Arte y Cultura
Alberto Barrera Tyszka: «La ‘revolución bolivariana’ es una fantasía que sólo se sostiene con un barril de petróleo»

Por Eduardo García Rojas
Alberto Barrera Tyszka (Caracas, 1960) explicó que las respuestas de esta entrevista las iba a escribir durante un vuelo que la semana pasada iba a tomar rumbo a Venezuela pero el viaje se retrasó y pudo contestar el cuestionario en tierra antes de coger otro avión con rumbo a su país, que el domingo 28 de julio, celebraba elecciones que revalidaron en el poder a Nicolás Maduro, resultados que tanto la oposición como EE.UU., la UE, Chile y Colombia, entre otros, han cuestionado al exigir un recuento de votos transparente.
Poeta y narrador, Barrera Tyszka es autor de la novela También el corazón es un descuido y de un libro de cuentos Edición de lujo y de los poemarios Coyote de ventanas y Tal vez el frío. Sin embargo no es hasta que escribe junto a la periodista Cristina Marcano Hugo Chávez sin uniforme. Una historia personal, en la que su trabajo salió fuera de los círculos literarios. El libro es la primera biografía documentada del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, que no había fallecido cuando la obra llegó a librerías.
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Al margen de estas señales, estaba claro desde muy pequeño que Alberto Barrera Tyszka quería ser poeta y escritor. Revela que guarda recuerdos de ver a su padre leyendo en el patio de su casa, y el irrefenable deseo de descubrir cuál era el secreto de un libro, la capacidad que tienen las palabras para capturar la atención de un hombre al que quiso y admiró como fue su padre. Han transcurrido muchas cosas desde entonces. Y entre otras, una bibliografía que ha ido aumentando con el paso del tiempo con títulos como Mujeres que matan, Patria o muerte, Crímenes y El fin de la tristeza, que apareció en 2024 y de la que habla un poco en esta entrevista. En su faceta como narrador, Alberto Barrera ha trabajado como guionista en varias telenovelas y colaborado con artículos en periódicos como El País y la revista Letras Libres.
Alberto Barrera Tyszka participará como invitado en el VI Festival Hispanoamericano de Escritores , que este año está dedicado a las literaturas de Venezuela y que se desarrollará del 23 al 29 de septiembre en Los Llanos de Aridane, La Palma.
- ¿Recuerda cuándo sintió la primera pulsión por escribir?, ¿por qué se le despertó esa necesidad?
“El recuerdo más nítido que tengo sobre mi relación con la escritura es el recuerdo de mi padre leyendo. Los sábados en la tarde, en el patio de la casa, a veces mi padre se ponía a leer poesía en voz alta. Leía líricas clásicas españolas y libros de algunos poetas venezolanos. Ahí descubrí que las palabras podían tener otra función. Sentí que las palabras eran cuerpos que cantaban y que bailaban en el aire, que producían sonidos y ritmos maravillosos, otros sentidos. Para me fue como una revelación. Yo siempre digo que esa experiencia cambió mi vida”.
- Ha ganado, entre otros, premios como el Herralde y Tusquets. ¿Ayudan los premios en la carrera de un escritor?, ¿qué le diría a quienes aún lo ponen en duda?, ¿qué han significado los premios literarios en su carrera literaria?
“Los premios, sin duda, ayudan, son un impulso importante para dar a conocer a un escritor, para promover su obra. Pero no es saludable creer que los premios son una “consagración”, una validación de calidad literaria. Todo premio es subjetivo, depende de la decisión de un grupo de personas con gustos y manías, quienes -convertidas en un jurado- eligen una obra y rechazan muchas otras. En ese sentido, los premios también son caprichosos e injustos. Hay que aprovecharlos pero no tomárselos demasiado en serio. Ningún premio te hace escribir mejor”.
- ¿Qué constantes cree que se pueden apreciar en su producción literaria?
“Es una respuesta que quizás debería dar la crítica. Yo tengo muy pocas certezas con respecto a lo que escribo. Creo que hay algunos temas a los que regreso constantemente, la enfermedad en sus distintas dimensiones es uno de ellos, sin duda. Sería ideal que uno pudiera escoger sus obsesiones, pero no es así. Formalmente, creo que siempre ando buscando un tono, una escritura que se sostiene sobre frases cortas, pero que de pronto ambiciona un giro inesperado, una imagen distinta, más cercana a la poesía. Me gustaría pensar que a veces lo logro”.
- Leo en alguna parte que desea conectar con el lector desde “la fragilidad y el dolor”, ¿por qué?
“No sé. No se trata de una estrategia narrativa deliberaba. Creo que simplemente así sucede, o -al menos- así sucede en buena parte de lo que escribo. Me interesan las heridas. Escribo para enfrentar lo que me duele, lo que no entiendo. Y esa es la fragilidad que le propongo al lector. Desde ahí le propongo imaginarnos y contarnos”.
- A qué le presta mayor prioridad, ¿a la historia, a los personajes, al estilo?
“Me cuesta separar los tres elementos. Están ambiguamente unidos y tienen una co-dependencia radical. Pero si tuviera que elegir te diría que sin personaje no hay nada, incluso cuando el personaje sólo quiere ser una voz que narra”.
- En El fin de la tristeza aborda el suicidio, ¿qué interés le despierta este asunto? También siente curiosidad por las redes sociales y los influencers.
“Uno de los temas que toca la novela es el suicidio. Y lo hago, o trato de hacerlo, sin ninguna intención moralizarte. No quiero editorializar un hecho tan complejo y delicado. La historia, como bien dices, también tiene que ver con las redes sociales y hay un personaje importante que es un influencer. Poner en relación ambas experiencias me permitía jugar con la intimidad y con lo público de una manera particular, tratando de construir, además, un relato en clave policial, de suspenso”.
- ¿Y el periodismo? ¿Cómo se puede actuar contra los bulos, las noticias falsas?
“Es un punto central de mi última novela. La premisa vital del protagonista es “cuanto más lejos estés de las noticias, más cerca estarás de la felicidad”. En el fondo, todos estamos un poco indefensos frente a un caos informativo o pseudo informativo, frente a una marea de mensajes que nos rodean, nos acorralan, y ante los cuales es muy difícil discernir qué es y que no es verdad.
Gabriel Medina, el protagonista de la novela, comienza desconfiando de todo lo que ve, lee o escucha: los medios, las autoridades, los policías…y termina dudando de sí mismo, de su capacidad de percibir lo real. Creo que es un proceso en el que, de alguna manera, todos estamos. Cada vez nos cuesta más saber qué está pasando en verdad, qué es la realidad”.
- Es coautor junto a Cristina Marcano de Hugo Chávez sin uniforme. Una historia personal. ¿Qué es lo que plantea en este libro y qué retrato ofrecen del personaje?
”Es un libro que hicimos hace mucho, de hecho se publicó casi diez años antes de que Chávez muriera. Y fue un intento serio de explorar un personaje que, en ese momento, se conocía poco y era muy polémico, frente al cual la sociedad venezolana está sumamente polarizada. Justamente, para superar esta polarización, Cristina y yo decidimos construir una biografía coral, sin opiniones, donde entrevistamos únicamente a personas que conocían de manera personal a Chávez, que habían vivido con él, que habían tenido trato y contacto directo con él. Obviamente, así logramos una suerte de retrato colectivo, muy documentado pero a la vez muy personal, una suerte de “hoja de vida” sobre el personaje”.
- ¿Que cree que ha representado Chávez para la historia del país?
“En lo personal, creo que Chávez es un emblema de lo peor de nosotros mismos como país: el militarismo, el nuevo riquísimo petrolero, la ilusión infantil de un país rentista, la idea cultural de que la improvisación es un método… Todo eso amplificado y magnificado es en buena parte lo que llamamos la revolución bolivariana, una fantasía que sólo se sostiene con un barril de petróleo a más de cien dólares y que -detrás de un discurso supuestamente de izquierda- sólo esconde más capitalismo salvaje y más autoritarismo militar”.
- Dice en una entrevista que la figura de Chávez se ha vuelto “prescindible” en Venezuela… ¿Ya no funciona como referente?
“Chávez era un narcisista de manual. Convirtió su popularidad en una particular forma de tiranía. Diseñó un Estado a su medida. Durante su enfermedad, se sacralizó y alimentó aun más este culto a la personalidad. Y creo que todos pensábamos que todo ese esfuerzo y es inversión produciría una religión más sólida y duradera. Pero no ha sido así. Han pasado los años y Chávez ha ido perdiendo poder, incluso dentro de la simbología del propio movimiento. Quizás sólo es un asunto de estos tiempos donde todo es provisional. Ahora los caudillos también son efímeros”.
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- ¿Por qué cree que se ha tardado tanto tiempo en admitir que el régimen venezolano es una dictadura?
“Eso es algo que dije en una entrevista reciente. Me refería a lo mucho que costó, durante un tiempo, convencernos y convencer a los demás de que en Venezuela había una dictadura. Es algo que tiene que ver con estas modernas formas del autoritarismo y con pérdida de valor que, como referencia, tiene la democracia en la actualidad. La palabra “dictadura”, en latinoamérica, está demasiado atada a los regímenes militares que hubo en los países del sur durante el siglo XX. Parecía imposible designar con la misma palabra al gobierno de Chávez o Maduro que a los gobiernos de Pinochet o Videla. Y, ojo, yo creo que todavía cuesta, que todavía para cierta gente hay un parpadeo epistemológico, una resistencia a entender estas nuevas versiones de los antiguos autoritarismos”.
- ¿Se considera un escritor político?
“Nunca sé muy bien qué quiere decir realmente eso. La realidades sociales y políticas aparecen en mis ficciones, sí. Y aparecen de manera explícita, como tramas importante. Y, luego, sí, también escribo crónicas periodísticas o artículos de opinión sobre temas políticos. Ahora, para mi todo eso es parte de mi experiencia ciudadana. Lo que quiero decir es que soy un ciudadano como cualquiera, preocupado o angustiado por la realidad, y que como lo que sé hacer es escribir, pues escribo. Así vivo yo esas dos palabras”.
elescobillon.com
Arte y Cultura
La literatura española protagoniza el VII Festival Hispanoamericano de Escritores

El miércoles 11 de junio a las 12:00 del mediodía, en la emblemática Casa de América de Madrid, se anunció la programación del VII Festival Hispanoamericano de Escritores, uno de los encuentros literarios más relevantes del ámbito hispano. En esta nueva edición, el festival rinde homenaje a la literatura de España, tras haber dedicado ediciones anteriores a México, Centroamérica y Venezuela.
El festival celebrado en 2020 en plena pandemia, y que logró revivir después del estallido del volcán en La Palma, este año reafirma su compromiso con la cultura y la palabra escrita con 40 actividades literarias programadas.
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Con sede en Los Llanos de Aridane, en la isla de La Palma, el evento reunirá a 50 escritores entre los que destacan nombres como Andrés Ibáñez, Irene Gracia, Sergio del Molino, Jesús Ferrero, Miguel Ángel Hernández, Jaime Siles, Santiago Gil, Anelio Rodríguez Concepción, Miguel Ángel Santamarina, César Antonio Molina, Mercedes Monmany y Carmen Posadas, así como los reconocidos autores hispanoamericanos Alonso Cueto (Perú) y Karla Suárez (Cuba).
El festival también ofrecerá espacios de memoria y homenaje para recordar a figuras de la literatura canaria y española como Luis Alemany, Andrés Sánchez Robayna y Yolanda Arencibia, recientemente fallecidos.
Organizado bajo la presidencia del reconocido escritor canario J. J. Armas Marcelo y con la dirección del novelista y cuentista Nicolás Melini, el Festival cuenta con el respaldo de la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y Casa de América.
El VII Festival Hispanoamericano de Escritores se consolida así como un punto de encuentro para el diálogo cultural entre autores de ambos lados del Atlántico, fomentando la reflexión, el intercambio literario y el reconocimiento del legado hispanoamericano.
Más información y programación completa próximamente en los canales oficiales del Festival.
Redacción
Arte y Cultura
‘Hambre’, de Joanna Nelson, se estrena en Madrid y Barcelona

Hambre, la ópera prima de la cineasta venezolana Joanna Nelson estrenada en la 40ª edición del Chicago Latino Film Festival (CLFF), que ha sido seleccionada para la competencia internacional de importantes festivales como el de Miami 2025, se estrenará en salas de Barcelona y Madrid a mediados y finales de junio, respectivamente, en lo que se prevé como el inicio de una larga conexión con la diáspora venezolana afincada en España.
La película, que es una coproducción de Venezuela, Chile e Italia realizada con los fondos de estímulo de Ibermedia en esa modalidad de apoyo en nuestra convocatoria 2020, se proyectará el sábado 14 y domingo 15 de junio en el Cinema Maldà de Barcelona, y el sábado 28 del mismo mes en los Cines Callao de Madrid.
Como ha ocurrido en todas las ciudades en la que se ha proyectado hasta hoy, se espera que en Barcelona y Madrid las entradas se agoten y el público salga conmovido con la historia que cuenta Joanna Nelson en su primer largometraje de ficción.
«Nuestra idea es conectar con la audiencia venezolana, con la diáspora que añora historias de su país. Ya lo hemos vivido: en cada proyección, la gente llora, ríe y se atreve también a compartir su historia durante los conversatorios posteriores a las proyecciones. Es un acto de catarsis colectiva», ha comentado la cineasta.
Hambre presenta a dos jóvenes con vidas contrapuestas que deben tomar decisiones sobre su futuro en el contexto social de la emigración venezolana que ya ha movilizado a más de siete millones de personas.
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En una Venezuela golpeada por la crisis económica, social y política, dos excompañeros de escuela se ven obligados a enfrentar una elección incómoda. Roberto es el idealista que trabaja para un ministerio y está convencido de que nunca abandonará su país, mientras que Selina trabaja como inmigrante ilegal en Italia y está dispuesta a casarse para obtener la residencia y no tener que regresar.
Sus certezas se resquebrajan cuando Roberto recibe una oferta de trabajo en el extranjero y Selina se queda atrapada en Caracas durante las vacaciones de Navidad.
Pero Hambre no sólo se centra en los mundos de sus dos personajes, decía Joanna Nelson con motivo de la selección de su película para el Miami Film Festival. Aborda «problemas globales a los que hoy en día nos enfrentamos todos: la corrupción, la desigualdad, entornos sociopolíticos convulsionados, sociedades divididas», que abren un abanico de perspectivas e «invitan al espectador a hacer su propia reflexión».
«El hambre que hay en Venezuela va mucho más allá del estómago», decía también por entonces para el diario El Universal. «Hay un hambre de cambios, de sueños, de vivir otra vida, que es el hambre que más toco en la película. También hablo del hambre de poder. Cuando estaba escribiendo los perfiles psicológicos de los personaje a cada uno le asigné un tipo de hambre».
¿Quién es Johanna Nelson?
Joanna Nelson lleva muchos años viviendo entre Venezuela y Europa, pero su cine está muy anclado a su país. Prueba de ello es su exitoso cortometraje Harina (2018), que recorrió 60 festivales internacionales y fue distribuido por HBO.
Además de haber asistido a laboratorios selectivos de formación para la realización de Hambre, también se ha dado tiempo para desarrollar un documental sobre violencia de género. Su próximo proyecto, Selina, toca como temática central el tema de la libertad de la mujer.
Además de directora, es la autora del guión y productora de Hambre. Aunque en ese trabajo creativo han participado otras destacadas mujeres del cine iberoamericano como la chilena Natalia Medina Leiva en la dirección de fotografía, la italiana Manuela Lupini en la edición o la venezolana Hernalvis (Nany) Castellanos en la dirección de casting.
La banda sonora es totalmente latinoamericana y la música original de la película es del compositor venezolano Nascuy Linares, ganador del Premio Platino en su categoría por su trabajo en El abrazo de la serpiente. El uruguayo Matías Tikas figura en la dirección de arte y el también venezolano Gustavo González en el diseño sonoro.
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Está protagonizada por Claudia Rojas y Gabriel Agüero, junto a los reconocidos Rolando Padilla, Luis Gerónimo Abreu y Claudia La Gatta. También participan Francis Romero, Grecia Augusta Rodriguez, Rafael Gil, la chilena Consuelo Holzapfel y la italiana Federica Fracassi.
Más información en vannelproductions.com, samarcandafilm.com y carnadafilms.cl
www.programaibermedia.com
Arte y Cultura
Y Benengeli 2025 dio la vuelta al mundo

El viernes 30 de abril concluyó Benengeli 2025, el festival literario del Instituto Cervantes que recorre los 5 continentes. Encuentro literario que en esta oportunidad incluyó los centros de Sídney, Seúl, Budapest, Bruselas, París, Bucarest, Mánchester, Madrid, Túnez, Sao Paulo, Brasilia y Belo Horizonte; y que tuvo como ciudades invitadas a México DF, Santo Domingo y Caguas.
Más de cien invitados participaron en este encuentro híbrido que tuvo como tema central la frase: “Escribir con los cinco sentidos”, una mirada amplia a lo que significa la percepción humana y su utilización dentro del espacio literario.
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Organizado por la dirección de cultura del Cervantes, en este 2025 el comisario invitado fue el novelista José Manuel Fajardo.
Al comenzar el festival, desde Sídney, la autora argentina Mariana Enríquez acotó que nada le produce más miedo que la incertidumbre contenida en las narraciones orales, a la vez que explicó la importancia de los fantasmas dentro de su obra. También reveló que desconoce la razón de su gran éxito internacional, pero considera que ella trabaja géneros como el horror y lo fantástico que tienen muchos más lectores de los que el mundo cultural se atreve a aceptar. Por su parte, Santiago Gamboa ofreció desde Seúl pistas sobre los elementos que configuran su trabajo narrativo y confesó que, por su manera de trabajar la escritura, tiene la sensación de que sus novelas ya existen en un lugar remoto y que él como escritor solo debe reencontrarlas. En Madrid, los autores Ignacio Martínez de Pisón y Elvira Lindo, dialogaron sobre los elementos sensoriales que conforman sus obras narrativas. La reconocida autora española recordó paisajes de su infancia y adolescencia que han conformado parte de su escritura, en una búsqueda de contemplar el pasado desde una mirada tierna, ajena a la crueldad, e Ignacio Martínez de Pisón lanzó una provocadora interrogante al decir: “la pregunta a un escritor no es ¿por qué has escrito sobre tus padres? la pregunta debería ser ¿por qué hay escritores que no han escrito sobre ellos?”. Por su parte, el público de Bucarest pudo disfrutar de las intervenciones de Pablo Gámez y Gracia Morales sobre la relación de los sentidos de la creación, a la vez que asistieron a lecturas dramatizadas de sus obras teatrales. Del mismo modo, en Bruselas, la participación de autoras como Elvira Navarro, Ariadna Castellarnau y Mercedes Abad, puede resumirse en las palabras pronunciadas por esta última cuando afirmó: “La vida no es lo que vivimos, son todas las posibilidades que hemos imaginado y pudimos haber vivido”. En el caso de Mánchester, Xesús Fraga, manifestó que los sentidos son voluntarios e involuntarios y lo que suele incorporarse a la obra es el encuentro con lo inesperado y lo oculto, por eso en su trabajo con espacios como el río Miño ha logrado captar las memorias de un paisaje rural, recientemente desaparecido. De igual manera, Cebrián acotó que cuando viajamos llevamos puesta una mochila de prejuicios, miedos, asombros y que la literatura se sostiene sobre esta última capacidad. Expresó también su curiosidad sobre cómo será la orientación de las generaciones literarias que se relacionan con lo real a través de la tecnología. Eugenia Rico desde Budapest afirmó: “La palabra es un sacramento de muy difícil administración. Por eso festivales como Benengeli que rompen la frontera de la palabra, abrazan los otros mundos posibles que viven en los pronombres, y se bañan en los sustantivos”, y el autor Félix J. Palma expresó su gratitud por participar en este encuentro mundial, del mismo modo acotó que esa gratitud se extendía a ese sexto sentido que tal vez configura la literatura. En Túnez, Lara Moreno manifestó: “Escribir es estar en alerta, poner los sentidos al servicio del fuego. Un juego, un gozo, una herramienta de salvación”. El premio de la crítica en España, Raúl Quinto, subrayó: “En literatura hay que contar lo que nunca se ha contado y para escribir y leer desde los cinco sentidos, la clave es la poesía”. Desde Belo Horizonte, la narradora y poeta argentina Teresa Arijón, cuyo libro: La mujer pintada ha sido traducido al portugués, reiteró las sinuosidades de la mirada y la pintura, sinuosidades desde las que históricamente se desarrollaron relaciones de poder entre quienes contemplaban los cuadros y quienes solo posaban para ellos.
Desde ciudades como Brasilia, Ciudad de México y Santo Domingo, también voces destacadas de la literatura reciente como: Dolores Reyes, Inés Bortagaray, Fran Báez y Soledad Álvarez compartieron sus certezas y perplejidades sobre la conexión que puede establecer la literatura con los sentidos de la percepción humana. Desde Sao Paulo, por su parte, la cubana Martha Luisa Hernández Cadenas, el boliviano Gabriel Mamani Magne y el ecuatoriano Juan Pablo Castro aportaron su visión al palpitante tema de la pérdida analítica de los sentidos, lo que Castro resumió subrayando que las formas sensoriales de acercarse contienen al menos tres planos: el académico, el ciudadano, y el poético. Finalmente, en el último evento de Benengeli 2025, desde Caguas, Puerto Rico, Mayra Santos Febres comentó que su sentido primordial es el tacto, la búsqueda de las texturas y el desarrollo de la sinestesia como una parte del universo del Caribe. Por su lado, Huáscar Robles refirió que su relación con lo literario surge de la relación de su escritura con los espacios de lo musical; y al referirse al tema de la identidad comentó que en su caso busca el momento en que los personajes rompen con las trampas y límites que imponen los procesos ideológicos.
Sección digital
Pero la red tejida esta semana alrededor de la literatura en español, también se extendió al mundo virtual. Los canales de los doce centros cervantinos y de la sede central del Instituto estrenaron contenidos preparados especialmente para el festival por varias de las voces más representativas de la actualidad.
A Sídney le correspondió inaugurar con la intervención de Marta Robles quien ofreció detalles sobre la construcción de su personaje el detective Roures; Nuria Barrios leyó fragmentos de su libro: Amores patológicos, y comentó que todavía le asombra que sigan resultando tan perturbadoras las voces de las mujeres cuando hablan del deseo. Seúl por su parte, estrenó intervenciones de Michelle Roche Rodríguez, quien definió algunas claves de su novela Malasangre, a la vez que asomó los elementos sensoriales que configurarán su próximo trabajo sostenido en las voces paranormales que logra atrapar su personaje; del mismo modo Miguel Munárriz afirmó que la historia de un libro es también una metáfora de la vida y de sus extensiones emocionales. El Cervantes de Mánchester contó con la participación del autor peruano Raúl Tola, que reflexionó sobre su novela La favorita del Inca, un policial histórico construido alrededor de la mascaipacha, una suerte de corona realizada con una cinta que era un objeto representativo del poder y de sus ambiciones. Por su parte, Bucarest tuvo la intervención de Antonio Jiménez Barca, narrador que acotó que el sexto sentido es la memoria y que a partir de ella se encuentra trabajando en un proyecto de novela situada en el año 1979; y el canal del centro de Budapest nos permitió disfrutar del novelista mexicano Andrés del Arenal, cuya novela Jusepe es una reconstrucción lírica del pintor El Españoleto. Túnez reprodujo las opiniones de Víctor Claudín que recuperó la exacerbación sensorial de su obra literaria con vistas a lograr una experiencia de totalidad en los lectores; y del mismo modo, el crítico Carlos Sandoval realizó un repaso sobre grandes obras de la literatura en español que han trabajado a partir de la preponderancia de un sentido sobre el resto. El Cervantes de Sao Paulo contó con Mariana Torres que subrayó lo sonoro como lo más resaltante de su trabajo narrativo; y en Brasilia, la poeta e investigadora española Selena Millares desarrolló una hermosa disertación sobre la idea de la lámpara como objeto de iluminación, como metáfora
del cuerpo amado o de las páginas de la escritura. Finalmente, el Cervantes de Belo Horizonte estrenó la micro charla del narrador y músico Andrés Pérez Perruca, quien con desenfado hizo un repaso a su libro Vida de un pollo blanquecino de piel fina, una suerte de volumen de cuentos, de novela fragmentaria, de memoria sobre la trayectoria musical del mítico grupo El niño gusano, del cual este autor formó parte en los años noventa.

Una entrevista de María José Bruña a la destacada autora Gioconda Belli fue difundida por el Cervantes de París. Conversación en la que la escritora reveló que el paisaje nicaragüense ha sido fundamental en su escritura y en su percepción de la existencia como lugar para la fragilidad y la despedida. Impagable resultó también el diálogo que sostuvo Alberto Manguel con José Manuel Fajardo; conversación en la que Manguel reveló que la totalidad de su escritura es un diálogo continuo con su ejercicio de lector.
Sao Paulo, Brasilia y Belo Horizonte, permitieron disfrutar de las semblanzas que el narrador peruano Fernando Iwasaki desarrolló sobre las estrategias sensoriales de autores como Jorge Luis Borges, Margo Glantz y Horacio Castellanos Moya.
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La sección Benengeli en la radio, transmitida desde Madrid, pero producida por el trabajo en red para Benengeli de programas radiales y podcast desarrollados desde ciudades como Bogotá, Caracas, Lima, Sevilla, Madrid, San Juan de Puerto Rico, Panamá, Nueva York, Buenos Aires y Santo Domingo, contó con jugosas intervenciones entre las que para solo destacar algunas, puede citarse la de la autora Lola López Mondéjar quien afirmó que el mundo digital está transformando la relación sensorial de los humanos hasta empobrecer su capacidad narrativa y reflexiva. Por su parte Carmen Verde Arocha, una de las voces principales de la poesía actual hispanoamericana reflexionó sobre la presencia del río de su infancia dentro de su escritura y reveló el modo en que esta corriente de agua adquiere la carga del mito. Gustavo Faverón Patriau, autor aclamado gracias a su reciente novela Minimosca, asomó detalles de su próximo libro, un volumen marcado por la soledad y el silencio de sus personajes. La puertorriqueña Helena Sampedro acotó que su narrativa intenta revelar el lado más penumbroso de la realidad boricua, oculto normalmente por la visión idílica de lo caribeño. La venezolana Lena Yau, refirió la importancia de los sabores en la recreación literaria del mundo al acotar que la lengua es el imán, y la realidad entera las virutas de metal que este órgano atrae. El narrador John Jairo Junieles confesó que la lectura se convirtió en un modo de relacionarse con su abuelo ciego al que le leía noticias durante la niñez y la argentina Perla Suez manifestó que la literatura para ella es un modo de insurrección continua frente a la realidad. El narrador peruano Ricardo Sumalavia reiteró que la pandemia nos ha hecho más frágiles y la escritura ha quedado marcada por la experiencia del COVID pues desde ese momento vivimos la inminencia de lo apocalíptico; y el escritor y ensayista Hilario J. Rodríguez reiteró la necesidad de recuperar la experiencia directa con la gente y sus realidades como forma más plena de la vida y del desarrollo literario. El premiado novelista Sergio del Molino confesó que un sentido muy importante para él a la hora de concebir los textos es el oído, no solo por la musicalidad de la prosa, sino por los rasgos sonoros que transmiten y constituyen la esencia de un paisaje y la narradora puertorriqueña Yolanda Arroyo Pizarro destacó la intuición y lo paranormal como herramientas para detectar singularidades dentro de la simulación hermosa en la que convivimos los seres humanos.
Finalmente, Benengeli 2025, después de recorrer los cinco continentes y dar una vuelta al mundo en cinco días, también ofreció a los lectores textos inéditos especialmente escritos para el festival por destacadísimos narradores actuales como Andrés Neuman, Pilar Adón, Natalia García Freire, Milagros Socorro, Pedro Badrán
Padauí, Edmundo Paz-Soldán, Galo Ghigliotto y Antonio Ortuño, tanto en su versión original en español como en traducciones al inglés, portugués y francés.

De este modo, Benengeli: el festival literario que recorre los cinco continentes y que debe su nombre al autor ficticio de El Quijote, consolidó su presencia dentro del mundo cultural y se ha convertido en una de las citas literarias internacionales más esperadas del año.
Acceso al festival Benengeli 2025 en: Benengeli 2025. Calendario
Algunos links de las actividades:
Mariana Enríquez:
Benengeli en los 5 continentes: Mariana Enríquez y Luke Stegemann | #Benengeli2025
Santiago Gamboa:
Benengeli en los 5 continentes : Santiago Gamboa | #Benengeli2025
Elvira Lindo e Ignacio Martínez de Pisón
Benengeli en los 5 continentes: Ignacio Martínez de Pisón y Elvira Lindo | #Benengeli2025
Gioconda Belli:
Conversaciones: María José Bruña y Gioconda Belli | #Benengeli2025
Alberto Manguel:
Conversaciones: José Manuel Fajardo y Alberto Manguel | #Benengeli2025
Michelle Roche Rodríguez:
«No se dirá que solo amé los peces»: Michelle Roche Rodríguez | #Benengeli2025
Selena Millares:
Benengeli 2025. Semana Internacional de las Letras en Español | Instituto Cervantes | #Benengeli2025
Fernando Iwasaki sobre Horacio Castellanos Moya:
Confieso que he leído: Fernando Iwasaki en torno a Horacio Castellanos Moya | #Benengeli2025
Carmen Verde Arocha y Aleyda Quevedo
Luis Alejandro Díaz y Juan Alonso Molina
Andrés Neuman
Benengeli 2025. El tacto de María
Milagros Socorro
Benengeli 2025. La falda escocesa
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