento en que se cree tocado por una bondad extrema que debe predicar y que debe introducir en los otros incluso por la fuerza.

En esta novela se atreve con muchos tipos de escritura, incluso con un romance

         cantaban en lejanas tierras los juglares que no

         conocieron el final de la historia

                   Que por árbol era un bosque,

                    mientras regresa el calor,

                    soñaban sí los amantes,

                    aromas de piel y flor.

                    Dormir la noche y estrellas,

                    Bararida en su esplendor.

                    Tan lejos la muerte y lucha,

                    Najamutu y Wari ardor.

                    Huidos de la vil muerte,

                    ya desnudos y el frescor.

                    Palacio azules ventanas,

                    jamás miedo ni dolor.

                   Vencieron las mil batallas, 

                   tiemblan su gozo de amor.

Es verdad lo que dices… Había soñado siempre con intentar un romance y ahora vi la oportunidad… Porque ¿sabes qué me hizo inmensamente feliz al escribir este libro? Pensar que era una historia escrita con esa felicidad absoluta en la que no esperas nada, en la que no tienes expectativas. En algún momento pensé: nadie en España va a publicar una novela fantástica, fragmentaria, anacrónica, en la que aparecen dioses desconocidos, en la que existen demasiados registros, en la que no hay ningún mensaje social, edificante. Una novela además que comete el pecado de desconocer la pureza cultural que en este patético siglo XXI nos hace presuponer que sobre los goliardos solo puede escribir un goliardo o que sobre una historia africana solo puede escribir un africano.

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Lo inesperado vino después; lo maravilloso es que existe una editorial como Firmamento que con apenas tres o cuatro años de existencia, siente que si hay literatura es necesario lanzarse a la piscina.

Pero sí, escribí este libro sin pensar en algo distinto a sacarme de dentro esta historia. Yo tengo la fortuna de no ser nada. No tengo ninguna identidad tribal a la que aferrarme: no soy lo suficientemente Jirajara, Timoto Cuica o Mandingá o canario o gallego, y a la vez soy todo eso. Así que me permití que esa novela sucediese como me siento: una mixtura, una mezcla de sabores, palabras, historias.

Ahora que lo pienso, también escribí esta historia porque me gustaría que alguna vez Wari y Najamutu vuelvan a encontrarse.  

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La literatura española protagoniza el VII Festival Hispanoamericano de Escritores

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El miércoles 11 de junio a las 12:00 del mediodía, en la emblemática Casa de América de Madrid, se anunció la programación del VII Festival Hispanoamericano de Escritores, uno de los encuentros literarios más relevantes del ámbito hispano. En esta nueva edición, el festival rinde homenaje a la literatura de España, tras haber dedicado ediciones anteriores a México, Centroamérica y Venezuela.

El festival celebrado en 2020 en plena pandemia, y que logró revivir después del estallido del volcán en La Palma, este año reafirma su compromiso con la cultura y la palabra escrita con 40 actividades literarias programadas.

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Con sede en Los Llanos de Aridane, en la isla de La Palma, el evento reunirá a 50 escritores entre los que destacan nombres como Andrés Ibáñez, Irene Gracia, Sergio del Molino, Jesús Ferrero, Miguel Ángel Hernández, Jaime Siles, Santiago Gil, Anelio Rodríguez Concepción, Miguel Ángel Santamarina, César Antonio Molina, Mercedes Monmany y Carmen Posadas, así como los reconocidos autores hispanoamericanos Alonso Cueto (Perú) y Karla Suárez (Cuba).

El festival también ofrecerá espacios de memoria y homenaje para recordar a figuras de la literatura canaria y española como Luis Alemany, Andrés Sánchez Robayna y Yolanda Arencibia, recientemente fallecidos.

Organizado bajo la presidencia del reconocido escritor canario J. J. Armas Marcelo y con la dirección del novelista y cuentista Nicolás Melini, el Festival cuenta con el respaldo de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y Casa de América.

El VII Festival Hispanoamericano de Escritores se consolida así como un punto de encuentro para el diálogo cultural entre autores de ambos lados del Atlántico, fomentando la reflexión, el intercambio literario y el reconocimiento del legado hispanoamericano.

Más información y programación completa próximamente en los canales oficiales del Festival.

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‘Hambre’, de Joanna Nelson, se estrena en Madrid y Barcelona

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Imagen de Instagram de Hambre la película

Hambre, la ópera prima de la cineasta venezolana Joanna Nelson estrenada en la 40ª edición del Chicago Latino Film Festival (CLFF), que ha sido seleccionada para la competencia internacional de importantes festivales como el de Miami 2025, se estrenará en salas de Barcelona y Madrid a mediados y finales de junio, respectivamente, en lo que se prevé como el inicio de una larga conexión con la diáspora venezolana afincada en España.

La película, que es una coproducción de Venezuela, Chile e Italia realizada con los fondos de estímulo de Ibermedia en esa modalidad de apoyo en nuestra convocatoria 2020, se proyectará el sábado 14 y domingo 15 de junio en el Cinema Maldà de Barcelona, y el sábado 28 del mismo mes en los Cines Callao de Madrid.

Como ha ocurrido en todas las ciudades en la que se ha proyectado hasta hoy, se espera que en Barcelona y Madrid las entradas se agoten y el público salga conmovido con la historia que cuenta Joanna Nelson en su primer largometraje de ficción.

«Nuestra idea es conectar con la audiencia venezolana, con la diáspora que añora historias de su país. Ya lo hemos vivido: en cada proyección, la gente llora, ríe y se atreve también a compartir su historia durante los conversatorios posteriores a las proyecciones. Es un acto de catarsis colectiva», ha comentado la cineasta.

Hambre presenta a dos jóvenes con vidas contrapuestas que deben tomar decisiones sobre su futuro en el contexto social de la emigración venezolana que ya ha movilizado a más de siete millones de personas.

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En una Venezuela golpeada por la crisis económica, social y política, dos excompañeros de escuela se ven obligados a enfrentar una elección incómoda. Roberto es el idealista que trabaja para un ministerio y está convencido de que nunca abandonará su país, mientras que Selina trabaja como inmigrante ilegal en Italia y está dispuesta a casarse para obtener la residencia y no tener que regresar.

Sus certezas se resquebrajan cuando Roberto recibe una oferta de trabajo en el extranjero y Selina se queda atrapada en Caracas durante las vacaciones de Navidad.

Pero Hambre no sólo se centra en los mundos de sus dos personajes, decía Joanna Nelson con motivo de la selección de su película para el Miami Film Festival. Aborda «problemas globales a los que hoy en día nos enfrentamos todos: la corrupción, la desigualdad, entornos sociopolíticos convulsionados, sociedades divididas», que abren un abanico de perspectivas e «invitan al espectador a hacer su propia reflexión».

«El hambre que hay en Venezuela va mucho más allá del estómago», decía también por entonces para el diario El Universal. «Hay un hambre de cambios, de sueños, de vivir otra vida, que es el hambre que más toco en la película. También hablo del hambre de poder. Cuando estaba escribiendo los perfiles psicológicos de los personaje a cada uno le asigné un tipo de hambre».

¿Quién es Johanna Nelson?

Joanna Nelson lleva muchos años viviendo entre Venezuela y Europa, pero su cine está muy anclado a su país. Prueba de ello es su exitoso cortometraje Harina (2018), que recorrió 60 festivales internacionales y fue distribuido por HBO.

Además de haber asistido a laboratorios selectivos de formación para la realización de Hambre, también se ha dado tiempo para desarrollar un documental sobre violencia de género. Su próximo proyecto, Selina, toca como temática central el tema de la libertad de la mujer.

Además de directora, es la autora del guión y productora de Hambre. Aunque en ese trabajo creativo han participado otras destacadas mujeres del cine iberoamericano como la chilena Natalia Medina Leiva en la dirección de fotografía, la italiana Manuela Lupini en la edición o la venezolana Hernalvis (Nany) Castellanos en la dirección de casting.

La banda sonora es totalmente latinoamericana y la música original de la película es del compositor venezolano Nascuy Linares, ganador del Premio Platino en su categoría por su trabajo en El abrazo de la serpiente. El uruguayo Matías Tikas figura en la dirección de arte y el también venezolano Gustavo González en el diseño sonoro.

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Está protagonizada por Claudia Rojas y Gabriel Agüero, junto a los reconocidos Rolando Padilla, Luis Gerónimo Abreu y Claudia La Gatta. También participan Francis Romero, Grecia Augusta Rodriguez, Rafael Gil, la chilena Consuelo Holzapfel y la italiana Federica Fracassi.

Más información en vannelproductions.com, samarcandafilm.com y carnadafilms.cl

www.programaibermedia.com

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Y Benengeli 2025 dio la vuelta al mundo

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Festival de literatura Benengeli Túnez 2025
Raúl Quinto, Raja Bahri y Lara Moreno en Benengeli Túnez/Cortesía

El viernes 30 de abril concluyó Benengeli 2025, el festival literario del Instituto Cervantes que recorre los 5 continentes. Encuentro literario que en esta oportunidad incluyó los centros de Sídney, Seúl, Budapest, Bruselas, París, Bucarest, Mánchester, Madrid, Túnez, Sao Paulo, Brasilia y Belo Horizonte; y que tuvo como ciudades invitadas a México DF, Santo Domingo y Caguas.

Más de cien invitados participaron en este encuentro híbrido que tuvo como tema central la frase: “Escribir con los cinco sentidos”, una mirada amplia a lo que significa la percepción humana y su utilización dentro del espacio literario.

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Organizado por la dirección de cultura del Cervantes, en este 2025 el comisario invitado fue el novelista José Manuel Fajardo.

Al comenzar el festival, desde Sídney, la autora argentina Mariana Enríquez acotó que nada le produce más miedo que la incertidumbre contenida en las narraciones orales, a la vez que explicó la importancia de los fantasmas dentro de su obra. También reveló que desconoce la razón de su gran éxito internacional, pero considera que ella trabaja géneros como el horror y lo fantástico que tienen muchos más lectores de los que el mundo cultural se atreve a aceptar. Por su parte, Santiago Gamboa ofreció desde Seúl pistas sobre los elementos que configuran su trabajo narrativo y confesó que, por su manera de trabajar la escritura, tiene la sensación de que sus novelas ya existen en un lugar remoto y que él como escritor solo debe reencontrarlas. En Madrid, los autores Ignacio Martínez de Pisón y Elvira Lindo, dialogaron sobre los elementos sensoriales que conforman sus obras narrativas. La reconocida autora española recordó paisajes de su infancia y adolescencia que han conformado parte de su escritura, en una búsqueda de contemplar el pasado desde una mirada tierna, ajena a la crueldad, e Ignacio Martínez de Pisón lanzó una provocadora interrogante al decir: “la pregunta a un escritor no es ¿por qué has escrito sobre tus padres? la pregunta debería ser ¿por qué hay escritores que no han escrito sobre ellos?”. Por su parte, el público de Bucarest pudo disfrutar de las intervenciones de Pablo Gámez y Gracia Morales sobre la relación de los sentidos de la creación, a la vez que asistieron a lecturas dramatizadas de sus obras teatrales. Del mismo modo, en Bruselas, la participación de autoras como Elvira Navarro, Ariadna Castellarnau y Mercedes Abad, puede resumirse en las palabras pronunciadas por esta última cuando afirmó: “La vida no es lo que vivimos, son todas las posibilidades que hemos imaginado y pudimos haber vivido”. En el caso de Mánchester, Xesús Fraga, manifestó que los sentidos son voluntarios e involuntarios y lo que suele incorporarse a la obra es el encuentro con lo inesperado y lo oculto, por eso en su trabajo con espacios como el río Miño ha logrado captar las memorias de un paisaje rural, recientemente desaparecido. De igual manera, Cebrián acotó que cuando viajamos llevamos puesta una mochila de prejuicios, miedos, asombros y que la literatura se sostiene sobre esta última capacidad. Expresó también su curiosidad sobre cómo será la orientación de las generaciones literarias que se relacionan con lo real a través de la tecnología. Eugenia Rico desde Budapest afirmó: “La palabra es un sacramento de muy difícil administración. Por eso festivales como Benengeli que rompen la frontera de la palabra, abrazan los otros mundos posibles que viven en los pronombres, y se bañan en los sustantivos”, y el autor Félix J. Palma expresó su gratitud por participar en este encuentro mundial, del mismo modo acotó que esa gratitud se extendía a ese sexto sentido que tal vez configura la literatura. En Túnez, Lara Moreno manifestó: “Escribir es estar en alerta, poner los sentidos al servicio del fuego. Un juego, un gozo, una herramienta de salvación”. El premio de la crítica en España, Raúl Quinto, subrayó: “En literatura hay que contar lo que nunca se ha contado y para escribir y leer desde los cinco sentidos, la clave es la poesía”. Desde Belo Horizonte, la narradora y poeta argentina Teresa Arijón, cuyo libro: La mujer pintada ha sido traducido al portugués, reiteró las sinuosidades de la mirada y la pintura, sinuosidades desde las que históricamente se desarrollaron relaciones de poder entre quienes contemplaban los cuadros y quienes solo posaban para ellos.
Desde ciudades como Brasilia, Ciudad de México y Santo Domingo, también voces destacadas de la literatura reciente como: Dolores Reyes, Inés Bortagaray, Fran Báez y Soledad Álvarez compartieron sus certezas y perplejidades sobre la conexión que puede establecer la literatura con los sentidos de la percepción humana. Desde Sao Paulo, por su parte, la cubana Martha Luisa Hernández Cadenas, el boliviano Gabriel Mamani Magne y el ecuatoriano Juan Pablo Castro aportaron su visión al palpitante tema de la pérdida analítica de los sentidos, lo que Castro resumió subrayando que las formas sensoriales de acercarse contienen al menos tres planos: el académico, el ciudadano, y el poético. Finalmente, en el último evento de Benengeli 2025, desde Caguas, Puerto Rico, Mayra Santos Febres comentó que su sentido primordial es el tacto, la búsqueda de las texturas y el desarrollo de la sinestesia como una parte del universo del Caribe. Por su lado, Huáscar Robles refirió que su relación con lo literario surge de la relación de su escritura con los espacios de lo musical; y al referirse al tema de la identidad comentó que en su caso busca el momento en que los personajes rompen con las trampas y límites que imponen los procesos ideológicos.

Sección digital

Pero la red tejida esta semana alrededor de la literatura en español, también se extendió al mundo virtual. Los canales de los doce centros cervantinos y de la sede central del Instituto estrenaron contenidos preparados especialmente para el festival por varias de las voces más representativas de la actualidad.

A Sídney le correspondió inaugurar con la intervención de Marta Robles quien ofreció detalles sobre la construcción de su personaje el detective Roures; Nuria Barrios leyó fragmentos de su libro: Amores patológicos, y comentó que todavía le asombra que sigan resultando tan perturbadoras las voces de las mujeres cuando hablan del deseo. Seúl por su parte, estrenó intervenciones de Michelle Roche Rodríguez, quien definió algunas claves de su novela Malasangre, a la vez que asomó los elementos sensoriales que configurarán su próximo trabajo sostenido en las voces paranormales que logra atrapar su personaje; del mismo modo Miguel Munárriz afirmó que la historia de un libro es también una metáfora de la vida y de sus extensiones emocionales. El Cervantes de Mánchester contó con la participación del autor peruano Raúl Tola, que reflexionó sobre su novela La favorita del Inca, un policial histórico construido alrededor de la mascaipacha, una suerte de corona realizada con una cinta que era un objeto representativo del poder y de sus ambiciones. Por su parte, Bucarest tuvo la intervención de Antonio Jiménez Barca, narrador que acotó que el sexto sentido es la memoria y que a partir de ella se encuentra trabajando en un proyecto de novela situada en el año 1979; y el canal del centro de Budapest nos permitió disfrutar del novelista mexicano Andrés del Arenal, cuya novela Jusepe es una reconstrucción lírica del pintor El Españoleto. Túnez reprodujo las opiniones de Víctor Claudín que recuperó la exacerbación sensorial de su obra literaria con vistas a lograr una experiencia de totalidad en los lectores; y del mismo modo, el crítico Carlos Sandoval realizó un repaso sobre grandes obras de la literatura en español que han trabajado a partir de la preponderancia de un sentido sobre el resto. El Cervantes de Sao Paulo contó con Mariana Torres que subrayó lo sonoro como lo más resaltante de su trabajo narrativo; y en Brasilia, la poeta e investigadora española Selena Millares desarrolló una hermosa disertación sobre la idea de la lámpara como objeto de iluminación, como metáfora
del cuerpo amado o de las páginas de la escritura. Finalmente, el Cervantes de Belo Horizonte estrenó la micro charla del narrador y músico Andrés Pérez Perruca, quien con desenfado hizo un repaso a su libro Vida de un pollo blanquecino de piel fina, una suerte de volumen de cuentos, de novela fragmentaria, de memoria sobre la trayectoria musical del mítico grupo El niño gusano, del cual este autor formó parte en los años noventa.

La escritora Mercedes Cebrián en Manchester/ Cortesía

Una entrevista de María José Bruña a la destacada autora Gioconda Belli fue difundida por el Cervantes de París. Conversación en la que la escritora reveló que el paisaje nicaragüense ha sido fundamental en su escritura y en su percepción de la existencia como lugar para la fragilidad y la despedida. Impagable resultó también el diálogo que sostuvo Alberto Manguel con José Manuel Fajardo; conversación en la que Manguel reveló que la totalidad de su escritura es un diálogo continuo con su ejercicio de lector.

Sao Paulo, Brasilia y Belo Horizonte, permitieron disfrutar de las semblanzas que el narrador peruano Fernando Iwasaki desarrolló sobre las estrategias sensoriales de autores como Jorge Luis Borges, Margo Glantz y Horacio Castellanos Moya.

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La sección Benengeli en la radio, transmitida desde Madrid, pero producida por el trabajo en red para Benengeli de programas radiales y podcast desarrollados desde ciudades como Bogotá, Caracas, Lima, Sevilla, Madrid, San Juan de Puerto Rico, Panamá, Nueva York, Buenos Aires y Santo Domingo, contó con jugosas intervenciones entre las que para solo destacar algunas, puede citarse la de la autora Lola López Mondéjar quien afirmó que el mundo digital está transformando la relación sensorial de los humanos hasta empobrecer su capacidad narrativa y reflexiva. Por su parte Carmen Verde Arocha, una de las voces principales de la poesía actual hispanoamericana reflexionó sobre la presencia del río de su infancia dentro de su escritura y reveló el modo en que esta corriente de agua adquiere la carga del mito. Gustavo Faverón Patriau, autor aclamado gracias a su reciente novela Minimosca, asomó detalles de su próximo libro, un volumen marcado por la soledad y el silencio de sus personajes. La puertorriqueña Helena Sampedro acotó que su narrativa intenta revelar el lado más penumbroso de la realidad boricua, oculto normalmente por la visión idílica de lo caribeño. La venezolana Lena Yau, refirió la importancia de los sabores en la recreación literaria del mundo al acotar que la lengua es el imán, y la realidad entera las virutas de metal que este órgano atrae. El narrador John Jairo Junieles confesó que la lectura se convirtió en un modo de relacionarse con su abuelo ciego al que le leía noticias durante la niñez y la argentina Perla Suez manifestó que la literatura para ella es un modo de insurrección continua frente a la realidad. El narrador peruano Ricardo Sumalavia reiteró que la pandemia nos ha hecho más frágiles y la escritura ha quedado marcada por la experiencia del COVID pues desde ese momento vivimos la inminencia de lo apocalíptico; y el escritor y ensayista Hilario J. Rodríguez reiteró la necesidad de recuperar la experiencia directa con la gente y sus realidades como forma más plena de la vida y del desarrollo literario. El premiado novelista Sergio del Molino confesó que un sentido muy importante para él a la hora de concebir los textos es el oído, no solo por la musicalidad de la prosa, sino por los rasgos sonoros que transmiten y constituyen la esencia de un paisaje y la narradora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro destacó la intuición y lo paranormal como herramientas para detectar singularidades dentro de la simulación hermosa en la que convivimos los seres humanos.

Finalmente, Benengeli 2025, después de recorrer los cinco continentes y dar una vuelta al mundo en cinco días, también ofreció a los lectores textos inéditos especialmente escritos para el festival por destacadísimos narradores actuales como Andrés Neuman, Pilar Adón, Natalia García Freire, Milagros Socorro, Pedro Badrán

Padauí, Edmundo Paz-Soldán, Galo Ghigliotto y Antonio Ortuño, tanto en su versión original en español como en traducciones al inglés, portugués y francés.

Félix J Palma y Eugenia Rico en Benengeli Budapest/ Cortesía


De este modo, Benengeli: el festival literario que recorre los cinco continentes y que debe su nombre al autor ficticio de El Quijote, consolidó su presencia dentro del mundo cultural y se ha convertido en una de las citas literarias internacionales más esperadas del año.

Acceso al festival Benengeli 2025 en: Benengeli 2025. Calendario

Algunos links de las actividades:

Mariana Enríquez:

Benengeli en los 5 continentes: Mariana Enríquez y Luke Stegemann | #Benengeli2025

Santiago Gamboa:

Benengeli en los 5 continentes : Santiago Gamboa | #Benengeli2025

Elvira Lindo e Ignacio Martínez de Pisón

Benengeli en los 5 continentes: Ignacio Martínez de Pisón y Elvira Lindo | #Benengeli2025

Gioconda Belli:

Conversaciones: María José Bruña y Gioconda Belli | #Benengeli2025

Alberto Manguel:

Conversaciones: José Manuel Fajardo y Alberto Manguel | #Benengeli2025

Michelle Roche Rodríguez:

«No se dirá que solo amé los peces»: Michelle Roche Rodríguez | #Benengeli2025

Selena Millares:

Benengeli 2025. Semana Internacional de las Letras en Español | Instituto Cervantes | #Benengeli2025

Fernando Iwasaki sobre Horacio Castellanos Moya:

Confieso que he leído: Fernando Iwasaki en torno a Horacio Castellanos Moya | #Benengeli2025

Carmen Verde Arocha y Aleyda Quevedo

«Benengeli en la radio»: Carmen Verde Arocha y Aleyda Quevedo #Benengeli2025 – Benengeli en la radio | #Benengeli2025 – Podcast en iVoox

Luis Alejandro Díaz y Juan Alonso Molina

«Benengeli en la radio»: Luis Alejandro Díaz y Juan Alonso Molina #Benengeli2025 – Benengeli en la radio | #Benengeli2025 – Podcast en iVoox

Andrés Neuman

Benengeli 2025. El tacto de María

Milagros Socorro

Benengeli 2025. La falda escocesa

Nota de prensa

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