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Jose Pan, la panadería de los amasijos colombianos en Madrid

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Panadería José Pan/ Josépancol/Instagram

Por Juanita Samper Ospina

Desde su primeros pasos en España hasta conducir un BMW 320. Entre esos dos momentos, José Humberto Rodríguez, fundador de JosePan, tiene mucho qué contar.

Imagínense a José Humberto Rodríguez en Pozuelo de Alarcón, un barrio de Madrid, vestido con una camiseta sin mangas y pantalón corto, dispuesto a llevar a cabo alguno de los trabajos que le encomienda el español Félix Meneses: arreglar el jardín, limpiar una parte de la casa, botar algo. Acude a la cita que le ha puesto en una cafetería al lado de un banco. Rodríguez es un inmigrante colombiano sin papeles, pero con ganas de salir adelante. Como sea: vende comida y ropa imitación de marcas conocidas y cualquier ayuda económica extra le cae de perlas

Ahora imagínense a José Humberto Rodríguez en el mismo lugar, pero casi treinta años después. Está en Pozuelo de Alarcón, al lado del banco. Esta vez llega en su BMW 320 turbo diésel y viste un traje de Hugo Boss. Y, en lugar de buscar un trabajo, se pone a llorar. Recuerda sus primeros pasos en España y piensa en lo que ha recorrido.

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Entre las dos escenas hay de todo: una detención, ventas clandestinas, un grupo de prostitutas, mucho esfuerzo y 32 panes que terminaron representando una milagrosa reproducción repartida en nueve locales en la capital española. Es la historia de superación de un hombre al que se conoce como ‘JosePan’ y se ha convertido en un referente, algo así como un embajador, de Colombia en España.

Un club diferente

Su madre fue la primera en llegar a España. En Colombia trabajaba como enfermera y en España como empleada del servicio de una familia. No dudó en ayudarle luego a José Humberto a que viajara. Y él, una vez puso pie en Europa, se dedicó a buscar trabajo. Nadie, sin embargo, lo contrataba porque no tenía papeles. Así que convenció a unos chinos de un taller de confecciones que quedaba en su barrio para que lo dejaran vender algunas de sus prendas.Y fue al Parque del Retiro con su carga porque sabía que por allí pasaban muchos colombianos. No estaba equivocado. En pocas semanas multiplicó sus ventas. Una de sus clientas era una joven que había comprado una piyama, muy admirada por sus amigas. Le comentó que ellas querían adquirir varias y le pidió que fuera a llevárselas al club.

Imaginen ahora a José Humberto andando por una carretera española, cargado con ropa y rezando para que las autoridades no lo detuviera por caminar donde no hay andenes. Busca un club. Mira a su alrededor a ver si detecta un campo de golf, un parque infantil, una piscina. Finalmente encuentra algo muy distinto: lo que en España se llama un club de alterne: un prostíbulo de carretera.

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Lo esperaban su clienta y sus amigas. No solo le compraron ropa. Ellas vivían allí y él se dio cuenta de que extrañaban la comida colombiana. Y no solo pasaron a comprarle comida. También se dio cuenta de que necesitaban movilizarse, pues por la legislación española las obligaba a cambiar de local cada cierto tiempo, así que pasó a ser su Uber particular: una de ellas le ayudó a través de un amigo para que le fiaran un carro viejo, y Rodríguez se convirtió en el conductor de estas chicas colombianas.

Su verdadero patrón tiene nombre colombiano: el rebusque. Entre venta de ropas, de productos en tiendas latinas, de comidas —los añorados pandebonos y pandeyucas colombianos— y traslados fue ahorrando y conociendo gente. Entra ellos, Félix Meneses, aquel que le puso la cita al lado del banco, cuando pensaba que iba a conseguir platica por un trabajo.

Imaginen la cara de José Humberto cuando el español le explica que van a abrir una cuenta de ahorros. E imaginen la del funcionario cuando se entera de que no tiene papeles. Se sobrepuso y sencillamente acomodó unos números y una letra para que el sistema no lo rechazara.

Con el rebusque, Rodríguez logró reunir lo suficiente para traer a sus hijos. Un día se enfermó uno de ellos y tuvo que llevarlo al centro médico. Allí, cuando rellenaban la información requerida, le preguntaron su oficio. No podía decir que era vendedor ambulante, así que contestó: “panadero” (al fin y al cabo, también vendía amasijos colombianos).

Pasados unos días, la Cruz Roja Internacional lo llamó a decirle que había un puesto para él. Entró, entonces, a una panadería española, donde trabajaba por la noche. Por fuera ya tenía su clientela y sus compromisos, y no le iba mal. Así que de día se dedicaba a ellos. No paraba. Eran épocas de mucho esfuerzo y poco sueño.

Le contó a un compañero que en Colombia el pan se preparaba de otra manera. Lo sabía bien porque había traído en un papel la receta que había copiado, y era la que seguía. Él le pidió que le mostrara cómo se hacía en un día con poco movimiento. Y así lo hizo. Salieron 32 panes. José Humberto se los llevó a su casa porque en aquella panadería no vendían un producto diferente al español.

Historia de Jose Pan

Con su vena pereirana, José Humberto le ofreció los panes a la dueña de un local de productos latinos. Ella, reticente, aceptó unos pocos. Al rato lo llamó: “Trae más, Josepán, se están vendiendo como locos”. No solo le puso un mote espontáneo, sino el nombre que llevó su primera panadería.

Panes de Josepan Madrid/ Josepan

Pero para eso todavía falta. Porque José Humberto comenzó en su casa, aunque le faltaban herramientas para lograr la receta colombiana perfecta. Y apareció de nuevo el señor rebusque, en el cuerpo de un primo, uno más del combo que poco a poco había ido llegando. Este era escultor y halló una pieza de una encuadernadora de libros, que con un par de arreglos quedó convertida en rodillo de panadería. Y comenzó la reproducción de los panes. Primero usaron la cocina; después el salón. Cada vez vendían más para llevar a otros locales.

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De nuevo Félix Meneses le echó una mano y le dio un carro mejor con facilidades de pago para que pudiera hacer sus repartos. Se mudó a otro apartamento, donde puso en funcionamiento una especie de panadería clandestina.

Vio una oportunidad de oro cuando un español le prestó un local pequeño con la condición de que pusiera a la venta también su pan, el pan español que le proveía. “Se me llena y se me dispara eso”, recuerda Rodríguez. “Había carros en doble fila y se regó la voz entre los paisanos”.

La magia de los pandebonos, los pandeyucas, los buñuelos y el resto de amasijos se olía en las calles madrileñas. Para entonces ya contaba con la ayuda de un panadero colombiano profesional, que mejoró aún más el producto.

Pronto aquellos 30 metros le quedaron pequeños. Y encontró un local perfecto de 500. Le parecía difícil llenarlo con productos de panadería y se inventó el Centro Integrado de Servicios Josepán: locutorio, ropa colombiana, agencia de viajes, productos latinos. Era finales de los años noventa y comienzos de este siglo, cuando se presentó una inmigración masiva proveniente de nuestro país.

Se comenzaron a ver en ese entonces más locales latinos y algunos colombianos. José Humberto estaba precisamente en uno de arepas cuando vio la imagen más temida: llegaron las autoridades a hacer una redada. Y, sí, pasó aquello que lo aterraba: lo detuvieron durante varias horas.

Era el pavor de los colombianos porque sabían que los podían devolver. En efecto, le llegó una carta de expulsión, pero él se salvó en este caso. De nuevo Meneses le ayudó al darle un contrato de trabajo con el que podía desbaratar el motivo de la expulsión, que era la supuesta falta de medios.

Impulso

La carrera de Josepan siguió impulsada. Tanto que hoy tiene nueve panaderías y 250 empleados. Son templos de los colombianos: allí se va a matar la nostalgia con un caldo de costilla, se va a compartir con los españoles el buen café, se va a satisfacer el capricho de una arepa. Es un centro social también, donde se encuentran los amigos. Y es una maravillosa vitrina para Colombia, pues, como él dice, está dedicado a que mostrar que:

«tenemos mucho más para hablar de nuestro país que el típico chiste de Pablo Escobar»

Amasijos en Josepan/ cortesía Josepan

Por eso en sus paredes se ven fotos de personas que sacan la cara: Shakira, Falcao, Juanes, César Rincón, Fernando Botero. Por eso están decoradas con frases típicas: “Vecina, ¿y la ñapa?”, “Lo que no mata engorda”, “Está miando fuera del tiesto”. Por eso lo visitó Álvaro Uribe cuando era presidente. Escogió su local y dio una rueda de prensa a su lado. “Cuando se fue, no estaba seguro de que eso hubiera pasado; tuve que pellizcarme”, recuerda. Y por eso fue elegido el año pasado como uno de los diez colombianos destacados en España por nuestra embajada.

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Rodríguez estuvo unos años en Colombia y ahora ha vuelto a Madrid con su esposa Beatriz Rincón y los tres hijos que tienen (él suma dos más de un matrimonio anterior). Ella está a cargo de la nueva pastelería, cuya decoración tiene un aire parisino, donde se ofrecen dulces delicias colombianas.

José Humberto llegó hace treinta años por primera vez a España desde su Pereira natal, donde había sido desde seminarista hasta policía. Y no pierde ese ombligo umbilical que lo ata a nuestro país. Tampoco olvida sus raíces.

Imagínenlo al final de esta entrevista que tiene lugar en su panadería de la avenida Castellana, cerca del nuevo centro financiero de Madrid, mientras cuenta aquella vez que llegó en pantaloneta al banco y, sí, imaginan bien: vuelve a llorar.

eltiempo.com

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Juan Valdez aterriza en Palma de Mallorca con su primer café en un aeropuerto europeo

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La marca colombiana de café elige el aeropuerto de Mallorca para su expandirse en Europa

Juan Valdez, la icónica marca de café 100 % colombiano, ha inaugurado su primer café en un aeropuerto europeo, eligiendo el Aeropuerto de Palma de Mallorca como punto de partida de su expansión en Europa.

Esta apertura se produce tras la alianza estratégica anunciada hace tres meses entre Grupo Trinity y Cafescol (la filial española de Procafecol, la empresa que gestiona las iniciativas de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia) y que contempla la apertura de 140 tiendas en los próximos siete años.

Café en Palma de Mallorca /España

El nuevo local, que cuenta con 70 metros cuadrados más una amplia terraza, está ubicado en el área de salidas del aeropuerto, uno de los más internacionales de Europa y puerta de entrada para millones de turistas del norte del continente, público clave para la marca. Además, el nuevo punto de venta generará 10 empleos directos y estará operado por el operador Cafestore, uno de los referentes en restauración en canal travel en España.

Caficultores

Desde su primera tienda en el aeropuerto internacional El Dorado de Bogotá en 2002, Juan Valdez ha cumplido su misión de llevar al mundo el auténtico sabor del café colombiano, visibilizando el trabajo de miles de caficultores. Hoy, la marca suma casi 600 tiendas en 20 países, 13.289 puntos de retail en 34 países y presencia digital en 22 territorios a través de sus canales de e-commerce.

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«Esta expansión en España es el claro resultado de una apuesta estratégica que compartimos dos compañías colombianas que buscamos llevar la marca Juan Valdez a su máximo potencial, impulsando valores compartidos como la colombianidad, la integridad, el servicio y la diversidad”, comentó Camila Escobar Corredor, presidenta de Procafecol S.A. compañía que administra la marca Juan Valdez.

Adicionalmente, la directiva agregó que, “esta alianza es esencial para fortalecer nuestra conexión con los consumidores europeos y nos permite dar un gran paso en la estrategia de internacionalización de la marca”

Colombia.es

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Crea y valida tu negocio con IA: una guía para emprendedores

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Portada del libro Crea y valida tu negocio/ El Imparcial

Emprender siempre ha sido un camino lleno de retos, pero la inteligencia artificial abre nuevas posibilidades. Esa es la línea argumental de Crea y valida tu negocio con IA: Guía práctica con prompts para emprendedores, el nuevo libro de Beatriz Agudo, consultora de Marketing Digital & Estrategias con IA para emprendedores y pequeños negocios con más de 17 años de experiencia.

«Muchos emprendedores tienen buenas ideas, pero no saben por dónde empezar», explica Agudo, que considera que la IA puede ser una «compañera» de viaje que permite ahorrar tiempo y dinero. «Quería que cualquier persona, sin ser experta en tecnología, pudiera hacerlo suyo», añade.

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La guía, pensada como un manual práctico y directo, ofrece prompts listos para usar, estrategias de validación de ideas y herramientas que permiten acelerar el proceso de creación de negocios reales. Además, el lector puede encontrar ejemplos, trucos y casos reales que acercan la IA al día a día del emprendimiento.

«Este libro nace de mi propia experiencia como emprendedora inquieta. Sé lo que se siente al tener una idea que te quita el sueño… y también la frustración de no saber si es viable. Con esta guía quiero dar a otros la oportunidad de comprobarlo rápido, de tomar decisiones inteligentes, y sobre todo, de no quedarse con la duda», dice la autora.

El Imparcial

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Nueve de cada diez nuevos autónomos en España es extranjero

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Bar de Florin, en el barrio de la Estrella, Madrid/ Cortesía Bar Sirio 28

Como cada día a las ocho, Florin, emprendedor rumano de 44 años, abre las puertas de su bar, Sirio 28, en el barrio de la Estrella (Madrid). Es la rutina desde hace cinco años, en 2019, cuando comenzó a trabajar como autónomo en un proyecto que ya tenía mente cuando llegó a España en 2014 desde Rumanía. «En mi país fui camarero durante muchos años, por cuenta ajena, y también en España, pero siempre habíamos pensado en tener nuestro propio bar», cuenta a 20minutos. «De hecho, fue una de las razones por las que vinimos aquí», explica.

Florin es solo uno de los más de 481.000 extranjeros afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), el 14% de los 3,4 millones de trabajadores por cuenta propia que hay en España, según datos de la Seguridad Social. Aunque sigue siendo la minoría, el colectivo de los autónomos foráneos no deja de crecer: en el último año ha crecido en más de 33.000 trabajadores, lo que ha contribuido a que, en mayo de 2025, España haya batido el récord histórico de autónomos afiliados. Sin embargo, el alto número de afiliaciones de extranjeros al RETA contrasta con la escasa afiliación de los autónomos nacionales: en el último año, solo 4.200 españoles se han inscrito como trabajadores por cuenta propia.

Aunque los españoles siguen siendo la nacionalidad mayoritaria en el RETA (2,9 millones del total), pero su decrecimiento en contraste con el auge de las altas extranjeras no es nuevo: según datos de la Seguridad Social recopilados por la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), entre 2021 y 2025, las altas de extranjeros al RETA suponen el 96,5% del total en ese periodo. En los últimos cuatro años, 104.338 altas de foráneos por apenas 3.817 nacionales. Es decir, la tendencia de los últimos cuatro años es que 9 de cada 10 nuevos autónomos es extranjero.

Extranjeros emprendedores y falta de relevo en España

Según explica a 20minutos Celia Ferrero, vicepresidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), hay dos claves que explican el auge de las altas de extranjeros y las bajas de nacionales: la llegada masiva de extranjeros emprendedores mientras el número de autónomos nacionales cae sin que se produzca un relevo generacional. «Por parte del extranjero existe ese sentimiento, una cultura emprendedora mucho más arraigada que la nuestra», explica Ferrero. «Además, mucha gente que llega a España ya eran emprendedores en sus propios países, tienen más tendencia al trabajo autónomo que al asalariado», sostiene.

Para muchos de estos inmigrantes, además, el trabajo autónomo es la «única vía real de inserción laboral ante las barreras de acceso al empleo por cuenta ajena», explica a 20minutos María José Landaburu, secretaria general de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (UATAE): «Es una muestra de esfuerzo, resiliencia y contribución a la economía, pero también señala una carencia estructural: si el emprendimiento nacional no crece al mismo ritmo es porque hay obstáculos importantes, desde la falta de protección social hasta la inseguridad económica».

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Por contra, en los autónomos nacionales, en la ATA observan como «hay gente que está saliendo de forma natural del sector, jubilándose, sin que entre gente nueva». «Hay un claro envejecimiento del empresariado y de los autónomos nacionales, y hay problemas de relevo generacional, estamos viendo freno en el emprendimiento joven», apunta Ferrero, que subraya que «el trabajador nacional tiene más aversión al riesgo, y al considerar las dificultades de ser autónomo, no compensan el desequilibrio».

La contribución de los autónomos foráneos, sostiene Landaburu, está permitiendo que muchas comunidades autónomas compensen las bajas de nacionales: «La economía española se sostiene, en buena parte, gracias al esfuerzo emprendedor de miles de personas migrantes, y es fundamental reconocer ese papel». No obstante, desde la UATAE advierten de que un fenómeno «preocupante» también influye en las cifras: los falsos autónomos. “Muchas veces, quienes se dan de alta como autónomos no lo hacen por vocación emprendedora, sino forzados por empresas que externalizan sus responsabilidades laborales para abaratar costes”. Este fraude, explican, «esconde una relación laboral ordinaria bajo la apariencia del autoempleo e infla artificialmente las estadísticas de afiliación extranjera», por lo que consideran «urgente» ampliar las inspecciones, regulaciones y garantías para proteger a los trabajadores vulnerables.

«Siempre me ha ido bien porque he sabido adaptarme»

En su día a día, Florin compagina la administración del negocio con el trabajo en él, si toca: «Tengo que cuidar de todo e intentar estar preocupado, gestionar y, si hace falta, atender. Muchas veces soy el comodín: si alguien está malo o hace falta…». Aunque reconoce que ser autónomo es difícil, asegura que emprender es algo que «cada cual hace a su manera y depende de los beneficios que le pueda sacar». «Yo trabajo mucho, pero me tomo los sábados libres, no he puesto un negocio para estar trabajando 20 horas. Lo hice al principio, pero ahora estamos mucho mejor», explica.

La hostelería (dentro del sector servicios) es una de las actividades con mayor número de afiliados al RETA junto a la construcción (86,2% del total). Dos trabajos que Iván, autónomo ucraniano de 44 años, conoce a la perfección. Desde que llegó a España en 2004, trabajó como autónomo para una empresa portuguesa, hasta que la crisis le obligó a renovarse y abrir un bar junto a su mujer. En 2014, se dio de alta como autónomo y volvió a la construcción: «Siempre me ha ido bien porque he sabido adaptarme a lo que tocaba», explica a 20minutos. Asentado en Cantabria, el trabajo no le falta: «La gente te va conociendo y, si lo haces bien, te van dando trabajo. Ahora mismo tengo encargos para un año, y siguen saliendo cosas».

Iván coincide con Florin en que ser autónomo «vale la pena», aunque depende mucho de cada trabajador: «Tienes que ser bien organizado, saber lo que entra, lo que sale, lo que ganas y lo que vas a pagar». «Y tener un colchón, un dinero por si pasa algo, eso lo tienes que tener», admite: «Yo estuve de baja unos meses por un accidente y cobraba 680 euros, eso no da para vivir». Además, reconoce que la burocracia no siempre es sencilla: «Se aprieta mucho con los impuestos, con las leyes… están bien porque la seguridad es lo primero, pero creo que hay cosas que sobran».

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El idioma y la cultura favorecen que los nacionales de países latinoamericanos sean el segundo colectivo más numeroso (tras los ciudadanos chinos y por delante de los propios europeos) de autónomos extranjeros, como es el caso de Yolanda Sandona, propietaria de la tienda de productos latinos La Huerta, en Arganzuela. Llegados desde Ecuador hace años, la idea de montar un negocio surgió sin habérsela planteado antes «Un día mi esposo vino con la idea, y con ayuda de un amigo decidimos abrir la tienda, sin tenerlo pensado de antes», explica a 20minutos.

Autónoma desde hace años, la tienda es su segundo emprendimiento en España: «Aunque son muchas horas, lo sentimos como algo nuestro, y estamos contentos de tener ya una cartera con clientes de México, Colombia, Bolivia, Ecuador… que encuentran aquí productos de su tierra, que no están en todas partes».

Nuevas formas de autoempleo deslocalizadas

Además de los sectores tradicionales, en los últimos años nuevos tipos de trabajadores autónomos están contribuyendo a engrosar las listas de afiliados al RETA, especialmente entre los extranjeros: «Emergen con fuerza nuevas formas de autoempleo vinculadas a la digitalización, los servicios creativos, el trabajo remoto y los conocidos como nómadas digitales», explica Landaburu. «También se consolida un perfil joven, muy formado y con proyección internacional, que apuesta por un trabajo flexible y deslocalizado», apunta la secretaria general de la UATAE, que apuesta por «adaptar la normativa y la protección social a esta nueva realidad».

De la misma forma, en su informe la ATA también subraya el sector de las actividades profesionales, científicas y técnicas como el segundo con mayor crecimiento entre los autónomos extranjeros: «Estamos viendo como aumenta la inversión extranjera en general, y como mucha gente, sobre todo desde la pandemia, viene a España a trabajar como nómadas digitales, que también son autónomos».

Sin embargo, las asociaciones destacan que el récord histórico de afiliados no debe eclipsar la caída en el número de autónomos nacionales, que supedita gran parte del tejido productivo a la llegada de emprendedores inmigrantes: «Es un fallo del sistema», opina Ferrero, que apuesta por una doble fórmula: «Facilitar el emprendimiento extranjero para seguir atrayendo talento desde fuera» y «fomentar la cultura del emprendimiento en los trabajadores nacionales, buscando medidas que incentiven que llegue sangre nueva a las empresas y que haya jóvenes emprendedores que dinamicen la economía».

«Aún queda mucho por hacer para dignificar el trabajo autónomo», sostienen desde la UATAE, subrayando que debe de dejar de ser «un trabajo refugio» para gente forzada a salir del mercado laboral, y convertirse «en una elección con derechos, estabilidad y futuro». Para ello, exigen cambios legales: consolidar el nuevo sistema de cotización por ingresos reales, avanzar hacia una mayor protección social y abordar la situación de «los elevados costes de alquiler de locales» para «convertir el autoempleo en una opción viable» y que proteja especialmente «a los más vulnerables».

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