Arte y Cultura
Diego Recoba: las contradicciones al aire del escritor latinoamericano
Por Ángel Peña
La novela ‘El cielo visible’, Premio Nacional de Uruguay, muestra el complejo contexto de la creación literaria.
El cielo visible (Random House), de Diego Recoba (Montevideo, 1981), es un libro interesante. No gustará a todo el mundo. A alguno incluso puede llegar a disgustarle bastante. En cualquier caso, aporta algo objetivamente valioso. En 2015, el grupo Penguin Random House creó la serie Mapa de las Lenguas para difundir entre los lectores españoles a autores latinoamericanos poco conocidos fuera de sus países. Desde entonces nos ha ayudado a darnos cuenta de que nuestro idioma se escribe en muchos tonos. Este de Recoba es uno de ellos, bastante común en Latinoamérica.
El cielo visible
Digámoslo rápido y claro para ahorrar tiempo a quien no quiera participar. El cielo visible propone el típico discurso de la izquierda latinoamericana, versión rioplatense, derivada uruguaya. En este primer aviso urgente, el lector ha de saber que eso supone una lista bastante convencional de críticas al capitalismo y el imperialismo, quejas por la precariedad laboral y una estética de «la resistencia» hacia las jerarquías con apelaciones a un quijotismo autocomplaciente. Todo con una retórica bastante desgastada a estas alturas, aunque a veces la fantasía despliegue las alas para aliviar un poco la lectura.
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Esa es una realidad que existe. Y que tiene una resonancia bastante poderosa entre cierta elite intelectual. Se puede estar de acuerdo o no, pero merece la pena echarle un vistazo. Dicho lo cual, el trabajo de Recoba aporta algo más: sus contradicciones son tan evidentes que dejan al aire unas entrañas de las que una mirada atenta podría sacar un análisis más detallado de lo que está pasando más allá de nuestras narices.
Recoba describe con detalle la pobreza de su entorno, pero no soporta que lo etiqueten como «el escritor pobre de Nuevo París [su barrio]», y lo inviten a «mesas, festivales y encuentros a hablar de pobreza y marginalidad». Fustiga el capitalismo y la estructura poscolonialista, pero acepta la becas de «una institución europea de las que todavía quedan que están interesadas en los pobres latinoamericanos». Reniega de la opresión de la gran industria editorial, pero lo publica su mayor multinacional. Desprecia a los escritores obsesionados con los premios, pero El cielo visible acaba de recibir el Nacional de Literatura de su país… hecho que la multinacional utiliza como argumento de venta del libro. Lógicamente.
Todo eso aparece en el libro… y, en una entrevista con THE OBJECTIVE, él lo confirma. No solo reconoce todas las contradicciones, sino que lo llama literatura. «El libro cumple con lo que yo me había propuesto, una cosa así como sin un tema, si se quiere, o sin un contenido estructurado y fijo. Básicamente, es un libro sobre la construcción de una historia familiar por un autor que casualmente se llama igual que yo; me gusta jugar con eso porque la gente cree que estoy hablando de mí, y a veces no es así realmente. Y, por otro lado, hay una reflexión sobre lo que significa ser artista, y ser escritor, al menos en Uruguay».
Verdad y fantasía
El cielo visible comienza con el encargo de la Intendencia (Ayuntamiento) de Montevideo a Diego Recoba de escribir la historia de su barrio, el humilde Nuevo París. La historia real, más bien chata, deriva en una fantasía con parques temáticos imposibles en la época gloriosa de principios de siglo XX (vacas gordas aquí exageradas hasta la parodia), un mundo underground al estilo Sábato… En paralelo brota la literatura del yo: el escritor pobre que solo quiere que lo dejen vivir medianamente bien trabajando en que le gusta y busca la nacionalización italiana para escapar a la próspera Europa que tanto desprecia; el infierno burocrático que ello implica se resuelve en un nuevo vuelo de la fantasía: la investigación genealógica deriva en una trama de antiguas sociedades secretas a mitad de camino entre Umberto Eco y Dan Brown, con el genocidio charrúa como motivo central, y el sueño de convertirse en el arquetípico intelectual uruguayo en el exilio le lleva a imaginar la recuperación de una artista olvidada, Myrtha Passeggi, que desarrolló su carrera en el verdadero París en la segunda mitad del siglo XX.
«En mis libros siempre hay viajes y movimientos. Los personajes perdidos y la búsqueda están muy presentes en la historia de países como Uruguay», explica Recoba en la entrevista. «Y me interesa mucho la ficción exacerbada: que una cosa dispare a otra, sin límites, para ver hasta dónde me lleva». Esa mezcla de la literatura del yo y la fantasía no es nueva, pero quienes la transitan suelen especificar en el algún momento (aunque sea en una nota al final del libro) qué se basa en hechos reales y qué es pura imaginación o, al menos, simple hipótesis. «Yo anulo la distinción entre lo que es verdad o no, lo que sucedió o no. Trato de generar un estado de confusión permanente y creciente en el libro a partir de una acumulación de datos y de nombres y de situaciones para que, en un momento determinado, al lector le parezca absurdo andar contrastando, porque la lectura se le volvería interminable, y entre en una especie de sopor en que esa pretensión de verdad se invalida».
Suena muy seductor desde el punto de vista del autor. Pero, a cambio, se le está hurtando al lector una herramienta crítica fundamental. «No me preocupa, y capaz que en eso soy egoísta, pero yo veo de otra forma la verdad en el arte. Puede ir por cierta honestidad o cierta postura narrativa, pero no por la aportación de datos verificables o verosímiles. Y creo que eso se ha venido fortaleciendo en las últimas décadas. Mi lector ideal no tiene Google abierto».
Lamentablemente (para esa perspectiva), las entrevistas periodísticas tienden a ir por otro lado. Se le puede preguntar al Recoba autor, por ejemplo, si comparte ese bloque de pensamiento progre bastante convencional del Recoba personaje. «Hay cosas con las que ahora no me identifico, y me parece buenísimo: significa que la prédica del personaje quedó ahí fija por una cuestión de papel, pero yo ya me he movido, estoy un poco más lejos de lo que estaba al principio de ese personaje».
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Y se puede hacer una especie de epílogo rastreando la situación actual del Recoba autor. Ya no vive en el humilde barrio montevideano llamado Nueva París, sino en el París de toda la vida, el europeo, donde cursa un máster en Arte Contemporáneo de la Universidad de París VIII. El cielo visible le sigue rondando: «Una de sus características es que todo el tiempo quedan cabos sueltos, hilos por seguir. Y algunas cosas me siguen llamando todavía. Eso no implica volver al universo de El cielo visible, sino seguir ciertas búsquedas y procesos relacionados con esa mezcla entre historia familiar e historia sociopolítica de Uruguay. Aunque también integraré lo que estoy haciendo acá, que va a aparecer cada vez más, porque dejo que se vaya metiendo».
theobjective.com
Arte y Cultura
«El adiós de Telémaco. Una rapsodia llamada Venezuela» se presenta en la Casa de América
Presentación del libro El adiós de Telémaco. Una rapsodia llamada Venezuela, editado por Juan Carlos Méndez Guédez.
Sinopsis de la editorial: El creciente protagonismo internacional de la literatura venezolana viene a hacer justicia a lo que es un universo verbal de primer orden. Bajo la invocación de Telémaco, personaje homérico que encarna la figura del hijo que aguarda el regreso de su padre heroico, y también nombre de uno de los veleros españoles que huyeron ilegalmente a Venezuela en el siglo XX, este volumen recupera de manera original y rapsódica, los distintos registros, géneros y matices con los que la imaginación literaria venezolana se ha desarrollado en las últimas décadas. 39 voces en activo que, desde el cuento, el poema y el ensayo, nos revelan el tesoro de una literatura que construye desde el lenguaje y la imaginación, uno de los conjuntos más inquietantes del mundo artístico actual en nuestro idioma.
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Bienvenida:
- Moisés Morera Martín, director de programación de la Casa de América
Participan:
- Nicolás Melini, escritor y director del Festival Hispanoamericano de Escritores.
- Juan Carlos Méndez Guédez, escritor y antólogo del libro.
- Carlos Sandoval, crítico.
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Fecha y hora:
📅 Martes 18 de febrero de 2025.
⌚️ 19:00 h.
📍 Sala Miguel de Cervantes.
🎫 Entrada libre hasta completar aforo.
Casa de América
Arte y Cultura
¿Por qué visitar el parque temático «Puy du Fou» en España?
Por Mar Solís
Puy du Fou España celebró en el 2024, cinco años marcados por triunfos y desafíos. Pero, como cuenta a Misión su consejero delegado, Erwan de la Villéon, “cada experiencia ha moldeado el alma de este proyecto atípico y apasionante”
Han sido muchos los retos de Puy du Fou en sus cinco años de andadura. Uno de los principales, “convencer a la gente de que de verdad este es un proyecto atípico, de que no es un proyecto comercial”, comenta a Misión Erwan de la Villéon, consejero delegado de este parque a escasos kilómetros de Toledo. Tras poner todo su empeño por empaparse de la idiosincrasia local, este ejecutivo francés logró dar a conocer a los españoles el “alma” del proyecto. Puy du Fou es un parque que trasciende lo ordinario, un espacio donde el entretenimiento se fusiona con el arte, la cultura y la historia. Aparte de su homónimo francés, su casa matriz, no existe en el mundo otro parque con su carácter.
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Este logro se ratificó el pasado el 3 de marzo cuando uno de sus espectáculos estelares, A Pluma y Espada, recibió el reconocimiento como Mejor Espectáculo del Mundo durante los IAAPA Honors 2024 en Las Vegas, EE. UU. Este galardón no sólo enorgulleció al equipo, sino que validó la pasión y dedicación con la que los actores entregan su corazón y espíritu en cada actuación, afirma De la Villéon, para quien su mayor premio “son los aplausos del público, que son nuestra gasolina”.
Experiencia única
Cada visita a Puy du Fou es una experiencia única. “En todos los espectáculos cambiamos cosas”, explica De la Villéon. Este año el espectáculo nocturno El Sueño de Toledo presenta una escena totalmente renovada y una ampliación de su grada para ofrecer 7.000 asientos, 1.000 más de los que tenían. Otra de sus novedades es el espectáculo Desmayarse, que sirve de precuela del de A Pluma y Espada, así como el restaurante con espectáculo El Salón Califal, para disfrutar de una deliciosa experiencia gastronómica.
De la Villéon invita a los lectores de Misión, a quienes considera “especialmente sensibles al alma de su país”, a disfrutar de El Sueño de Toledo en el que Puy du Fou honra las raíces profundas de la identidad española y su fe católica, y donde se combinan la creatividad y la originalidad.
Comprar entradas aquí: Puy du Fou España – Vais a vivir momentos históricos
Artículo publicado en la edición número 72 de la revista Misión
Arte y Cultura
Divina Pastora, la andaluza que conquistó a los venezolanos
Por Alberto Veloz
A mediados del siglo XVIII, por inspiración divina del sacerdote capuchino Fray Isidoro de Sevilla, comenzó a fraguarse a advocación mariana “Divina Pastora de las Almas”. El lema escogido para el recorrido del año 2022 es “Divina Pastora, Reina y Madre de la Familia, ruega por nosotros”
En el corazón de Andalucía y auspiciado por la Orden de los Capuchinos, nació el culto a la Virgen María como Divina Pastora de las Almas, hasta que después de muchos años y por solicitud especial de una encomienda, su imagen, una talla de madera policromada de la Escuela de Sevilla, llegó a la capilla de la parroquia de Santa Rosa, en Barquisimeto, a mediados del siglo XVIII.
Su veneración se ha mantenido desde hace más de dos siglos, en lo que constituye una de las manifestaciones más grandes de fervor cristiano en el mundo entero.
Cada 14 de enero se movilizan más de 4 millones y medio de personas en procesión desde la iglesia de Santa Rosa en un recorrido de 7 kilómetros y medio hasta la Catedral Metropolitana de Barquisimeto, capital del estado Lara.
Es una de las procesiones marianas más grandes del mundo en cuanto a asistentes, junto a las de la Virgen de Guadalupe en México y de Fátima en Portugal.
La seguridad durante las procesiones está garantizada con la presencia de los Celadores de la Divina Pastora, grupo integrado por caballeros de la parroquia quienes están atentos ante cualquier eventualidad, con el apoyo de los cuerpos de seguridad del Estado.
¿Por qué Divina Pastora?
Desde que Jesucristo, el hijo de Dios, se encarnó en el vientre de la santísima Virgen María y se hizo hombre, se presentó a sí mismo como el cordero de Dios y el Buen Pastor.
San Juan lo señala en su Evangelio en el capítulo “El Buen Pastor”: “En verdad, en verdad os digo: El que no entra por la puerta en el aprisco (redil) de las ovejas, sino que sube por otra parte, ese es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas…, yo soy el buen pastor, que da la vida por sus ovejas, las conozco y ellas me conocen a mí”. (Juan 10, 1-18).
Si Jesucristo es el Buen Pastor, María su madre, unida al plan de salvación de Dios para todos los hombres que escuchan su voz, es la buena Pastora de las Almas.
Con esta idea basada en el Evangelio de San Juan, esta advocación mariana es una de las más hermosas y recibe cada año el fervor y veneración del pueblo venezolano.
El destino y su jugada
Corría el siglo XVIII y el sacerdote de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto, presbítero Felipe de Prado para aquel entonces, encargó a España una imagen de la Divina Pastora para el culto de sus altares. Al mismo tiempo, el sacerdote párroco de Santa Rosa, pueblo vecino a la capital larense, el padre Sebastián Bernal, solicitó una imagen de la Inmaculada Concepción para su parroquia.
Sucedió que por equivocación las cajas fueron cambiadas de destino y la de la Divina Pastora llegó a Santa Rosa y la de la Inmaculada Concepción a Barquisimeto. El párroco de Santa Rosa, al darse cuenta del error, cerró el cajón y procedió enviarlo a Barquisimeto.
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Entonces, la Divina Pastora expresó su deseo de quedarse en Santa Rosa y lo hizo de forma sencilla y explícita, cuando la persona encomendada para que levantase el cajón, un indígena con fama de forzudo, no pudo moverlo del suelo ni pidiendo ayuda. La caja se tornó extrañamente muy pesada.
Se sucedieron varias consultas entre los sacerdotes, Felipe de Prado y Sebastián Bernal. Debían tomar una decisión y entendieron la circunstancia que la Divina Pastora quería permanecer en la iglesia de Santa Rosa, que ha sido su lugar natural de exposición y veneración para los fieles desde hace más de dos siglos.
A partir de ese momento el padre Sebastián Bernal le dedicó los 57 años restantes de su ministerio sacerdotal al culto de veneración a la Divina Pastora, no solo en Santa Rosa y Barquisimeto, sino también en los pueblos aledaños. Bernal falleció el 28 de agosto de 1794. Esta devoción se mantuvo viva y se celebrada con mucha solemnidad todos los 8 de septiembre.
Pueblo de dilatada tradición católica
Es importante acotar que Santa Rosa fue el primer poblado de América que perpetuó el nombre de la santa peruana Rosa de Lima. Es un pueblo de dilatada tradición católica.
Alfredo Armas Alfonzo, en su obra “La tierra de Venezuela y los cielos de sus santos” comenta acerca de la fundación de Santa Rosa de Lima y el comienzo del culto a la Divina Pastora:
“El capuchino Agustín de Villabánez lo funda en 1673 con la incorporación de ciento treinta y ocho familias de indios gayones. El origen del culto de la Divina Pastora, tan de la afección de la Orden Capuchina, adviene a consecuencia de la labor del acristianamiento que cumplieron en la región a fines del siglo XVIII dos miembros de la Orden, Fray Cristóbal de Alcalá y Fray Gabriel de Hionera”.
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El terremoto dejó intacta a la Virgen
El terrible terremoto que azotó a muchas poblaciones del país el 26 de marzo de 1812 destruyó en casi su totalidad la iglesia de Santa Rosa. Solo quedaron en pie las paredes laterales, pero milagrosamente la imagen de la Divina Pastora se encontró entre los escombros en perfecto estado, intacta, sin ningún rasgo de rotura ni desperfecto. Es decir, un milagro en medio de uno de los sismos más devastadores que se han producido en el país.
La imagen de la Divina Pastora se siguió venerando entre las ruinas bajo una parte del techo que se mantenía en pie, hasta el año 1850 cuando el padre José María Macario Yépez la mudó a una capilla provisional erigida a un costado de las ruinas.
Posteriormente, el 30 de agosto de 1864 volvió a la iglesia de Santa Rosa, reconstruida en su totalidad. Muchos años después es consagrada como Basílica Menor y el 14 de enero de 2018 fue elevada a la categoría de Santuario de la Divina Pastora.
El cólera y la necesidad de un milagro
La peste de cólera que azotó el país en el año de 1855, causó innumerables muertes en muy poco tiempo.
La población estaba sumamente temerosa de contraer la terrible epidemia por lo altamente contagiosa, la rapidez con que actuaba sobre los enfermos y abatida del dolor causado por la cantidad de víctimas que diariamente cobraba cientos de vidas.
Ante esta desesperada situación, el presbítero José María Macario Yépez, párroco de la iglesia de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto sintió la inspiración de Dios para reconfortar a tantas almas y fortalecer la fe en su feligresía.
El sacerdote Macario Yépez propuso erigir un monumento a la Cruz Salvadora, en el sitio histórico llamado Tierritas Blancas, donde las tropas patriotas, comandadas por El Libertador, sufrieron un serio revés durante la guerra independentista.
El sitio fue escogido como simbólico porque estaba regado con sangre de los patriotas, mártires caídos en el lugar. La Cruz Salvadora traería el favor divino y libraría al pueblo de la terrible peste que lo azotaba. El monumento a la Cruz se finalizó de construir a finales de 1855 bajo la conducción del presbítero José María Raldíriz y José Manuel Oberto.
La procesión milagrosa
Con el fin de dar mayor notoriedad al acto de bendición de la Cruz y atraer a la feligresía para acercarse a Dios ante la terrible epidemia de cólera que diezmaba a la población, el padre José Macario Yépez organizó una procesión para inaugurar el monumento el 14 de enero de 1856. La imagen de la Divina Pastora fue llevada desde su templo en Santa Rosa hasta Barquisimeto, con la aprobación del Vicario Foráneo de Barquisimeto, presbítero José María Raldíriz.
La Divina Pastora hizo el recorrido en hombros por los pobladores de Santa Rosa y al pie de la Cruz se encontraría con la imagen de Jesús Nazareno, procedente de la Iglesia de la Inmaculada Concepción, donde la multitud de fieles imploraba a Dios para que alejara la peste.
A las 4:00 de la tarde del 14 de enero de 1856 se realizó el encuentro de la imagen de la Divina Pastora con Jesús Nazareno. Durante el acto de la bendición de la Cruz Salvadora se interpretó el Popule meus, de José Ángel Lamas. Un coro de voces femeninas dio un aire de solemnidad al acto litúrgico.
Escuchemos el Popule meus (Improperia) de José Ángel Lamas interpretado por la Orquesta Filarmónica Nacional y el Coro Polifónico Rafael Suárez.
Cuando la lenta y parsimoniosa procesión entró a la ciudad y pasó frente de la casa de ño Pedro Valdés, su esposa Ceferina Cristina, moribunda por el cólera, se incorporó de su cama y caminó hasta la puerta para agradecer al paso de la Divina Pastora. El milagro de su mejoría de inmediato se regó por toda la población y fue un bálsamo para reconfortar al pueblo en su fe cristiana.
Ofrecer la vida por el pueblo
La mejor descripción del acontecimiento en la iglesia de la Inmaculada Concepción de Barquisimeto la relata Alfredo Armas Alfonzo en su obra ya citada:
“La solemne procesión alcanza al fin la puerta de la Concepción. El padre Macario Yépez, puesto de rodillas, los brazos en cruz, le habla a la visitante: ‘¡Virgen Santísima, Divina Pastora! En aras de la Justicia Divina, por el bien y salvación de este pueblo, te ofrezco mi vida. Madre mía, Divina Pastora, por los dolores que experimentó tu purísimo corazón cuando recibiste en los brazos a tu Santísimo Hijo, que salves a este pueblo. ¡Que sea yo la última víctima del cólera!’”
Tan solo transcurrieron cuatro meses y medio cuando el padre Macario Yépez se enfermó con la peste. Sanó de este mal, pero inmediatamente después se enfermó con fiebre tifoidea y a los pocos días las campanas de la iglesia de la Inmaculada Concepción anunciaron su deceso en la mañana del 16 de junio de 1856.
Procesión todos los años
A partir de ese acontecimiento histórico religioso, el Vicario Foráneo de Barquisimeto, presbítero José María Raldíriz determinó que la imagen de la Divina Pastora visitara en solemne y multitudinaria procesión la ciudad de Barquisimeto todos los años, cada 14 de enero, como un testimonio perenne de gratitud a la Madre de Dios, pues según la tradición y creencia general, confirmada por muchos sobrevivientes del cólera, con la llegada de la imagen de la Divina Pastora ese 14 de enero de 1856, comenzó a cesar aquella terrible epidemia.
La motivación del padre Macario Yépez de salir en procesión con la imagen venerada de la Divina Pastora, desde el Santuario de Santa Rosa hasta la Catedral de Barquisimeto, fue el inicio de una tradición de alto fervor religioso de todo un pueblo que implora por la solución de sus problemas y necesidades básicas.
Otra de las manifestaciones del fervor hacia la imagen de la Divina Pastora está representada en su vestuario. Los devotos, cada año, quieren que la Virgen estrene.
Esta tradición ha ido creciendo con los años y cada vez son más los feligreses que viajan hasta el estado Lara para participar en una de las manifestaciones religiosas más grandes del mundo, con humildad y mucho fervor, para tributar su devoción a la Virgen María bajo la advocación de la Divina Pastora.
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La Divina Pastora en el arte
Juan Lovera, el más importante artista del período colonial, no se interesó en el tema religioso. La única obra que se conoce del citado pintor donde aborda lo místico es un cuadro de la Divina Pastora, que forma parte de la colección de la Galería de Arte Nacional de Caracas.
Es el único testimonio religioso en la producción pictórica de este artista de la Colonia, célebre por sus obras de temática histórica y por sus retratos de los principales personajes vinculados a la Independencia y a los primeros años de la República.
En la pintura popular venezolana se encuentran numerosas versiones de la Divina Pastora realizadas a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX.
La figura de la Divina Pastora también aparece en una estampilla venezolana con motivo del Bimilenario de la Natividad de Nuestra Señora en 1985, en una colección de 10 sellos con un valor de Bs. 1, emitida por el Instituto Postal Telegráfico (Ipostel) e impresa por Gráficas Armitano C.A.
La legendaria tradición alfarera del estado Lara es pródiga en la producción de artesanía con la figura e imágenes en muy variadas versiones de la Divina Pastora, ofrecidas en venta por artesanos locales. Son piezas realizadas en barro cocido y luego policromadas manualmente. Forman parte del arte popular y son muy apreciadas por los coleccionistas.
Caminata presidencial
Un dato muy singular es que el presidente de la República, doctor Luis Herrera Campíns, durante los cinco años de su mandato asistió a las multitudinarias procesiones de la Divina Pastora cada 14 de enero.
El jefe de Estado esperaba la procesión en la calle 22 cruce con la avenida Venezuela de Barquisimeto, uno de los lugares de cambio de cargadores, y de la manera más discreta posible, se incorporaba para seguir a pie acompañando, como un feligrés más, a la imagen de la Divina Pastora hasta la Catedral Metropolitana.
Esto era ejemplo de democracia y fervor religioso desde las alturas del poder pero con la humildad y sencillez que debe prevalecer en todo hombre de bien.
“Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado” (Lucas 14, 11)
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