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Emprendimiento

Odilo: el Shopify de la educación

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Rodrigo Rodríguez CEO Odilo.
Foto: Juanjo Molina

Desde hace unos años, está en todas las quinielas para convertirse en el próximo unicornio español, pero su CEO, Rodrigo Rodríguez, prefiere tomárselo con calma

Por Isabel García Méndez

Una oportunidad, una necesidad y una decisión. Esa tríada fue fundamental en el nacimiento de Odilo, una de las mayores edTech del mundo, con base nada menos que en la ciudad de Cartagena (Murcia).

Una oportunidad. “Odilo no nace con la idea de emprender sino porque surge la oportunidad y el momento adecuado para ir a por ello. Fue a mi hermano a quien se le ocurrió la idea de aplicar tecnología a las bibliotecas para ofrecer contenidos digitales”.

Una necesidad. “Yo trabajaba en Telecomunicaciones entre Madrid y Londres y quería volver a Cartagena, pero con mi trabajo era muy difícil. Y, de repente, se cruzan mi idea de querer volver a casa con el proyecto de mi hermano”.

Una decisión. “Es mi hermano el que tiene el empuje y, poco a poco, me va convenciendo a mí para que me una para montar lo que hoy es Odilo”.

El Shopify de la educación

Quien así habla es Rodrigo Rodríguez, CEO y cofundador de Odilo, la edTech que ha conquistado los ordenadores de más de 9.300 organizaciones de 54 países, con más de 300 trabajadores y una base agregada de usuarios de más de 170 millones.

Pero, ¿qué es Odilo? Según reza en su dossier de prensa, es una “empresa de educación digital que permite a cualquier organización crear su propio ecosistema de aprendizaje, ofreciendo a sus usuarios acceso ilimitado al catálogo de contenido educativo multiformato más grande del mundo y con la posibilidad de crear todo tipo de experiencias de aprendizaje sin restricciones”. En otras palabras, un Shopify de la educación. Pero, ¿siempre fue así?

RODRIGO RODRÍGUEZ: “Cada año hemos ido cambiando. Odilo nace con la idea de ayudar a las bibliotecas públicas a digitalizar sus contenidos. El objetivo era trasladar el mundo del préstamo físico al préstamo digital. Luego cambiamos el servicio en función de lo que nos pedían los clientes. Arrancamos haciendo sólo software, después nos convertimos en agregador y empezamos a negociar con la industria de los libros. Y de forma natural añadimos guías, revistas, audiolibros, cursos. Al tiempo, se nos acercaron gobiernos porque veían en Odilo una forma muy buena y eficiente de hacer accesible la cultura. Y, a partir de ahí, desarrollamos plataformas de learning integradas con los contenidos. Es decir, año a año, hemos ido evolucionando hasta crear estos ecosistemas para bibliotecas, universidades, empresas, gobiernos…”

Ambición para coger velocidad

EMPRENDEDORES: De micropyme a startup para convertirse en una pequeña y mediana empresa y luego en una gran compañía. ¿Cómo han sido esas fases?

R.R.: Dentro del camino de Odilo hemos atravesado distintas etapas. Cuando empezamos, éramos una empresa muy pequeña. De hecho, el objetivo entonces era poco menos que autoemplearnos y, además, cumplir con la misión de ayudar a la cultura. Tuvimos la suerte de que funcionó bien. En España nos costó un poquito más, pero en EEUU fue como un tiro. Ahí nos dimos cuenta de que teníamos una oportunidad más grande y de que debíamos acelerar. Al principio, éramos prácticamente los primeros a nivel mundial, pero pronto empezaron a aparecer competidores interesantes en EEUU y teníamos que ser más ambiciosos y coger velocidad.

EMP.: Salir la zona de confort…

R.R.: Sí. Con los recursos que teníamos podíamos desarrollar tecnología, pero debíamos ir mucho más rápido. Y dimos el paso a ser una startup, a tener inversores, con crecimiento acelerado por trabajar con fondos de inversión y con una ambición global. Una vez demostrado que la compañía podía crecer y que podía ser global, pasamos a la siguiente etapa. Vimos una oportunidad muy grande en el concepto de plataforma, donde cada compañía y cada organismo podía crear producto. Y eso requería dar un nuevo cambio a la empresa con un nuevo modelo organizativo y una inversión de fondos mucho más grande para afrontar esta idea que era muy ambiciosa. Es decir, cada año hemos tenido que repensar la compañía porque cada año teníamos objetivos diferentes y los modelos anteriores no valían.

EMP.: ¿Y cómo se financió toda esa evolución?

R.R.: Dentro de los algo más de diez años que tiene Odilo (nació en 2011), hemos pasado por todas las etapas. Vivimos los dos primeros años con fondos propios, con alguna ayuda también de fondos públicos. A partir de ahí, estuvimos unos tres años con fondos locales e internacionales para cumplir el objetivo de entrar en EEUU. Estando en aquel país apostamos por los fondos internacionales para hacer la inversión en los proyectos educativos. Y ya en 2022 afrontamos la gran inversión (60 millones de euros) con el fondo Bregal Milestone para avanzar en esta última fase de compañía sólida, de concepto de plataforma y de consolidación de los países en los que mejor estamos.

EMP.: Habéis captado en total en torno a 80 millones de euros. ¿En qué momento de la empresa es bueno empezar a pensar en inversores?

R.R.: Es importante entender muy bien tu compañía y la fase en la que estás. Lo ideal es que puedas crecer sin inversión y que tu proyecto no necesite de capital externo. Es lo mejor porque mantienes la propiedad absoluta. Pero los inversores son una herramienta que te puede ayudar en tu camino. En nuestro caso, empezamos con recursos propios y, en un momento dado, nos planteamos que, aunque generábamos recursos, no los generábamos lo suficientemente rápido para desarrollar tecnología o para entrar en aquellos mercados que requeríamos para ser la compañía que buscábamos ser. Nuestro modelo de negocio necesitaba de ambas cosas y, sobre todo, de ese crecimiento por escala. Y, por tanto, tenía mucho sentido ir a por inversión externa.

Coger solo el dinero que necesitas

EMP.: ¿Cómo seleccionar al inversor y al capital adecuados para tu negocio?

R.R.: Cuando hemos captado inversión lo hemos enfocado con un plan a dos o tres años: adónde quieres llegar y para qué quieres conseguir esos fondos y quedarte ahí y aunque te ofrezcan más capital, limitarte a coger lo que realmente necesitas.

EMP.: Es decir, ¿aunque te ofrezcan más, no se debe coger?

R.R.: Sí. Es clave. Primero hay que tener un plan de negocio y definir muy bien a qué etapa de la compañía quieres llegar con ese capital y poner un margen. Pero no al revés: ir a buscar capital y luego ver qué opciones tienes y cuanto más mejor y diseñar a partir de ahí un plan. Eso es un error. Los tamaños de las rondas están bien para la prensa, pero te pueden crear un problema a futuro: cada vez que haces una ronda adquieres unos compromisos de llegar a unos objetivos. Debes ser realista sobre en qué momento estás como compañía y cuál es tu modelo. Y, aunque haya posibilidad de coger más inversión, si tu compañía no está preparada para ir tan rápido, es mejor evitarla. Los inversores de Silicon Valley, por ejemplo, a lo mejor tienen capacidad para ayudar, pero también expectativas muy altas. Y si tu compañía no va a ir tan rápido o, como en el caso de la nuestra, eres muy constante, pero careces de palancas rápidas de crecimiento, tienes que buscar socios que estén alineados con esta forma de hacer negocio.

El tamaño de las rondas está bien para la prensa, pero te puede crear un problema a futuro.
Y con la valoración de la compañía ocurre lo mismo: una valoración muy alta está muy bien para el ego, pero el inversor que entra tiene que conseguir un múltiplo. Es decir, que tú hayas optimizado y hayas conseguido muchos inversores, puede estar complicándote el futuro. El emprendedor debe buscar al partner adecuado para cada etapa de su compañía y que todo encaje bien.

EMP.: Dicho todo lo anterior, lo cierto es que vosotros habéis protagonizado una megarronda de 60 millones, la más grande en el sector edTech. ¿Os planteasteis esa cantidad o surge sobre la marcha?

R.R.: Cuando ya has recibido varios fondos, parte de tu trabajo como CEO es dedicar tiempo a entender el mercado y a hablar con inversores todo el tiempo, aunque no estés en ronda. Es importante establecer una relación a largo plazo, que te conozcan, conocerles tú. Nosotros teníamos relación con bastantes fondos e íbamos hablando. En un momento de la compañía entran varios proveedores grandes al mismo tiempo y nuestra tecnología hace un clic muy grande porque nos permite integrar cualquier modo de aprendizaje en uno y eso supone un cambio muy significativo como empresa. Éramos conscientes de que teníamos algo único y nos volvemos a hacer la misma pregunta que nos hacemos con cada ronda: la compañía está en un momento muy bueno y puedo seguir creciendo con el equipo actual, pero vemos una oportunidad muy grande y necesitamos recursos. Hicimos un plan y nos planteamos varios escenarios, no sólo el de 60. Como teníamos relación con muchos fondos, empiezan a llegarnos propuestas y hablamos. Decidimos la cantidad correcta que nos permitía cumplir nuestro plan a cuatro años y con el partner correcto porque estaba muy alineado con nosotros.

EMP.: Odilo empezó en Estados Unidos, ¿por qué?

R.R.: Lo que queríamos hacer al principio –digitalizar contenidos de las bibliotecas, universidades y empresas y ofrecerlo por suscripción– era muy disruptivo y aquí la industria era más conservadora. En EEUU estaban más evolucionados: ir allí nos permitía ganar tiempo para que se fuese creando confianza en estos modelos y en estos sectores. Y luego ya fuese más fácil venir a España con un modelo consolidado.

La confianza de los primeros clientes

EMP.: Pero, ¿cómo se afronta esa aventura de entrar en un mercado como el norteamericano desde Cartagena y siendo una empresa de reciente creación?

R.R.: Al principio, era más pura supervivencia. Nos planteamos: tenemos un servicio, está avanzado, aquí no funciona, tenemos que ir a EEUU a aprender. Empezamos muy en pequeñito: viajé allí y me dediqué a escribir a todo el mundo por LinkedIn, especialmente, a los que estaban a un par de horas de vuelo, y a visitar a mucha gente. Tuvimos la suerte de que el Gobierno de Colorado quiso hacer una empresa conjunta con nosotros. Conseguir la confianza de uno de los más relevantes, ayudó mucho a que otros también apostasen y a crecer mucho más a partir de ahí. Tener éxito en EEUU ayudó mucho a nivel global. Competir en un mercado más duro tiene dificultad, pero si consigues tracción aprendes mucho.

EMP.: ¿Cómo se desarrolla la expansión internacional en un modelo como este?

R.R.: En Odilo nuestro trabajo consiste en juntar miles de proveedores con las organizaciones, de manera que teníamos la obligación casi desde el principio de ser muy internacionales. En nuestro caso, en lugar de enfocarnos en dos o tres merca-dos, somos más de ir a muchos países, pero con una estructura muy pequeña, con poca inversión en cada uno y aprender del mercado. Arrancamos con una oficina pequeña muy local, luego un partner que te distribuye. Si va bien, creamos un pequeño equipo y, después, contratamos un country manager y una estructura. Y, ya pasados dos o tres años, apostamos en serio. Así que siempre tenemos diferentes etapas de países: en los que estamos en testing o pruebas, en los que estamos creciendo y en los que estamos fuertes.

EMP.: Al final, estáis en 54 países, en 9.000 organizaciones y con más de 170 millones de usuarios. ¿Cómo se gestiona este volumen de negocio?

R.R.: Nuestro modelo busca trabajar con la organización para darle el ecosistema digital que necesitan sus usuarios. Es decir, llegamos a los usuarios a través de las organizaciones. Y muchas de estas organizaciones vienen a través de los gobiernos. Trabajamos con 18 gobiernos a nivel mundial. Dentro de Odilo hay modelos tan diferentes como trabajar con el Gobierno de Paraná para mejorar la comprensión lectora en el país o con Google Singapur para optimizar la gestión de la diversidad, por ejemplo. En otras palabras, no es un servicio estándar, sino que somos una plataforma que permite crear una solución para cualquier necesidad educativa. Además, trabajamos mucho como marca blanca en las empresas. Por eso, muchos usuarios conocen la plataforma de su compañía, pero ignoran que detrás estamos nosotros.

EMP.: Se os ha llamado el Netflix o el Shopify de la educación, ¿cuál es la ventaja de este modelo?

R.R.: Fue el ministro de Educación de Chile quien, al referirse a nuestra plataforma, anunció en la televisión pública que habían creado “el Netflix chileno de la educación”. El concepto de Odilo se asemeja más al de Shopify, porque estas organizaciones acaban creando un modelo educativo propio a través de nuestra plataforma. Lo que nos diferencia es que no somos un producto sino una plataforma agregadora. En educación, hay más de 7.000 empresas digitales y más de 20.000 plataformas de contenidos. Nosotros los juntamos a todos en una plataforma tecnológica de consumo y de learning que personalizamos para cada organización con sus valores y sus sistemas. Es más parecido, pues, a un Shopify porque te lo puedes crear a medida, crearte una plataforma 100% tuya. No hay dos plataformas de clientes iguales.

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Ventajas y desventajas de innovar desde Cartagena

EMP.: Y desarrollando la tecnología desde Cartagena. ¿Qué ventajas tiene emprender desde allí?

R.R.: Desarrollar tecnología desde Cartagena nos ha permitido crear un equipo muy unido. Además, tenemos tres universidades muy cerca de nuestra sede con la que tenemos acuerdos que nos permiten contar con los mejores ingenieros que hacen su plan de grado desde Odilo, con lo cual disponemos de un talento muy bueno. Es cierto que es un modelo que requiere más tiempo que si trabajas desde Madrid o Barcelona, pero, a cambio, es más sólido, porque creas una cultura de talento muy fiel, que va creciendo en la empresa e incluso, talento que crea sus propias compañías.

EMP.: Y ¿qué desventajas?

R.R.: La comunicación es complicada. La parte comercial es más difícil y te obliga a tener equipos comerciales fuera. La red de contactos también es menor. También hay falta de referentes de gente que lo haya hecho y esa ambición de querer hacer cosas grandes es más difícil de llevar. Pero, luego ganas un equipo más estable y con mayor sensación de pertenencia.

EMP.: ¿Cómo se mantiene la cultura en una empresa con un crecimiento tan alto?

R.R.: Uno de los temas más importantes cuando creces tan rápido es mantener la cultura. A lo largo de este tiempo, nos hemos equivocado varias veces, hemos cometido errores, hemos pivotado, pero lo que nos ha permitido seguir con esta fuerza es el sentimiento de pertenencia y de esfuerzo que son muy nuestros. Cuando eres pequeño es fácil mantener esa cultura por-que todo el mundo lo tiene claro y los managers contratan de acuerdo con esa filosofía, pero cuando empiezas a escalar la cosa se complica. ¿Cómo trasladar esa cultura a la gente que está trabajando en otro país? Ahora estamos esforzándonos mucho en introducir los valores y la cultura en toda la línea de la compañía y transmitirles su importancia porque son vita-les: al final son los que mantienen la compañía a flote. Gran parte de mi trabajo, hoy en día, es repetir lo mismo en cuanto a la estrategia, los valores y la cultura para que vaya calando a toda la estructura, independientemente de los cambios.

EMP.: ¿Cuáles serían las claves de gestión de Rodrigo?

R.R.: Cuando acaba el año, repienso mi gestión como CEO de forma individual, si soy el CEO ideal y qué tengo que hacer diferente. Las capacidades que has de tener cuando sois 10 no tienen nada que ver con las que necesitas con 300. Debes ser capaz de aprender y mantener lo positivo, pero modificar prácticamente todo lo demás. Cada año renuevo mi rol e intento ser transparente con el equipo en este camino. Ellos plantean que el CEO debe hacer equis cosas y tú tienes que hacerlo. Y, si eres capaz de llevarlo a cabo, perfecto, pero, si ya no te sientes cómodo, es el momento de traer otra persona que asuma ese rol. Estadísticamente, cuando las empresas crecen mucho es raro que el fundador siga siendo el CEO y si ambos papeles tienen que ir separados, hay que aceptarlo.

EMP.: Cada vez vemos proyectos españoles más ambiciosos como el de Odilo, ¿qué ha cambiado en el ecosistema emprendedor nacional?

R.R.: Ahora tienes muchos más referentes. En España nos falta creérnoslo y en Cartagena ese sentimiento hay que multiplicarlo por diez. Hay muchas barreras autoimpuestas. Yo he crecido más porque he tenido la suerte de estar cerca de emprende-dores que lo han hecho antes y eso hace que normalices sus etapas, sus problemas. Voy a hacer una ronda más grande, voy a ser yo el que compre empresas, voy a entrar realmente en EEUU… Además, en España hay un ecosistema muy sano de grandes emprendedores que han creado grandes compañías y que no tienen reparo en sentarse contigo a tomar un café para explicarte cómo lo han hecho. Eso ayuda un montón.

EMP.: La educación es uno de los sectores en los que más impacto está teniendo la Inteligencia Artificial, ¿es una amenaza o una oportunidad?

R.R.: Para mí es un momento muy bonito. En la educación va a haber un gran cambio. Para nosotros no debe existir dualidad entre educación física o digital; la educación debe ser algo híbrido. Al final, la tecnología como valor te permite personalizar tu experiencia, adaptarse a ti, darte más posibilidad de mejorar tu curriculum, que el profesor sea más eficiente. En eso es en lo que está ayudando la IA. Para cambiar algo tan rígido como la educación necesitas una solución que sea diez veces mejor y lo que se hace con la IA es diez veces mejor.

Cuando la educación puede ser muy, muy rentable

En palabras de Rodríguez, “Odilo es el mayor ecosistema educativo del mundo”, con acuerdos de contenidos con más de 7.300 proveedores en 60 idiomas y trabajando con 9.100 organizaciones y plataformas que dan acceso a más de 170 millones de usuarios a nivel global. “Somos una de las plataformas educativas con más tráfico del mundo”.

Es rentable desde julio de 2023. Hoy cuenta con sedes en España, Chile, Colombia, Estados Unidos, Reino Unido, Filipinas y Brasil y presencia en 54 países. Todo ello con 337 empleados. Por confidencialidad con los fondos internacionales, sólo pueden facilitar los datos de ingresos de España, aunque, como recuerdan, “desde mediados de 2023, las plataformas en español son minoritarias con respecto a las de inglés y portugués”.

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La revolución tecnológica de América Latina

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La tecnología en América Latina cada día más impulsada

América Latina está experimentando una transformación tecnológica impulsada por la pandemia, las innovaciones fintech y el apoyo gubernamental. Este cambio ofrece oportunidades prometedoras, pero plantea desafíos para establecer a la región como líder en tecnologías de vanguardia.

Históricamente, América Latina ha tardado más que otras regiones en adoptar nuevas tecnologías, pero eso podría cambiar. La reciente pandemia desencadenó un auge en la adopción de tecnología, incluidos los pagos digitales y el comercio electrónico. Según una encuesta reciente de McKinsey, la adopción de tecnología también se ha visto respaldada por el surgimiento de empresas tecnofinanzas nuevas e innovadoras: cuatro quintas partes de los “unicornios” emergentes de América Latina ahora se centran en las finanzas y el comercio electrónico.

Este rápido aumento en la adopción de tecnología es sorprendente y demuestra una vez más que las regiones menos desarrolladas a veces pueden ampliar las tecnologías emergentes más rápidamente que las áreas con cadenas de valor más establecidas. Sin embargo, es necesario aclarar si América Latina puede establecerse como líder en tecnologías de vanguardia.

La inversión regional en investigación y desarrollo es del 0,6% del PIB, menos de una cuarta parte del promedio de la OCDE y China. Además, la región representa menos del 2% de las solicitudes de patentes del mundo; de estos, menos de una quinta parte son presentados por latinoamericanos.

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La IA también plantea desafíos. A medida que despega a nivel mundial, la región corre el riesgo de volver a quedarse atrás. McKinsey sugiere que el impacto de la IA en la economía de América Latina será de tres a cinco veces menor que el de América del Norte y China.

El impacto de las tecnofinanzas y los pagos digitales


Fabro Steibel, director ejecutivo del Instituto de Tecnología y Sociedad (ITS Rio), que estudia el impacto de la tecnología en Brasil y el mundo, encuentra motivos para ser optimista. “Más de la mitad de la población se unió al sistema de pago digital PIX en menos de un año. No hay ningún otro país con un sistema similar”, dice Steibel, en referencia al sistema de pago electrónico en tiempo real de Brasil, lanzado por su banco central en 2020. “También “Somos líderes en cadena de bloques en el sector público”, añade.

Las barreras, incluidas la logística, los sistemas de patentes y la escasez de instalaciones de fabricación, aún podrían retrasar un mayor desarrollo tecnológico. “Hay una planificación mínima al respecto en Brasil o América Latina y, de esta manera, nunca seremos líderes en IA en tecnologías punta, pero con mejores políticas gubernamentales, podemos ser líderes en implementaciones de IA”, dice Steibel.

Una luz brillante en el desarrollo de la región han sido sus tecnofinanzas, como MercadoLibre, el ecosistema de comercio en línea más grande de América Latina basado en visitantes únicos. Con orígenes en Argentina, MercadoLibre tiene hoy una capitalización de mercado de 62.300 millones de dólares y a veces se le llama la “Amazonía de América Latina”. Procesa pedidos digitales en 18 países. Pero aquí también hay límites.

“La empresa está teniendo éxito en Argentina y América Latina, pero la región todavía está por detrás de los países desarrollados”, explica Fausto Spotorno, director de la UADE Business School en Buenos Aires. América Latina aún necesita la infraestructura necesaria en materia de internet, conectividad y energía, entre otras áreas.

Argentina no puede competir con el mundo, continúa Spotorno, pero aún puede desarrollar tecnologías para el consumo interno en servicios, agronegocios y ciudades inteligentes. “El estímulo a los estudios tecnológicos debería ayudar tanto al país como a la región, ya que sólo el 15% de los estudiantes universitarios están interesados ​​en la ciencia y la tecnología”. Agrega que la región necesita invertir más en educación y habilidades para preparar a su fuerza laboral para tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la ciencia de datos y la manufactura avanzada.

Apoyo gubernamental e integración regional


¿Cómo se puede lograr esto? Sílvio Meira, fundador y científico jefe de TDS Company, una firma de consultoría digital estratégica, recuerda la década de 1980, cuando Brasil invirtió en IA, incluidos programas de educación superior. Pero el apoyo del gobierno nunca fue realmente consistente. “Nuestros programas de financiación en tecnología fueron financiación luciérnaga, por lo que nuestros talentos fueron retenidos en el extranjero y los que regresaron no estaban alineados con las empresas brasileñas”, explica.

La misma situación se da hoy en América Latina. La región necesita pensar en grande y trabajar para resolver importantes desafíos globales, dice Meira. Chile y Argentina están más cerca de su ideal, produciendo startups “unicornio” como MercadoLibre y Globant, una empresa de desarrollo de software y TI con sede en Argentina. La educación en estos países es más eficaz y adopta una visión más global, añade.

Los gobiernos de la región pueden desempeñar un papel vital en el fomento de la adopción de tecnología mediante la implementación de políticas que fomenten la innovación, protejan la propiedad intelectual y proporcionen incentivos para la inversión en I+D. Marcos regulatorios claros y políticas de apoyo pueden atraer inversores tanto nacionales como extranjeros.

En cuanto a las tecnologías de inteligencia artificial, Meira cree que Brasil y América Latina llegaron tarde al juego. Lo que se necesita a nivel regional es una política tecnológica más parecida a la de Finlandia en los años 1980, cuando ese país empezó a avanzar hacia la tecnología de la información. El gobierno creó el Consejo de Política Científica y Tecnológica de Finlandia y el Agente Nacional de Tecnología, Tekes, para coordinar la planificación de políticas sobre innovación y experiencia y proporcionar financiación.

Ximena Alemán, codirectora ejecutiva y cofundadora de Prometeo, una plataforma de banca abierta con sede en Uruguay, destaca la importancia de los reguladores locales. “La regulación es clave para que se produzca la innovación, siempre que sea un facilitador y no al revés. Podemos construir más carriles para que más vehículos puedan navegar de manera eficiente y rápida por la interoperabilidad de pagos”.

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El papel de la educación y la colaboración del sector privado


La colaboración entre universidades, instituciones de investigación y empresas del sector privado también puede acelerar el progreso tecnológico. Las asociaciones transfronterizas facilitan el intercambio de conocimientos y el acceso a recursos que ayudan a la región a cumplir con las tendencias tecnológicas globales. “Hemos ido mejorando, pero todavía el 30% de la población no está conectada [a Internet] y el 40% es pobre”, dice Sebastián Rovira, Oficial de Asuntos Económicos de la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe.

La transformación digital se puede acelerar a través de alianzas regionales, como el Mercosur (también conocido como Mercado Común del Sur) y la Alianza del Pacífico, una iniciativa regional creada por Chile, Colombia, México y Perú. Los 33 países que trabajan juntos probablemente sean más efectivos que aquellos que trabajan solos. “Podemos ir más allá del comercio electrónico y mirar nuestras vocaciones complementarias para desarrollar tecnologías”, afirma Rovira. “Por ejemplo, Chile se centra en la minería y los servicios, Brasil y México son fuertes en la manufactura”, etc.

Itzel Alejandra Zárate Solís, directora del programa de Inteligencia de Negocios del Tecnológico de Monterrey (ITESM) en México, apoya la integración regional, pero dice que puede ser difícil de lograr debido a las diferentes políticas, economías y cuestiones sociales de los países. Ella cree que la educación tiene un papel fundamental para acelerar la competitividad tecnológica.

La universidad ha implementado un programa de innovación e inteligencia empresarial que proporciona interacciones regulares entre estudiantes y empresas. Estas interacciones están diseñadas para sacar a la luz problemas empresariales reales en busca de soluciones. Han participado Oxxo, 7-Eleven y Mars, entre otras. De los 12.000 estudiantes que se graduaron del ITESM en julio pasado, el 70% participó de alguna forma en este programa. “Los resultados son sorprendentes”, informa Solís. “Ellos [es decir, los estudiantes] son ​​más resilientes, analíticos, creativos y también se sienten cómodos trabajando en grupos”.

Si bien América Latina ha estado históricamente rezagada en inversión en I+D y adopción de tecnología, acontecimientos recientes sugieren que la región pronto podría cerrar la brecha. América Latina puede ser un actor importante en el panorama tecnológico global invirtiendo en educación e I+D, fomentando la innovación y creando un entorno propicio para el emprendimiento.

latinamericanpost.com

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Josepan, la panadería de los amasijos colombianos en Madrid

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Por Juanita Samper Ospina

Desde su primeros pasos en España hasta conducir un BMW 320. Entre esos dos momentos, José Humberto Rodríguez, fundador de Josepan, tiene mucho qué contar.

Imagínense a José Humberto Rodríguez en Pozuelo de Alarcón, un barrio de Madrid, vestido con una camiseta sin mangas y pantalón corto, dispuesto a llevar a cabo alguno de los trabajos que le encomienda el español Félix Meneses: arreglar el jardín, limpiar una parte de la casa, botar algo. Acude a la cita que le ha puesto en una cafetería al lado de un banco. Rodríguez es un inmigrante colombiano sin papeles, pero con ganas de salir adelante. Como sea: vende comida y ropa imitación de marcas conocidas y cualquier ayuda económica extra le cae de perlas

Ahora imagínense a José Humberto Rodríguez en el mismo lugar, pero casi treinta años después. Está en Pozuelo de Alarcón, al lado del banco. Esta vez llega en su BMW 320 turbo diésel y viste un traje de Hugo Boss. Y, en lugar de buscar un trabajo, se pone a llorar. Recuerda sus primeros pasos en España y piensa en lo que ha recorrido.


Entre las dos escenas hay de todo: una detención, ventas clandestinas, un grupo de prostitutas, mucho esfuerzo y 32 panes que terminaron representando una milagrosa reproducción repartida en nueve locales en la capital española. Es la historia de superación de un hombre al que se conoce como ‘Josepan’ y se ha convertido en un referente, algo así como un embajador, de Colombia en España.

Un club diferente

Su madre fue la primera en llegar a España. En Colombia trabajaba como enfermera y en España como empleada del servicio de una familia. No dudó en ayudarle luego a José Humberto a que viajara. Y él, una vez puso pie en Europa, se dedicó a buscar trabajo. Nadie, sin embargo, lo contrataba porque no tenía papeles. Así que convenció a unos chinos de un taller de confecciones que quedaba en su barrio para que lo dejaran vender algunas de sus prendas.Y fue al Parque del Retiro con su carga porque sabía que por allí pasaban muchos colombianos. No estaba equivocado. En pocas semanas multiplicó sus ventas. Una de sus clientas era una joven que había comprado una piyama, muy admirada por sus amigas. Le comentó que ellas querían adquirir varias y le pidió que fuera a llevárselas al club.

Imaginen ahora a José Humberto andando por una carretera española, cargado con ropa y rezando para que las autoridades no lo detuviera por caminar donde no hay andenes. Busca un club. Mira a su alrededor a ver si detecta un campo de golf, un parque infantil, una piscina. Finalmente encuentra algo muy distinto: lo que en España se llama un club de alterne: un prostíbulo de carretera.

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Lo esperaban su clienta y sus amigas. No solo le compraron ropa. Ellas vivían allí y él se dio cuenta de que extrañaban la comida colombiana. Y no solo pasaron a comprarle comida. También se dio cuenta de que necesitaban movilizarse, pues por la legislación española las obligaba a cambiar de local cada cierto tiempo, así que pasó a ser su Uber particular: una de ellas le ayudó a través de un amigo para que le fiaran un carro viejo, y Rodríguez se convirtió en el conductor de estas chicas colombianas.

Su verdadero patrón tiene nombre colombiano: el rebusque. Entre venta de ropas, de productos en tiendas latinas, de comidas —los añorados pandebonos y pandeyucas colombianos— y traslados fue ahorrando y conociendo gente. Entra ellos, Félix Meneses, aquel que le puso la cita al lado del banco, cuando pensaba que iba a conseguir platica por un trabajo.

Imaginen la cara de José Humberto cuando el español le explica que van a abrir una cuenta de ahorros. E imaginen la del funcionario cuando se entera de que no tiene papeles. Se sobrepuso y sencillamente acomodó unos números y una letra para que el sistema no lo rechazara.

Con el rebusque, Rodríguez logró reunir lo suficiente para traer a sus hijos. Un día se enfermó uno de ellos y tuvo que llevarlo al centro médico. Allí, cuando rellenaban la información requerida, le preguntaron su oficio. No podía decir que era vendedor ambulante, así que contestó: “panadero” (al fin y al cabo, también vendía amasijos colombianos).

Pasados unos días, la Cruz Roja Internacional lo llamó a decirle que había un puesto para él. Entró, entonces, a una panadería española, donde trabajaba por la noche. Por fuera ya tenía su clientela y sus compromisos, y no le iba mal. Así que de día se dedicaba a ellos. No paraba. Eran épocas de mucho esfuerzo y poco sueño.

Le contó a un compañero que en Colombia el pan se preparaba de otra manera. Lo sabía bien porque había traído en un papel la receta que había copiado, y era la que seguía. Él le pidió que le mostrara cómo se hacía en un día con poco movimiento. Y así lo hizo. Salieron 32 panes. José Humberto se los llevó a su casa porque en aquella panadería no vendían un producto diferente al español.

Historia de Josepan

Con su vena pereirana, José Humberto le ofreció los panes a la dueña de un local de productos latinos. Ella, reticente, aceptó unos pocos. Al rato lo llamó: “Trae más, Josepán, se están vendiendo como locos”. No solo le puso un mote espontáneo, sino el nombre que llevó su primera panadería.

Panes de Josepan Madrid/ Josepan

Pero para eso todavía falta. Porque José Humberto comenzó en su casa, aunque le faltaban herramientas para lograr la receta colombiana perfecta. Y apareció de nuevo el señor rebusque, en el cuerpo de un primo, uno más del combo que poco a poco había ido llegando. Este era escultor y halló una pieza de una encuadernadora de libros, que con un par de arreglos quedó convertida en rodillo de panadería. Y comenzó la reproducción de los panes. Primero usaron la cocina; después el salón. Cada vez vendían más para llevar a otros locales.

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De nuevo Félix Meneses le echó una mano y le dio un carro mejor con facilidades de pago para que pudiera hacer sus repartos. Se mudó a otro apartamento, donde puso en funcionamiento una especie de panadería clandestina.

Vio una oportunidad de oro cuando un español le prestó un local pequeño con la condición de que pusiera a la venta también su pan, el pan español que le proveía. “Se me llena y se me dispara eso”, recuerda Rodríguez. “Había carros en doble fila y se regó la voz entre los paisanos”.

La magia de los pandebonos, los pandeyucas, los buñuelos y el resto de amasijos se olía en las calles madrileñas. Para entonces ya contaba con la ayuda de un panadero colombiano profesional, que mejoró aún más el producto.

Pronto aquellos 30 metros le quedaron pequeños. Y encontró un local perfecto de 500. Le parecía difícil llenarlo con productos de panadería y se inventó el Centro Integrado de Servicios Josepán: locutorio, ropa colombiana, agencia de viajes, productos latinos. Era finales de los años noventa y comienzos de este siglo, cuando se presentó una inmigración masiva proveniente de nuestro país.

Se comenzaron a ver en ese entonces más locales latinos y algunos colombianos. José Humberto estaba precisamente en uno de arepas cuando vio la imagen más temida: llegaron las autoridades a hacer una redada. Y, sí, pasó aquello que lo aterraba: lo detuvieron durante varias horas.

Era el pavor de los colombianos porque sabían que los podían devolver. En efecto, le llegó una carta de expulsión, pero él se salvó en este caso. De nuevo Meneses le ayudó al darle un contrato de trabajo con el que podía desbaratar el motivo de la expulsión, que era la supuesta falta de medios.

Impulso

La carrera de Josepan siguió impulsada. Tanto que hoy tiene nueve panaderías y 250 empleados. Son templos de los colombianos: allí se va a matar la nostalgia con un caldo de costilla, se va a compartir con los españoles el buen café, se va a satisfacer el capricho de una arepa. Es un centro social también, donde se encuentran los amigos. Y es una maravillosa vitrina para Colombia, pues, como él dice, está dedicado a que mostrar que:

«tenemos mucho más para hablar de nuestro país que el típico chiste de Pablo Escobar»

Amasijos en Josepan/ cortesía Josepan

Por eso en sus paredes se ven fotos de personas que sacan la cara: Shakira, Falcao, Juanes, César Rincón, Fernando Botero. Por eso están decoradas con frases típicas: “Vecina, ¿y la ñapa?”, “Lo que no mata engorda”, “Está miando fuera del tiesto”. Por eso lo visitó Álvaro Uribe cuando era presidente. Escogió su local y dio una rueda de prensa a su lado. “Cuando se fue, no estaba seguro de que eso hubiera pasado; tuve que pellizcarme”, recuerda. Y por eso fue elegido el año pasado como uno de los diez colombianos destacados en España por nuestra embajada.

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Rodríguez estuvo unos años en Colombia y ahora ha vuelto a Madrid con su esposa Beatriz Rincón y los tres hijos que tienen (él suma dos más de un matrimonio anterior). Ella está a cargo de la nueva pastelería, cuya decoración tiene un aire parisino, donde se ofrecen dulces delicias colombianas.

José Humberto llegó hace treinta años por primera vez a España desde su Pereira natal, donde había sido desde seminarista hasta policía. Y no pierde ese ombligo umbilical que lo ata a nuestro país. Tampoco olvida sus raíces.

Imagínenlo al final de esta entrevista que tiene lugar en su panadería de la avenida Castellana, cerca del nuevo centro financiero de Madrid, mientras cuenta aquella vez que llegó en pantaloneta al banco y, sí, imaginan bien: vuelve a llorar.

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Emprendimiento

SushiTake: abre tu propio stand de sushi fresco desde 18.000 euros

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Stand de SushiTake/ SushiTake.ue

La marca está integrada en el Grupo Snowfox, líder mundial en venta de sushi fresco con más de 60 millones de bandejas vendidas cada año

El sushi forma parte de los hábitos cotidianos de millones de personas y hace tiempo que ya ha trascendido fronteras, para llegar a los lugares más recónditos del mundo. Ahora tienes la oportunidad de emprender en este mercado tan apasionante, de la mano de SushiTake

Integrada en el Grupo Snowfox –líder mundial en venta de sushi fresco con más de 60 millones de bandejas vendidas cada año–, esta marca te abre la posibilidad de montar tu propio stand de sushi fresco dentro de los espacios comerciales de cadenas como Carrefour, Hiperdino, Eroski, Coop, Meny o Kesko-Citymarket.

“La frescura, el color y el sabor son nuestros puntos fuertes”, subrayan los impulsores del proyecto. “A partir de aquí, desarrollamos recetas tradicionales así como elaboraciones de vanguardia y fusión, con una carta diferente y en constante evolución, de inspiración asiática, saludable y de calidad, donde la frescura del sushi se funde con los más apetitosos noodles, baos, poke bowls y postre”.

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Aquí ya se esbozan algunas de las ventajas competitivas de un modelo de negocio que busca “ofrecer la mejor comida y que sea accesible a todo el mundo, al estilo japonés”. A continuación, detallamos los principales beneficios de convertirte en franquiciado de Sushitake, como subrayan desde la central.

6 Beneficios de convertirte en franquiciado de Sushitake

Sin inversión inicial

SushiTake cubre el capital inicial, “de ahí que sea una gran oportunidad de negocio con una inversión baja”, subrayan desde la compañía. En este sentido, el franquiciado paga un derecho de entrada que oscila entre los 18.000 y los 36.000 euros.

Oferta dinámica

Desarrollan nuevos productos de forma regular para generar ventas adicionales. Este dinamismo permite al franquiciado llegar “donde los demás no pueden, con más de 150 recetas de sushi y elaboraciones calientes”.

Una marca establecida

“Accederás a mejores ubicaciones dentro de espacios de venta de los mejores distribuidores”.

Un formato atractivo

Desde la compañía destacan que “el stand capta la atención de los clientes, lo que genera un potencial de ganancias significativo”. Un stand, por otro lado, “de diseño inteligente que se adapta a espacios reducidos”.

Un modelo de negocio testado [y consolidado]

El Grupo Snowfox ya ha llevado la propuesta de SushiTake a miles de stands por todo el mundo y ahora continúa expandiéndola por Europa.

Apoyo integral

Desde la central despliegan un respaldo en 360º, que incluye desde la asistencia en la localización del stand y soporte en marketing, hasta una ayuda personalizada del regional manager y formación en la academia Snowfox –y entrenamiento en un stand–, pasando por el acceso a una red de colaboradores estables con precios exclusivos de materias primas

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