Arte y Cultura
Pedro Crenes Castro: «La emoción es el gran objetivo de la literatura»

Por Violeta Villar Liste
Le hemos pedido permiso a Pedro Crenes para celebrar su triunfo en el Miró. El nos agradece por el espacio pero nosotros mucho más: Pedro Crenes es un hombre generoso y preocupado de poner en valor la escritura panameña y también aquellas que se producen entre esas dos orillas que lo llenan de afectos: la española y, en concreto, la gallega, y la panameña. Él, cada viernes, hace la magia con sus palabras de contar, de contarse y contarnos.
Este espacio literario es posible por su constancia y su amor hacia lo literario. Le agradecemos una y mil veces y una vez más lo felicitamos. Agradecemos la oportunidad de esta entrevista en la cual, además, nos permitimos tutearlo contrario a la norma periodística. Es que es tiempo de libertades y la empresa a veces perdona un momento de locura.
Lea también: El escritor José Pulido recibirá el premio Verbumlandiart
Recordar los nombres de los ganadores del Premio Ricardo Miró, el Nobel de la Literatura Panameña: Édgar Soberón Torchia, con Luna escarlata en el género teatro; Carlos Oriel Wynter Melo, con Los grandes dientes de la Caperucita en novela; Patricia Pizzurno, con su obra Narrativas sobre identidades y espacios subalternos en Panamá en el género de ensayo y Eyra Harbar, con En el lugar más lejano en la categoría de poesía. Felicidades a los y las premiadas. ¡Son orgullo de Panamá!
–Acabas de ganar el Premio Nobel de la Literatura panameña en la sección Cuento. ¿Cómo describirías esta emoción en un cuento?
-Lo primero, gracias por darme este espacio para hablar de esta obra que es para mí muy especial. La emoción es el gran objetivo de la literatura y de todo el arte en general. Si no emociona, no funciona. Recibir este premio me hace pensar en el cuento La soledad del corredor de fondo, de Alan Sillitoe: es llegar a la meta de una carrera de fondo, pero en el proceso ir viendo tu propia lucha y cómo se van conjurando las sombras hasta tener la materia que complete el libro. Ha sido un largo proceso de escritura y reflexión hasta dar con las formas finales.
–Sigamos con esta línea narrativa. El«Había una vez» de Pedro Crenes Castro, dice así…
–«Había una vez un escritor que nunca arrancaría un cuento con «había una vez», pero siempre hay una primera vez para un «había una vez», y aunque nunca la hubo, siguió trabajando todas la mañanas, incluso aquellas que —alguna vez las hubo—, no quería escribir ni una línea…».
-El cuento sigue siempre con mucho trabajo, aunque siempre hay muchas satisfacciones. La vida del escritor es esa: tesón, lecturas, empeños estéticos, vida, amistad, más lecturas, siempre más lecturas, y una constante búsqueda del otro lado de las cosas. Responderse preguntas, resolverse todo lo que se pueda. Recibir la mirada crítica y constructiva de los que están cerca. El resto de la vida es vivir para contarla, como dice García Márquez, y confesar que se ha vivido, con apunta Neruda.
–Luego, en la estructura de un cuento cortísimo, ¿cómo se definiría esta vida vivida?
-Aquí sí que hay que citar al maestro Monterroso: «Cuando desperté, el dinosaurio todavía estaba allí». Y eso es bueno, despertarse, porque el dinosaurio es la literatura, y mientras podamos despertar para contarla no hay motivos para el susto, que también los hay.
–¿Y en un cuento clásico?
-Recurriría a un cuento de Borges de Cortázar, o a uno de Chéjov, como El beso, donde la vida te lleva a una situación que no te corresponde y eso te marca, lo recuerdas por mucho tiempo, lo reproduces y mejoras cuando lo cuentas, y con el tiempo llegas a la conclusión de que lo mejor que se puede hacer es convertirlo en literatura, disolver lo vivido en historias que propicien una memoria distinta, quizás más llevadera.
Le puede interesar: Vuelve Alberto Barrera Tyszka con «El fin de la tristeza»
–¿Cuáles son los libros que te han escrito mientras escribías?
-Por un lado está La Biblia, que es una colección de grandes verdades muy bien narradas. Los cuentos de Ricardo Piglia, los de Roberto Bolaño, los de Carmen Martín Gaite. Las novelas de Delibes, de Kundera. Y otros. Paul Auster, que falleció hace poco. Uno nunca sabe qué libro es el que está golpeando la creatividad, despertándolo a uno para encontrarse con el dinosaurio.
–¿Cuánto de ficción y cuánto de real hay en la vida de un escritor?
-Cuando uno escribe aspira a la verosimilitud, no a la verdad. Uno vive de verdad para poder ser verosímil, y hay veces que lo vivido es tan verdad que parece mentira. Para eso está entonces la vida de escritor, que siempre está pendulando (por lo menos la pública, cuando uno contesta preguntas o da charlas o talleres) entre la realidad y la ficción. Siempre hay que mantener la intriga con los lectores, dentro y fuera del libro. Con los amigos siempre se es de verdad. Cuando se escribe siempre hay algo de ese disolver la memoria vivida en lo que se escribe (que dijimos antes), de modo que se hace verosímil y es más llevadero.
–España, Panamá y Galicia. ¿Cuáles serían los títulos de estos capítulos que juntos son la novela o crónica (según el mejor estilo) de una vida?
-Voy a usar nombres de obras literarias: España: Marinero en tierra (de Rafael Alberti). Panamá: Cuando éramos los mejores (de Juancho Armas Marcelo). Galicia: La lengua de las mariposas (Manuel Rivas). La vida es siempre una crónica, narrada con las herramientas que mi querido amigo, el escritor venezolano Doménico Chiape, nos enseña en Tan real como la ficción, que es lo mejor que se puede leer sobre el arte de hacer buen periodismo desde las técnicas narrativas, y es también una defensa brillante y hermosa del oficio periodístico.
–Volvamos con el libro de cuentos premiado, Así que el Mar era esto. ¿Cuántos mares te han habitado, entendiendo que vienes del país de los océanos y vives en la frontera líquida del Atlántico?
-Varios de los cuentos se empezaron a escribir en Madrid. Reconozco que no tuve nunca nostalgia del mar, le he temido desde hace mucho tiempo. Pero en las idas y venidas a Panamá o a Galicia para visitar a la familia, siempre había una sensación vinculante con él. El Mar de los cuentos, es un Mar con mayúsculas, simbólico. El título (Así que el Mar era esto) es la frase que el personaje de Job dice en un momento del cuento Leviatán para las niñas, uno de los que más cariño me suscita. El Mar representa muchos de nuestros miedos, es poderoso y un enemigo batido por la humanidad al hacerse en sus barcos a la conquista de su vasta fuerza. Los personajes de los cuentos luchan, todos ellos, con su propio Mar, con resultados distintos. Quizás el Atlántico sea el gran Mar de mi vida, que representa la distancia, la posibilidad del olvido, la nostalgia.
–¿Vivir frente al mar nos hace distintos?
-Creo que sí. En mi caso, ahora, tengo más presente la distancia que me separa de mi tierra desde que vivo en Galicia. En los días despejados, las Islas Cíes se levantan como manos que tapan la línea del horizonte, pero siempre está detrás de ellas. Miro la línea y pienso, «si el Hado no dispone que atravesara el mar…», y Ricardo Miró y esa nostalgia que nos escribió se encarama por la memoria. Sí, el mar nos hace otros.
–Si abrimos con Había una vez, cerremos con el colorín colorado, este cuento se ha acabado…
-Prefiero los finales abiertos, esos postcuentos de nunca acabar, los no-finales o cuentos desgarbados que te invitan a seguir o no. Mientras haya memoria el cuento sigue latiendo en el corazón del lector. Ojalá sigamos contando, leyendo, disfrutando de la buena literatura que se hace en Panamá.
Le puede interesar: Coautora de «Despacito» y sus gratos recuerdos del Paraguay
Pedro Crenes Castro, coordinador del Viernes Cultural Literatura Panameña | pcrenes@carlajosa
Pedro Crenes Castro (Panamá, 1972), es escritor. Columnista y colaborador en varios medios panameños y españoles. Ha ganado dos veces el premio Nacional de Literatura Ricardo Miró de Panamá y dicta talleres literarios. Vive en España desde el año 1990.
La web de la salud
Arte y Cultura
Viernes Santo: origen, qué significa y por qué se celebra en Semana Santa

Se trata del segundo de la fiesta cristiana del Triduo Pascual, el periodo durante el cual la liturgia católica conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Tras el Jueves Santo, llega el Viernes Santo este día 18 de abril. Se trata del quinto día de la Semana Santa y en él se recuerda la crucifixión y la muerte de Jesús de Nazaret. Se celebra en las iglesias católicas, protestantes y ortodoxas, aunque la fecha cambia en cada una de ellas. Forma parte del Triduo Pascual (Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo).
Origen y significado del Viernes Santo
La Pasión comienza con la condena a muerte de Jesús por parte del romano Poncio Pilatos tras proclamarse ‘Rey de los Judíos’ y representa aquellos sufrimientos que soportó en el camino a la cruz en el Monte Calvario.
Según los Evangelios, tras la decisión de Pilato, Jesús fue despojado de sus ropas, golpeado y agredido con piedras. Luego le colocaron una corona de espinas y le hicieron cargar con su propia cruz hasta el Monte Gólgota (Monte Calvario), en las afueras de Jerusalén.
Le puede interesar: Así se celebra la Semana Santa: un recorrido por Latinoamérica y España – Yo Soy Latino
Allí fue crucificado junto a dos ladrones y bajo un cartel que decía: “Jesús el Nazareno, Rey de los Judíos”. Este es el origen de las siglas y de la expresión INRI. En ese lugar fue donde pronunció las Siete Palabras, es decir, las siete últimas frases pronunciadas durante su crucifixión. Esta es la base de la reflexión profunda que se hace durante la jornada por parte de los fieles.
Liturgia de la Pasión del Señor
En la religión católica no se celebra la eucaristía en Viernes Santo. Se realiza la Liturgia de la Pasión del Señor en la tarde del viernes, a la hora a la que se sitúa la muerte de Jesús en la cruz. La tortura y muerte de Jesucristo centran los acontecimientos de esta fecha, que se conoce como Vía Crucis.
Para recordar el sufrimiento de Jesús de Nazaret, los cristianos reviven las etapas de su muerte, divididas en 14 estaciones. Desde su condena a muerte hasta su entierro. Por cada una de ellas, se reza una oración. El color litúrgico es el rojo, en honor a la sangre derramada por Jesucristo. En la tradición cristiana, como petinencia hay ayuno de carne, aunque puede ser ayuno completo. Los ortodoxos no realizan este ayuno. También es costumbre cubrir las imágenes de Jesús con una tela morada por su ausencia.
AS
Arte y Cultura
Un aniversario especial: el legado cultural de “Teatro, Fiestas y Algo Más”

El 15 de marzo, el programa Teatro, Fiestas y Algo Más celebró su primer aniversario, un momento clave en la promoción del talento artístico en España. Bajo la conducción de la polifacética Marisol Morales, este programa se ha convertido en un espacio fundamental para dar a conocer la diversidad cultural y artística de la comunidad venezolana.
Marisol, quien se desempeña como actriz, escritora, productora y comunicadora, ha enfocado su carrera en apoyar y visibilizar especialmente a los artistas venezolanos.
Le puede interesar: Lalo Yaha en España – Yo Soy Latino
Su trayectoria comenzó en Caracas, donde logró superar diversos obstáculos para seguir su pasión por el teatro. Desde su primera actuación como el Hada Madrina en La Cenicienta, ha participado en distintas obras, estableciéndose como una figura relevante en el mundo teatral.
Su relación con la emblemática Lily Álvarez Sierra fue un elemento clave en su desarrollo profesional. Marisol destaca la inteligencia y el compromiso de Álvarez en la formación de nuevos talentos, lo que ha dejado una marca significativa en su carrera.
A lo largo de los años, Marisol ha transitado de la actuación a la comunicación, lo que le ha permitido profundizar en la difusión del arte. Su programa, Teatro, Fiestas y Algo Más, se caracteriza por su enfoque en ofrecer lo mejor del arte, cuidando cada detalle y apostando por un contenido de alta calidad.
Marisol se asegura de que cada recomendación que hace a su audiencia provenga de experiencias auténticas y placenteras.
Le puede interesar: El venezolano Wilmer Gamboa en la serie «Machos Alfa» de Netflix – Yo Soy Latino
La influencia de su labor es notable. Enfatiza que la cultura actúa como un vínculo entre comunidades, y su programa ha logrado reunir a un equipo diverso, donde se combinan los talentos venezolanos y de otras nacionalidades, enriqueciendo así la experiencia artística de todos.
«El teatro es sanador»
Ella sostiene con firmeza que “el teatro es sanador”. Esta creencia se manifiesta no solo en su trabajo, sino también en el efecto positivo que el teatro puede tener en la vida de las personas. Al conectar con las emociones y ofrecer experiencias auténticas a través del arte, invita a otros a enfrentar sus miedos y a descubrir nuevas dimensiones de sí mismos en el escenario.
El primer aniversario de Teatro, Fiestas y Algo Más no solo conmemora un año de logros, sino también la entrega y el amor de Marisol Morales por el arte y su compromiso inquebrantable con la comunidad venezolana en el exterior. Su labor como promotora del talento es un claro reflejo de cómo la cultura puede unir y sanar, creando un espacio donde las historias y
experiencias de los venezolanos sigan resonando en el corazón de España.
Nota
Arte y Cultura
Diez libros esenciales de Mario Vargas Llosa para entender su legado

La muerte de Mario Vargas Llosa, a los 89 años, ha conmocionado al mundo literario. Con su fallecimiento en Lima, se cierra una de las trayectorias más sólidas y prolíficas de la literatura en lengua española. Premio Nobel de Literatura en 2010, el autor peruano dejó una obra que abarcó más de seis décadas y que fue capaz de combinar la ficción más compleja con el análisis político más agudo. Estos son diez de sus libros imprescindibles para comprender su legado.
La ciudad y los perros (1963)
La novela que catapultó a Vargas Llosa a la fama literaria. Ambientada en el Colegio Militar Leoncio Prado, donde el propio autor estudió, retrata con crudeza la violencia y la hipocresía de las instituciones militares. Supuso una ruptura con la narrativa tradicional latinoamericana y marcó el inicio del llamado «Boom» literario.
La casa verde (1966)
Una obra ambiciosa que mezcla tiempos narrativos y escenarios diversos —desde un prostíbulo en Piura hasta la selva amazónica— para crear un retrato polifónico del Perú profundo. Su estructura compleja y su uso del lenguaje la consolidaron como una de las novelas más innovadoras de su época.
Conversación en La Catedral (1969)
Considerada por muchos como su obra maestra, es una inmersión en la corrupción y la descomposición moral del Perú bajo la dictadura de Manuel A. Odría. A través de un diálogo de cuatro horas entre dos personajes, Vargas Llosa construye una radiografía implacable del poder, la derrota y el desencanto.
Pantaleón y las visitadoras (1973)
Con humor, sátira y una aguda crítica a la burocracia militar, el autor cuenta la historia del capitán Pantaleón Pantoja, encargado de organizar un servicio de prostitutas para los soldados del Amazonas. Su tono irreverente y su impecable estructura narrativa convirtieron esta novela en un clásico inmediato.
La tía Julia y el escribidor (1977)
Una obra más personal y ligera, basada en la relación real del autor con su tía política. Alterna capítulos autobiográficos con los disparatados culebrones de Pedro Camacho, un guionista de radionovelas. Un homenaje a la ficción popular y al poder narrativo.
Lea también: Vuelve el festival literario Benengeli – Yo Soy Latino
La guerra del fin del mundo (1981)
Inspirada en la Guerra de Canudos en Brasil a finales del siglo XIX, esta novela histórica de gran aliento es también una reflexión sobre el fanatismo, la modernidad y el choque de civilizaciones. Fue la respuesta de Vargas Llosa a su progresiva ruptura con la izquierda revolucionaria.
El pez en el agua (1993)
Su autobiografía, escrita tras su derrota electoral en las presidenciales peruanas de 1990. Alterna episodios de su infancia y juventud con los años de intensa actividad política. Un testimonio revelador sobre sus ideas, miedos y contradicciones.
Los cuadernos de don Rigoberto (1997)
Continuación de Elogio de la madrastra, ahonda en el erotismo como experiencia estética y vital. Vargas Llosa se vale del personaje de Rigoberto para explorar las fronteras entre lo moral y lo artístico, en una obra de gran riqueza simbólica y literaria.
La fiesta del chivo (2000)
Uno de sus mayores éxitos de crítica y público. Novela histórica que narra los últimos días del dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. Con una estructura coral y una investigación minuciosa, retrata la brutalidad del poder autoritario y sus secuelas en las víctimas.
Travesuras de la niña mala (2006)
Una historia de amor que recorre décadas y ciudades —de Lima a París, de Tokio a Londres— a través de la obsesiva relación entre Ricardo y la enigmática «niña mala». Mezcla de romanticismo, desencanto y cosmopolitismo, fue celebrada por su tono íntimo y nostálgico.
A través de estas diez obras, Mario Vargas Llosa no solo demostró su maestría como narrador, sino que dejó un legado que trasciende las fronteras literarias. Su voz, firme en la defensa de la libertad y lúcida en el análisis del poder, acompañará a generaciones de lectores que seguirán encontrando en sus páginas una guía para comprender el alma humana y los desafíos de la sociedad contemporánea. La muerte del Nobel peruano cierra una etapa, pero su literatura permanece, más viva que nunca.
The Objective
-
Entretenimiento1 año ago
Tokyvideo: el YouTube español con series y películas
-
Entretenimiento6 meses ago
Belinda lleva las botas blancas perfectas para el otoño-invierno 2024
-
Entretenimiento6 meses ago
Canva promueve la inclusión digital en América Latina
-
Entretenimiento1 año ago
Luis Chataing en Madrid
-
Arte y Cultura1 año ago
Rafael Cadenas publicado en Italia por la Editorial Einaudi
-
Entretenimiento12 meses ago
Nueva versión de «Rosa, que linda eres»
-
Arte y Cultura8 meses ago
La poesía de Leonardo Padrón por Madrid
-
Entretenimiento4 meses ago
Luis Alberto Posada, Tour Europa Febrero 2025
You must be logged in to post a comment Login