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Arte y Cultura

La poesía de Leonardo Padrón por Madrid

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El poeta Leonardo Padrón en la Plaza Santa Ana de Madrid/ Instagram del escritor

Por Karen Lentini Gómez

Quedamos en la estación de Chueca, mi amiga me miró y dijo: ¿Te encuentras bien? estás colorada. Le dije que me encontraba perfectamente intentando disimular la emoción; ella se hizo la desentendida.

Válgame Dios era el nombre de la calle, la reconocí enseguida.

Leonardo entró por el otro lado, no parecía haber cambiado nada. Sus rulos blancos, su sonrisa amplia y su camisa gris. La perturbación de sus crónicas no se reflejaba en su rostro.

Entre las paredes llenas de cestas y artesanías se escuchaba el bullicio, el asombro de los reencuentros y las casualidades. Al fondo había un escritorio para dos. Las sillas no alcanzaron para todos.

Aquel día compré el libro, al ojearlo leí Balada y recordé que alguien me contó que en los años ochenta, en Caracas, se cortejaba con estos poemas, solían compartirse en papelitos, en fotocopias, en llamadas de teléfono, en dedicatorias de otros libros:

Decir la mujer

decir el aceite de su mirada.

Quedársele en los ojos.

Decir su cuerpo de fiebres

sus luces de mayo.

Saberla,

brevemente.

Mi amiga no lo conocía, pero se interesó por el libro y estuvo atenta durante toda la conversación.

Al finalizar, recuerdo la cola de los lectores esperando pacientemente para que Padrón les firmara, y la insistencia de mi amiga para que le pidiese una foto. Yo me negaba por timidez. Cuando llegó mi turno, me acerqué, él me sujetó por los hombros, me dio un beso inesperado en la mejilla, y pese a su simpatía, solo fui capaz de decirle mi nombre y darle las gracias por estar allí, en una voz tan baja que él no escuchó.  

La segunda vez fue en la librería Antonio Machado. A pesar del vapor que salía del asfalto, el implacable sol en la piel y las rebeldes gotas de sudor que resbalaban por cualquier sitio, parecía mejor opción esperar afuera. Mientras pasaban los minutos, los transeúntes se aglomeraban en la calle del Marqués de Casa Riera, preguntando qué sucedía, quién se encontraba allí.  

El resto de los lectores, los que sí conocían la identidad del personaje, apuraban el paso dejando ver la angustia al imaginar no poder encontrar un buen lugar para oírlo.

Tal y como comentó un novelista español que intentó acercarse a la Antonio Machado ese día, y se quedó atascado en la puerta: aquello parecía un concierto de rock.

Poco sospechaba Leonardo Padrón  que al salir de su Venezuela querida el calor de sus lectores lo abrigaría también en esta otra ciudad. El 16 de  junio de 2022 no era la primera vez que el escritor se encontraba en Madrid, tampoco la primera vez que presentaba un libro, ni el único momento en que parecía que iba a explotar el termómetro por la agitación de su presencia. Esta ocasión la recuerdo especialmente, porque no había visto que una librería española se llenase de esa forma para ver a un escritor, a pesar del calor de la ciudad, y sin la intervención de festivales o de medios publicitarios.

Yo había llegado pronto, pero observando con asombro lo que pasaba a mi alrededor, me despisté, y acabé casi en la puerta, como una funambulista huyendo de los pisotones, evitando que las horquillas y los pasadores de pelo me pinchasen los ojos.

Ni la alta temperatura y ni la estrechez debilitaron a los seguidores de Leonardo Padrón, que con paciencia lo escucharon conversar con sus queridos amigos, también escritores venezolanos residentes en Madrid: Mónica Montañés y Juan Carlos Méndez Guédez .

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Allí, entre la mirada atónita de Antonio Machado, los susurros de Rómulo Gallegos, la felicidad de su mentor Salvador Garmendia, y la bufonería de Cioran, sus apasionados lectores esperaron hasta el final, escuchándolo leer su poesía, y aguardando la oportunidad de encontrar un hueco por donde acercarse.

Sumido entre los libros y el afecto, acostumbrado a llenar grandes salones  de hoteles en las presentaciones de sus libros en Caracas, Padrón permanecía perplejo ante el feroz entusiasmo que despertaba su poesía y sus crónicas entre los asistentes en aquella jornada; un fervor que tal vez solo he visto en los últimos años en los lectores de Irene Vallejo.

Aquel día comprendí que, en Madrid, cuanto más pasan los años, más pequeños se van quedando los espacios para albergar el entusiasmo que despierta la poesía de Leonardo Padrón.

Viajes a Madrid

Las ciudades silenciosas parecen fundirse en él, anhelantes, satisfechas por recibir el apego de sus ojos y la caricia de las palabras. Este observador incansable es capaz de encontrar la belleza en su esplendor hasta en la reja más herrumbrosa.

Así le ha sucedido con Madrid, porque además desde hace unos años sus visitas a la ciudad no pasan desapercibidas.

En 2018 fue quizá cuando comenzó el burbujeo de manifestaciones de cariño de la que han sido testigos sus hijos, y ha sido partícipe su esposa Mariaca Semprún; también admirada y reconocida entre otras cosas por su maravillosa voz e interpretación en Piaf, voz y delirio, un musical escrito por él, y representado en el Teatro Alcázar de Madrid.

En un intento de atraerlo hacía aquí, la ciudad fue generando una serie de coincidencias para mantenerlo ligado a sus calles. Una de estas fue la oportunidad de firmar sus obras en la Feria del Libro de Madrid, de la que ya había disfrutado en otras ocasiones como lector.

Feria del Libro de Madrid

Tiempos feroces ha sido la obra que lo ha llevado a ser un habitual escritor convocado a firmar en la feria del libro que se desarrolla en El Retiro.  En la primera ocasión, la editorial no sospechaba que se agotarían todos los ejemplares. El siguiente año ya estaban prevenidos, porque su volumen Tiempos feroces sigue generando adeptos. Todavía en 2024 es la obra más vendida de la editorial Kalathos. Pero también son muchos los lectores que aparecen con sus antiguos poemarios publicados en Venezuela por Seix Barral, Eclepsidra, Bid&Co. y Pomaire.

Este año 2024 llegó a la caseta sin agobios, risueño, con una camisa fresca para aguantar la jornada. Le ofrecieron una cerveza que calmó su calor, pero no apagó el de los presentes que atajaban los nervios y la emoción, cuchicheando sobre la calidez de su voz o sobre cuál de sus libros estaría disponible.

Familias enteras viajaron de Toledo y Barcelona para verlo.

Curioso y entrañable que al venir de Venezuela, cargaron con sus libros, dándole un lugar privilegiado en las maletas donde no cabe toda una vida.

Además de pedirle su firma, algún lector más osado le preguntó su opinión sobre algún manuscrito, o le proponían que escribiese prólogos para obras futuras. Incluso le regalaron botes de mermelada, postales y botellas de vino.

Madrid ya se siente afortunada por su presencia, y no rivaliza con Caracas, aunque esta la mira con recelo por robarle a sus amores. Se resigna a compartirlos y a esperar que alguna vez vuelvan.

Ahora Madrid no es solo el refugio de sus hijos, sino el de muchos de sus compatriotas que lo admiran. Delíveris que suelen dejarle mensajes ocultos entre su comida agradeciéndole sus relatos, su activismo, su contarnos: «Gracias por escribirnos, Leo»

Aún le sorprende al pasear por una calle madrileña, y detenerse para fotografiar a una estatua viviente, que esta abandone su rigidez, y le diga con acento venezolano: «Leonardo, vamos a hacernos una foto juntos.»

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Porque eso es Leonardo Padrón: el fulgurante poeta y guionista venezolano que en muchos lugares es reconocido y exaltado. El que ha dibujado en sus telenovelas personajes políticos parecidos a los que iban emergiendo en el país; el que ha narrado la impotencia y la tristeza que comparte con  sus 3 millones de seguidores en X; el que ha entrevistado a importantes personalidades ligadas a la cultura, la política y el deporte. El de la voz que retumba el suelo, y con su palabra tambalea la memoria afectiva de sus lectores con el recuerdo de una calle caraqueña, de un olor a mandarina.

Por eso, en muchas ocasiones al escuchar un simple «Adiós, Leonardo», el poeta se da la vuelta y entrega su mano para retribuir el afecto; y ofrece un gesto afable cuando encuentra un lector que tiembla al conocerlo. Algo que quizá no llegó a imaginar nunca, cuando en los lejanos ochenta entró al mundo de la poesía venezolana y formó parte de Guaire, aquel grupo poético que encarnó la necesidad de una poesía exteriorista, conversacional, que dialogaba con las emociones y las pequeñas vidas de los habitantes de las ciudades.

La Venezuela perdida

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2022, residían en España alrededor de 200 mil venezolanos. En Madrid viven más de 60 mil; la diáspora de un país devastado que cruza las fronteras, como el caracol que lleva su casa a cuestas y viaja con las palabras de este escritor.

En la Gran Vía son incontables los encuentros, sin embargo, no ha olvidado  a esa persona que le pidió grabase un audio para felicitar a su abuela que estaba de cumpleaños ese día, o aquel lector que le compró el libro a su madre, y le cuenta que ella todos los días escoge una página, le toma una foto, y la envía por WhatsApp para dar fe de lo que dice Leonardo.

Otro episodio excepcional de sus estancias en Madrid fue cuando visitó el restaurante Piantao. Mientras transcurría la comida notó que lo trataban con especial mimo, con delicada efusividad. Al indagar en su sospecha, se encontró con una delegación de venezolanos trabajando en la cocina que estaban encantados por atender al escritor venezolano creador de Pálpito, la serie en español más famosa de Netflix.

Hay un vacío en mi memoria, el momento en que me tropecé con sus crónicas, y la época en que por fin pude ponerle rostro a esas telenovelas con los ecos del poeta que yo había disfrutado en Caracas, asombrada por la belleza de sus diálogos, por la inteligencia de sus historias.

Aquello quizá sucedió en Madrid en 2020, en el salón de casa, por un canal español en el que ya no estaba la voz de Ricardo Montaner o Frank Quintero, ni la obligación de hacer silencio absoluto. En ese instante me encontré con la telenovela Amar a muerte, un deleite indescifrable proveniente de otro tiempo que ahora sí podía compartir con mi madre.

Son generaciones enteras de abuelos, de padres, e hijos. Hombres y mujeres que han crecido mirando sus historias, escuchando sus entrevistas, enamorándose con sus poemas. Seres que se aferran a sus frases, mujeres a las que no les importa perder el metro para ir a saludarlo, y hombres que quizá no se atreven a admitir su admiración.

Un artífice de la palabra al que no se le escapa el poder que esta tiene, el embrujo que provoca la creatividad, la sutileza y la seducción acompañada por la belleza. Un escritor que otorga armonía y resalta lo tan extrañado en estos tiempos: el «noble cortejo de la palabra».

Su palabra conmueve por la llaneza de su expresión y sus lectores lo aclaman igual que al mexicano Jaime Sabines, autor que mientras leía su poesía podía escuchar el murmullo de los lectores repitiéndola de memoria.

Es carismático y trae consigo un mensaje de cordialidad, ingenio y éxito. Lectores y televidentes de sus novelas y series le siguen, equiparándolo al recuerdo feliz de aquello que perdieron, el mal de muchos unidos por el dolor, conectados por una época feliz y desdichada: la Venezuela perdida.

«Para mí es precioso lo que significa, la herida es colectiva, todos somos parte de ella y todos nos abrazamos en ella», suele afirmar.

Padrón es la calidez, la sencillez y la cercanía, la personificación de la nostalgia metida en todas las aristas y bordes del venezolano.

Con una memoria prodigiosa atesora cada una de las expresiones de cariño, acaso como ese trozo de Fantasía que sujeta la emperatriz en La historia interminable de Michael Ende, para recordarnos que no se desvanecerá, que mientras más la imaginemos, más esplendorosa será nuestra casa grande.

«Los optimistas (dicen que es una raza en extinción en el territorio nacional) saben que toda crisis genera una mina de posibilidades. Repito a Francois Guizot en su afirmación de que los optimistas son quienes transforman al mundo. La lección ante nuestros errores acumulados ha sido amarga. Pero es hora de responder. De apostar duro. De vivir cada día como construcción. De devolverle a esta tierra de gracia todo lo que nos ha dado, empezando por el derecho a existir y crecer en su aire, en su luz, en su maravilla, maravilla que vamos a devolverle con nuestras ganas de seguir perteneciendo a un gentilicio, de seguir viviendo en la casa grande de nuestra existencia.»

La casa grande, la casa que escribe Leonardo Padrón.

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Alberto Barrera Tyszka nominado a los Premios Platino

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Alberto Barrera fotografiado por Cristina Marcano
El escritor Alberto Barrera Tyszka fotografiado por Cristina Marcano

El escritor caraqueño, Premio Herralde de Novela por La enfermedad (2006) y Premio Tusquets de Novela por Patria o muerte (2015), está postulado en la categoría Mejor Creador de Serie por El secreto del río, que estrenó Netflix el 9 de octubre

Alberto Barrera Tyszka fue nominado a los Premios Platino en la categoría Mejor Creador de Serie por El secreto del río. La producción se estrenó en Netflix el pasado 9 de octubre.

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El autor, Premio Herralde de Novela por La enfermedad (2006) y Premio Tusquets de Novela por Patria o muerte (2015), competirá con Curro Royo (Como agua para el chocolate), José Rivera y Natalia Santa (Cien años de soledad), y Vicento Amorim, Fernando Coimbra, Luiz Bolognesi y Patrícia Andrade (Senna).

El secreto del río cuenta la compleja amistad entre Manuel y Erik en un contexto dominado por el machismo, el prejuicio y la violencia. Manuel llega al Istmo de Tehuantepec (México) traído por su abuela Rafaela (Mercedes Hernández) por petición de su mamá, que esconde una enfermedad que sufre para proteger a su hijo, y lo primero que dice el padre de Erik, Jacinto (Jorge A. Jiménez), un radical homófobo, es que el niño es “joto”, palabra usada en México para referirse a los homosexuales de manera despectiva.

“Se me ocurrió armar una historia de amistad entre dos niños y les pareció que estaba bien. Acordamos en hacer una historia no gay, es decir, que fuera más allá del nicho LGBTIQ+. También me puse a investigar. Fui a la zona con una periodista de allá, Diana Manzo, y empecé a conocer los pueblos, la comunidad y las muxes, que están organizadas”, comentó Barrera Tyszka a El Nacional.

Las muxes son una sociedad indígena que se denomina como el tercer género y se localizan principalmente en la región zapoteca del Istmo de Tehuantepec. Nacidos biológicamente como hombres, adoptan roles de mujer pero sin estar en competencia con otras mujeres. Se estima que en la región hay al menos 3.000 muxes.

La serie estuvo entre las más vistas en México y Venezuela.

¿Quiénes son los nominados a los Premios Platino?

La película española La infiltrada y la serie colombiana Cien años de soledad encabezan las nominaciones a los XII Premios Platino, e incluyen a un total de 35 películas y nueve series iberoamericanas.

La infiltrada, de Arantxa Echevarría, tiene un total de 11 candidaturas, seguida de El Jockey, de Luis Ortega (Argentina), con nueve. Ambas compiten en el galardón de Mejor Película Iberoamericana de Ficción con la ganadora del Oscar Ainda estou aqui (Walter Salles, Brasil), El 47 (Marcel Barrena, España), Grand tour (Miguel Gomes, Portugal) y La infiltrada.

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Por su parte, Cien años de soledad, de José Rivera y Natalia Santa, tiene ocho nominaciones. La principal es en el rubro de Mejor Miniserie o Teleserie de Ficción o Documental, donde también fueron distinguidas Cidade de Deus: A luta não para (Aly Muritiba, Brasil), Como agua para chocolate (Curro Royo, México) y Senna (Vicente Amorim, Fernando Coimbra, Luiz Bolognesi y Patrícia Andrade, Brasil).

La ceremonia de nominaciones tuvo lugar en los estudios de Telemundo Center en Miami, marcando la primera vez que los Premios Platino, que se entregarán el 27 de abril en el Palacio Municipal IFEMA Madrid, serán transmitidos en Estados Unidos.

El Nacional

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19 de marzo: festividad de San José y Día del Padre en España

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San José con el Niño, por Bartolomé Esteban Murillo/ El Mundo

M.Sánchez

Hoy, miércoles 19 de marzo de 2025, en la segunda semana de Cuaresma, la Iglesia católica celebra en su santoral la festividad de San José, así como la de San Juan de Parrano y otros beatos.

Como recuerda el Martirologio Romano sobre el santo del día: «Solemnidad de San José, esposo de la Bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre para con el Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José, y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

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Esposo de María y padre putativo de Jesús, la figura de San José es imprescindible en la Iglesia católica. De profesión carpintero, no existe unanimidad en torno a la fecha de su nacimiento ni de su muerte. Su figura aparece en el Evangelio de Lucas y en el de Mateo.

Fue el Papa IX quien estableció el Día de San José en el año 1621 y lo proclamó Patrono Universal de la Iglesia.

En España, en el día de San José se celebra el Día del Padre. El 19 de marzo de 2025 es festivo en la Comunidad Valenciana y Murcia. En esta última región, y más concretamente en Valencia, el día de San José supone el punto y final de las Fallas 2025 con la tradicional «cremà» de los monumentos. Esta fiesta surgió como una forma de honrar al padre putativo de Jesús.

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Santoral completo del 19 de marzo

El santoral de hoy, 19 de marzo, festeja las siguientes onomásticas, conmemoraciones y memorias de santos:

  • San José
  • San Juan de Parrano
  • Beato Isnardo de Chiampo
  • Beato Andrés Gallerani
  • Beato Juan Buralli de Parma
  • Beata Sibilina Biscossi
  • Beato Marcos de Marchio de Montegallo
  • Beato Narciso Turchan
  • Beato Marcelo Callo

El santoral católico es el conjunto de personas reconocidas por la Iglesia como santos o beatos en una fecha concreta. El Martirologio Romano es el documento que nombra y distribuye en el calendario los casi 7.000 santos y beatos reconocido por la Iglesia.

Los santos son hombres y mujeres destacados en las diversas tradiciones religiosas por sus relaciones especiales con las divinidades o por una particular elevación ética. Mientras que la consideración de beato constituye el tercer paso en el camino de la canonización.

El Mundo

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Feria Internacional del Libro de Bogotá con España como país invitado

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Edición 37 de la Filbo/ Más Colombia

En aproximadamente 60 mil metros cuadrados de exhibición del recinto expositivo Corferias se realizarán dos mil 300 actividades culturales en las que participarán representantes de una treintena de países, de acuerdo con una información divulgada por el comité organizador.

Añadió la fuente que el evento cultural más importante del país este año tendrá como eje temático “Las palabras del cuerpo”, una invitación a reflexionar sobre las conexiones que se tejen entre los libros, la identidad, la memoria, el lenguaje, la migración, la música, el periodismo, el medio ambiente y las secuelas de la violencia.

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El vicepresidente de Planeación y Asuntos Corporativos de Corferias, Mario Cajiao, expresó que la feria es un espacio donde convergen todas las miradas del mundo editorial y es el punto de encuentro estratégico para la industria regional.

“Nuestro compromiso es seguir fortaleciendo una programación diversa, con espacios incluyentes y accesibles, en la que se escuchen autores emergentes, escritores consagrados y pensadores que contribuyen a la conversación internacional desde la literatura, la cultura y el arte”, afirmó.

La edición número 37 de Filbo reconocerá a España como país invitado de honor que asistirá con una delegación de escritores, poetas, divulgadores, editores y pensadores bajo el lema “Una cultura para la paz”.

Prensa Latina

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