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Fonseca y Rawayana se unen en una vibrante colaboración

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El cantante colombiano Fonseca /EFE@MS Communications

Un encuentro casual en una boda dio lugar a la creación de la animada canción “Venga lo que venga”, que combina las raíces vallenato-pop de Fonseca con el toque reggae venezolano de Rawayana. Su inesperada colaboración transmite esperanza y alegría, fusionando dos estilos musicales en una única y feliz pista.

Un encuentro casual en una boda

La vida puede cambiar rápidamente, a veces en un evento aparentemente rutinario, como una boda. A finales de noviembre, fue exactamente allí donde Fonseca (un cantante y compositor colombiano reconocido por sus conmovedoras fusiones vallenato-pop) y Beto Montenegro (el carismático líder de la banda venezolana de reggae Rawayana) se cruzaron por primera vez. Ambos recibieron invitaciones de amigos en común, aunque nunca se habían conocido. Fueron presentados en medio del bullicio celebratorio de las conversaciones y la música de baile, intercambiando comentarios sobre sus trayectorias musicales.

No fue una introducción común. La discografía de Fonseca incluye múltiples premios Latin Grammy y himnos muy queridos que fusionan el alma del vallenato colombiano con los estilos pop más populares. Rawayana, dirigida por Montenegro, ha recibido elogios y ha ganado un público fiel gracias a sus innovadoras vibras “trippy-pop”, un tipo de reggae matizado con alma latinoamericana. Sin embargo, ni uno ni otro esperaban la nueva idea que surgió de ese encuentro en la boda. Poco después de conversar, ambos compartieron el deseo de usar su música para dar fortaleza en tiempos difíciles.

El evento se sintió natural y auténtico, como cuando los creadores se encuentran sin los límites impuestos por contratos discográficos o llamadas oficiales. En una semana, ambos habían fijado una fecha para encontrarse en un estudio. No había un gran plan maestro para un sencillo que fuera a encabezar las listas de éxitos, sino dos artistas impulsados por la curiosidad, sesiones de improvisación y el deseo de ver qué sinergia podría surgir. Al final de la sesión, “Venga lo que venga” ya estaba tomando forma. Tenían la melodía, letras parciales y una idea clara de cómo la voz de cada músico enriquecería la pista. Para dos artistas establecidos, la rapidez de esta colaboración desafió las normas de la industria. La recién formada asociación tenía como objetivo fusionar el arte colombiano y venezolano con el menor esfuerzo posible, lo que fue un testimonio de la química que surgió de aquella conversación casual en la boda.

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El Resultado: un sencillo que muestra cómo comenzó de manera inesperada. Con acordes animados y ritmos ligeros, la pieza pronto se transformó en una explosión de creatividad donde cada músico aportó su estilo. Esa mezcla no vino de planes prolongados, sino de una inspiración repentina. Los bocetos líricos se transformaron en un mensaje cohesivo, demostrando cómo el amor y la resiliencia pueden prosperar en un mundo afectado por amenazas medioambientales y presiones sociales. “Venga lo que venga” surgió no solo como una pista, sino como un testimonio de cómo una perspectiva compartida puede florecer en música significativa.

Fusionando Vallenato-Pop y Reggae

En una época definida a menudo por experimentos que cruzan géneros, “Venga lo que venga” ofrece un ejemplo fresco de cómo mundos musicales inesperados pueden fusionarse sin esfuerzo. Por un lado está Fonseca, cuyo estilo distintivo fusiona el vallenato colombiano—un género profundamente ligado a la costa atlántica rural del país—con el pop más convencional. Sus canciones suelen girar en torno a las suaves líneas de acordeón y el ritmo sincopado característico del vallenato, actualizado a través de una producción pulida. Con los años, ha perfeccionado ese enfoque, logrando múltiples éxitos que conectan las sensibilidades globales del pop con el alma de su herencia colombiana.

Por otro lado está Rawayana, el grupo venezolano que ha causado sensación con su vibrante marca de reggae. Sin embargo, etiquetarlos solo como “reggae” podría reducir su amplitud. Su discografía incluye elementos de rock, funk y una pizca de influencias caribeñas. La vibra relajada de Rawayana se adapta al nombre de la banda, un juego de palabras en español con “rabo” (cola) fusionado con un toque inspirado en Jamaica. Sus pistas están llenas de riffs cálidos de metales, tempos relajados y un espíritu de sesión de improvisación que recuerda a los colectivos musicales jamaiquinos, aunque reinterpretados para una audiencia latinoamericana contemporánea.

Unir estos dos mundos musicales: un equilibrio creativo

Unir estos dos mundos podría haber generado tensiones creativas. Las líneas melódicas del vallenato suelen estar a cargo de instrumentos distintivos como el acordeón y la caja. Al mismo tiempo, la firma de Rawayana depende del ritmo característico de la guitarra reggae y una cadencia vocal relajada. En lugar de forzar las componentes por separado, “Venga lo que venga” encuentra un equilibrio perfecto, adoptando un groove de tempo medio que resalta las fortalezas de cada grupo. La percusión subraya la pista con una suavidad tropical, integrando el shuffle de cumbia colombiano y el swing relajado que se encuentra en el reggae caribeño. Mientras tanto, las guitarras enfatizan las progresiones de acordes típicas del repertorio de Rawayana, dejando espacio para los ocasionales toques de acordeón, una característica de Fonseca. La colaboración nunca se siente desarticulada; en cambio, revela un tapiz elegante que entrelaza los dos géneros en un estilo ligero y hacia adelante.

Lirismo y mensaje

Líricamente, la nueva canción aborda problemas reales y urgentes del mundo, principalmente las crisis ambientales, mientras celebra la capacidad del amor para perdurar. El estribillo del título, “Venga lo que venga,” significa aproximadamente “lo que sea que venga.” Resume la idea principal de la canción: fortaleza, esperanza y la construcción de un futuro mejor a pesar de los tiempos difíciles. Fonseca canta con suavidad y certeza, complementando el tono calmado pero cálido de Montenegro. Los fanáticos de Colombia, Venezuela o cualquier otro país saben que las dos voces actúan como una, demostrando que pueden unirse incluso cuando están divididas por nación o estilo musical.

Sinergia en el proceso de producción

Esta sinergia es aún más evidente en el proceso de producción. Liberados de las restricciones de un ciclo largo de planificación, los artistas abordaron la pista como una sinergia espontánea. En solo unos días, desde el concepto hasta las grabaciones pulidas, “Venga lo que venga” encontró su forma: una anomalía en una industria que a menudo requiere semanas de negociaciones, docenas de borradores y comentarios de ida y vuelta. La espontaneidad subraya el encuentro de mentes entre Fonseca y Rawayana, cada uno lo suficientemente confiado en su arte como para dejar que la música hable por sí misma.

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Abrazando la diversión y la identidad visual

Una característica clave del sencillo es su video musical, que refleja la vibra alegre de la canción con imágenes divertidas. Adoptando un look de vaquero, los artistas se ponen sombreros, botas y chaquetas con flecos. Juegan en sets que transmiten una sensación alegre y del estilo del oeste. Dicen que esta elección surgió del deseo de romper viejas costumbres. Fonseca se ríe y comenta que pensaron en los personajes de las telenovelas de “Pasión de Gavilanes,” un conocido drama colombiano lleno de emoción y amor.

Esta honestidad juguetona conecta con los fanáticos. Les recuerda que, aunque la canción habla de las partes difíciles de hoy, los artistas mantienen una fuerte voluntad de difundir alegría, humor y esperanza. El video muestra escenas como las de una película de vaqueros cómica: pretenden montar caballos, hacen movimientos audaces y, a veces, usan accesorios que parecen una broma. Se rebelan contra el tono serio de los videos musicales usuales, siguiendo su lado más divertido.

Más allá de la risa: conectando a personas de diferentes países

Además de hacer reír, el proyecto también intenta unir a oyentes de diferentes naciones. Las relaciones entre Colombia y Venezuela han tenido altibajos, especialmente con los cambios políticos. Al trabajar juntos y mostrar el estilo musical de cada país, “Venga lo que venga” fomenta el respeto entre las culturas y nos recuerda sus raíces comunes. Fonseca incluso ha mencionado que la canción crea un vínculo entre los dos países. La música a menudo supera los desacuerdos temporales y reúne a las personas. En este caso, la mezcla de vallenato-pop colombiano y reggae venezolano demuestra que las conversaciones creativas pueden acercarnos, en lugar de mantenernos alejados.

Una mirada a los proyectos futuros

La emoción que rodea a “Venga lo que venga” probablemente no disminuirá en el corto plazo. Para Fonseca, este sencillo también es la canción principal de su próximo álbum, que se lanzará en la segunda mitad del año. Aunque los detalles siguen siendo escasos, los fanáticos pueden esperar que el compositor refine o expanda la vibra brillante y de mirada al futuro de su última colaboración. Conocido por llevar constantemente los límites del vallenato-pop, podría fácilmente tomar sus experiencias trabajando con Rawayana para agregar nuevas dimensiones o influencias a su próximo proyecto. Con una extensa trayectoria de conciertos agotados y múltiples premios Latin Grammy, la ambición de Fonseca por una nueva dirección está bien al alcance.

Sumando al fervor está la próxima gira de Fonseca, “Tropicalia”, que recorrerá varias ciudades colombianas—Medellín, Cali, Barranquilla y Bogotá—antes de llegar a los Estados Unidos en junio. Los fanáticos de Miami, Orlando y Nueva York, entre otras paradas, pueden anticipar que la sinergia que “Venga lo que venga” encapsula se llevará a cabo en el escenario. Si la suerte lo permite, Rawayana podría aparecer brevemente si el calendario lo permite. Su visita subrayaría la mezcla de culturas celebrada por la nueva canción. La alegría muestra cómo este pequeño y sorprendente trabajo en equipo en una boda se convirtió en un fenómeno con alcance global.

Rawayana y nuevos proyectos

Rawayana en Madrid
Rawayana en cocierto en Madrid / Cortesía

Mientras tanto, la agenda de Rawayana no es menos ajetreada. Poco después del lanzamiento del sencillo, planean lanzar un álbum completo en colaboración con el gigante colombiano Bomba Estéreo. Titulado Astropical, el proyecto contará con 12 pistas, cada una vinculada simbólicamente a uno de los signos del zodiaco. Este enfoque conceptual marca otro gran hito creativo para una banda que recientemente ganó un Grammy por Mejor Álbum de Rock o Álbum Alternativo Latino. El disco promete refinar el enfoque “trippy-pop” característico de Rawayana y resaltar cómo continúan forjando conexiones dentro de la diversa escena musical de América Latina, desde los beats bailables con cumbia hasta el rock alternativo.

Todos estos cambios muestran cómo las personas en la región están trabajando juntas, con colombianos y artistas venezolanos uniéndose y superando viejas costumbres. “Venga lo que venga” se encuentra en el centro de estos cambios culturales: una canción alegre que guía la mezcla de diferentes estilos y relatos.

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Un mensaje de esperanza y unidad

A gran escala, la canción refleja preocupaciones sobre la naturaleza y los problemas sociales, tocando una generación que busca esperanza en tiempos difíciles. Al mostrar el amor como una luz estándar, la obra nos recuerda que, incluso en momentos difíciles, las personas pueden encontrar esperanza. Esa idea va más allá de las listas de éxitos a corto plazo y aborda una necesidad más profunda de fortaleza. De muchas maneras, Fonseca y Rawayana usan el suave ritmo del reggae y la verdad sincera del vallenato para responder al presente, un claro resultado de la chispa nacida en ese famoso encuentro en la boda.

En su núcleo, “Venga lo que venga” muestra lo mejor de la música latina. Ofrece no solo diversión, sino también consuelo, y conecta tradiciones artísticas de dos países cercanos. La mezcla se fortalece cuando se observa cuán raramente los grupos venezolanos y colombianos han trabajado juntos, a pesar de que sus naciones están cerca y comparten lazos comunitarios. Este disco actúa como un símbolo de unidad—un desafío a la idea de que las fronteras culturales no pueden cambiar.

Ya sea que los fanáticos se sientan atraídos por el video cómico de temática vaquera, los relajados ritmos reggae o las influencias pop llenas de energía, todos se llevan una sensación innegable de que algo mágico emerge cuando los artistas salen de sus límites habituales. “Venga lo que venga” podría seguir siendo uno de los puntos destacados de los lanzamientos musicales latinos del año: un testimonio de la espontaneidad, la colaboración y la capacidad de crear canciones que hablan directamente a los desafíos actuales, mientras conservan una calidez atemporal. Y con los lanzamientos de álbumes, giras y el impulso imparable de ambos actos, los efectos de onda probablemente perdurarán, recordando a los fanáticos que los mejores momentos musicales a menudo provienen de accidentes felices, saltos creativos y una pizca de sinergia entre fronteras.

Latinamericanpost.com

Arte y Cultura

Leonardo Padrón en el Instituto Cervantes

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Cartel del evento que se realizará en el Instituto Cervantes

El próximo 2 de diciembre a las 19 y 30, Leonardo Padrón presentará en la sede
central del Instituto Cervantes su nuevo libro: La difícil belleza de las esquinas
(Editorial Pre textos). Esta actividad se realizará dentro del programa: “Biblioteca al
día”, con el que esta institución de prestigio mundial ofrece al público un contacto
directo con los autores y títulos más relevantes de la actualidad española.

Padrón, uno de los escritores más populares y leídos de América Latina, conversará
en esta ocasión sobre su más reciente libro, volumen que condensa una parte
significativa de su trabajo literario desarrollado hasta el momento en títulos como:
Balada, Tatuaje, Boulevard, El amor tóxico y Métodos de la lluvia.

Trayectoria

Nacido en Venezuela en 1959, comenzó allí su exitosa carrera literaria que aparte de
la poesía incluyó desde sus inicios la escritura de guiones para televisión. En este
último género es autor de series como Pálpito que se convirtió en la producción de
habla no inglesa más vista a nivel mundial con 68 millones de horas vistas apenas en
su primera semana de transmisión en Netflix. Éxito que repitió con la segunda
temporada de Pálpito, también con la serie Accidente y que se ha visto reflejado en
innumerables nominaciones y premios como autor televisivo.

Le puede interesar: «Accidente», la nueva serie de Leonardo Padrón en Netflix

En tanto poeta, Padrón formó parte en los años ochenta del grupo Guaire, que
introdujo en la lírica venezolana los tonos de la poesía conversacional, y desde sus
inicios la respuesta del público lector a su escritura ha sido multitudinaria, al punto que
las últimas presentaciones de sus libros en Venezuela se desarrollaban en teatros
debido a que el espacio de las librerías era insuficiente para albergar a sus cientos de
seguidores, hecho repetido en eventos como la Feria del libro de Madrid donde ha
producido kilométricas filas de lectores que han agotado las existencias de sus títulos.

Su obra, centrada en temas como el amor, la soledad contemporánea, la pasión por lo
urbano, ha sido traducida a idiomas como el alemán, el búlgaro y el inglés. Del mismo
modo, forma parte de la antología de literatura venezolana: El adiós de Telémaco,
publicada en España para recoger lo más selecto de la literatura del país caribeño.

Lea también: Se publica «El adiós de Telémaco. Una rapsodia llamada Venezuela»

También es destacable el trabajo de Padrón en géneros como la crónica, la entrevista
y la literatura infantil, labor recogida en volúmenes como: Se busca un país; Kilómetro
cero, La niña que se aburría con todo, La jirafa y la nube, y Los imposibles.

Motivos por los que la sede central del Instituto Cervantes acogerá los ecos de esta
voz poética el ya citado 2 de diciembre a las 19: 30, momento en que estará
acompañado por los escritores Karina Sáinz Borgo y Juan Carlos Méndez Guédez,
quienes indagarán sobre los mecanismos de la escritura y la manera de entender la
poesía que signa el trabajo del autor caraqueño.

Las entradas están agotadas.

Se puede seguir en :

Presentación del libro «La difícil belleza de las esquinas», de Leonardo Padrón

Emisión en directo | Instituto Cervantes

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Arte y Cultura

La Navidad Venezolana en Familia

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Artistas venezolanos Clara Marcano, Luis Zea y Tibisay Zea/ cortesía

La magia de la tradición venezolana llegará a Barcelona el viernes 12 de
diciembre a las 21:00 h, cuando la pianista venezolana Clara Marcano,
radicada en Miami y reconocida por su dedicación a la música
latinoamericana, se reúna en el escenario de la Librería Byron con el
guitarrista Luis Zea, referente internacional de la guitarra venezolana, y
con la periodista y cantante Tibisay Zea, cuya voz abraza con naturalidad
los colores de la música de raíz.

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Juntos presentan “La Navidad Venezolana en Familia”, un concierto
íntimo y entrañable en el que esta familia de artistas, a través de aguinaldos
y ritmos tradicionales de Venezuela y América Latina, comparte recuerdos,
anécdotas y la calidez de sus raíces, celebrando la música como un vínculo
profundo con la tierra, con la memoria y con la comunidad venezolana que
vive lejos del país.

La propuesta, cargada de emoción, identidad y cercanía, invita al público a
reencontrarse con los sonidos que han acompañado generaciones y a vivir
una noche donde Venezuela parece volver a sentirse al alcance de la mano.
Las entradas ya se encuentran a la venta en Entradium.

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Entretenimiento

La historia detrás del Black Friday

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El viernes negro nación de un quiebre económico /Max Ficher

Andrea Arzola Morillo

Hoy lo asociamos a colas, clics compulsivos y rebajas imposibles, pero Black Friday no nació como una celebración del consumo. Su nombre empezó siendo casi un insulto, ligado al caos y a un viernes particularmente oscuro en la historia de Estados Unidos.

Cada año, el viernes posterior a Acción de Gracias marca el pistoletazo de salida oficioso de la temporada de compras navideñas en Estados Unidos y, desde hace dos décadas, también en buena parte del mundo. Lo que empezó como una jornada de descuentos en tiendas físicas se ha convertido en un evento comercial masivo, con campañas que hoy duran semanas y que arrastran a marcas, plataformas online y consumidores a una especie de maratón global de ofertas.

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En países como España, Black Friday se consolidó sobre todo a partir de los años 2010, empujado por el e-commerce y por grandes cadenas internacionales. Con los años, se ha convertido en una fecha que reorganiza calendarios, adelanta compras navideñas y dispara la competencia por captar atención en un mercado saturado de promociones.

De un viernes “negro” en Filadelfia al fenómeno global

El nombre Black Friday tuvo, antes que nada, un sentido oscuro. En la historia estadounidense se llamó así a varios días de crisis; el más famoso fue el 24 de septiembre de 1869, cuando un intento de manipular el mercado del oro provocó un desplome financiero. Aquel «viernes negro» no tenía nada que ver con rebajas, pero dejó la expresión asociada a caos y pérdidas.

Décadas después, el término reapareció con otro significado, todavía negativo. A comienzos de los años cincuenta se usó para describir el viernes después de Acción de Gracias en fábricas y oficinas, porque muchos trabajadores se ausentaban para alargar el puente. Era, literalmente, un «viernes negro» para la productividad.

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La conexión directa con las compras llegó en los años sesenta en Filadelfia. La policía local empezó a llamar Black Friday al día posterior a Acción de Gracias por el tráfico imposible, las aglomeraciones en los comercios y el ambiente de descontrol que se generaba en el centro de la ciudad, agravado además por el partido anual de fútbol americano Army Navy que atraía aún más gente. Los comerciantes intentaron cambiar el nombre por «Big Friday», pero el apodo policial se impuso y terminó viajando a otras ciudades.

El re-branding perfecto

El gran giro llegó en los años ochenta, cuando el sector minorista decidió darle la vuelta al relato. Empezó a difundirse la explicación de que ese día las tiendas pasaban de estar «en rojo» (pérdidas) a «en negro» (beneficios), una imagen tomada de la contabilidad tradicional. No era el origen real del término, pero funcionó como re-branding perfecto: transformó una jornada asociada al caos en una fiesta del consumo.

Desde entonces, Black Friday no ha hecho más que crecer. Primero se convirtió en el día con más ventas presenciales del año en Estados Unidos y luego, con internet, saltó de las tiendas a la pantalla. En los 2000 surgieron extensiones naturales como Cyber Monday (descuentos online el lunes siguiente) y más tarde campañas adelantadas que hoy empiezan incluso antes de Acción de Gracias. El «viernes» dejó de ser un día para convertirse en una temporada comercial completa.

Así, lo que nació como una forma de describir un colapso urbano en Filadelfia terminó convertida en una etiqueta global de marketing. Un nombre oscuro, reciclado por el retail, que hoy define el mayor ritual contemporáneo de compras con descuento.

La Razón

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