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Efraín Juárez triunfa con el Atlético Nacional de Colombia

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Juárez transforma el Atlético Nacional colombiano/ LatinamericanPost

Él reflexiona sobre su estilo de liderazgo orientado al futuro, el espíritu de equipo familiar y su fuerte deseo de ganar.

En solo cuatro meses rápidos, Efraín Juárez transformó al Atlético Nacional colombiano de un proyecto dudoso en un equipo bicampeón, superando tanto a los fans escépticos como a obstáculos inesperados. Un ascenso rápido a la gloria


Cuando Efraín Juárez (nacido en Ciudad de México en 1988) se unió al Atlético Nacional de Colombia en agosto de este año, pocos habrían predicho que reescribiría el futuro inmediato del club de manera tan dramática. Sin embargo, para diciembre, ya había asegurado el título de liga y la copa nacional, conocida por los aficionados como “el doblete”. Un comienzo muy especial para un entrenador que, no hace mucho, era conocido como un joven talento del fútbol mexicano. Viajó como jugador profesional por varios países y ligas ‒ España, Estados Unidos, Escocia, entre otros ‒ hasta convertirse finalmente en entrenador con la ambición de tener éxito.

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La contratación de Juárez generó mucho revuelo mediático que el club rara vez veía al contratar un nuevo entrenador. Periodistas locales, corresponsales internacionales y aficionados curiosos abarrotaron la sala de prensa para presenciar la presentación de un hombre que muchos veían como un riesgo. Se preguntaban en voz alta por qué uno de los equipos más históricos y exitosos de Colombia pondría su destino en manos de un entrenador mexicano no probado, especialmente uno que nunca había dirigido un equipo senior en su propio país.

Desde el principio, Juárez mostró una confianza tranquila. Su camino como jugador lo llevó a muchos países y ligas, lo que le dio una visión amplia de cómo integrarse rápidamente en nuevos lugares y formar equipos exitosos. En su primera rueda de prensa, habló abiertamente sobre “abrazar la presión”, viéndola como un subproducto natural de dirigir un club como Atlético Nacional, una institución con legiones de aficionados devotos y una rica tradición de ganar trofeos.

Conquista de dos trofeos

Bajo la dirección de Juárez, Atlético Nacional alcanzó alturas que incluso los seguidores más fervientes no se atrevían a soñar tan pronto. Asegurar la Copa (la principal competencia nacional) deleitó a los aficionados, pero conquistar el título de la Liga en la misma temporada convirtió la campaña en algo muy especial.

En la prensa, las celebraciones del entrenador rápidamente se convirtieron en tema de conversación: algunos las llamaron excesivas, mientras que otros las vieron como una expresión de pasión genuina. Cada vez que el equipo anotaba, la energía vibrante de Juárez en la línea de banda mostraba a un hombre que se negaba a ocultar sus sentimientos. Esa intensa pasión conectó con muchos fans que apreciaban que él se preocupaba por su club tanto como ellos, aunque también le trajo críticas, especialmente entre los aficionados rivales.

Los resultados hablaron por sí mismos: dos trofeos en cuatro meses. Ese éxito demostró que un movimiento que algunos llamaron una “apuesta imprudente” resultó ser acertado. La directiva de Atlético Nacional elogió la habilidad de un hombre que, sobre el papel, tal vez parecía un forastero, pero que, en la práctica, encajó perfectamente con la historia de ambición del club.

Cuando Juárez se acercó al micrófono en su presentación, sintió el peso del escrutinio. Los críticos cuestionaban abiertamente si poseía la capacidad táctica, el conocimiento cultural local y la resiliencia necesarios para dirigir un club tan emblemático. La duda se manifestó en titulares y en redes sociales, pero Juárez se apoyó en su filosofía para convertir esa negatividad en combustible.

La tormenta mediática en su presentación

En una entrevista con EFE, Juárez recordó el día de su rueda de prensa introductoria con diversión y orgullo. Más de 60 periodistas se apiñaron en la sala de prensa, superando ampliamente la capacidad, ansiosos por desentrañar el nombramiento inusual. Algunos exigían explicaciones inmediatas sobre por qué un entrenador mexicano sin experiencia previa como “director principal” recibiría las llaves de uno de los clubes más importantes de Colombia. Otros parecían decididos a ponerlo en aprietos retóricos o a presentarlo como un impostor.

“Mi abuela siempre decía: ‘Preocúpate cuando te ignoren, no cuando hablen de ti, sea bueno o malo’,” recordó Juárez en su entrevista. Esa frase lo guió a través del intenso escrutinio. Dijo que la hostilidad se siente terrible, pero la indiferencia es peor. Una multitud grande mostraba que la gente estaba observando de cerca. Esa atención, pensó, podría convertirse en juegos intensos en el campo.

Críticas que impulsaron el crecimiento

Con el tiempo, las críticas llegaron en diferentes formas. Algunos expertos dijeron que usaba demasiadas ideas extranjeras, ya que jugó fuera de su país natal. Otros se preguntaron si su énfasis en un estilo ofensivo sería adecuado para un club cuyos aficionados demandaban tanto estilo como victorias. Juárez describe estas críticas no como ataques, sino como herramientas de aprendizaje. Monitoreó los debates, observó los estados de ánimo de los seguidores y admitió que adaptarse a la cultura del fútbol colombiano requería escuchar a quienes mejor la entendían.

Tuvo discusiones sinceras con sus asistentes y con los propios jugadores. Lejos de proyectar una imagen inflexible de un entrenador que tenía todas las respuestas, tomó en cuenta las perspectivas de todos los que lo rodeaban. Juárez se enorgullece de su “liderazgo progresivo”, en el que las decisiones fluyen a partir de canales de comunicación abiertos, en lugar del enfoque jerárquico y anticuado de “mi manera o la de la carretera”.

“Si el grupo tiene puntos válidos, los incorporo”, dijo. “No me siento amenazado por las ideas de mis jugadores o mi personal. Las doy la bienvenida. Al final, como entrenador principal, tomaré la decisión final, pero la mejor versión de mí es la que se adapta y evoluciona”.

Al principio, algunos jugadores encontraron sorprendente este método. Conocían entrenadores que mantenían sus elecciones en secreto y rara vez pedían más opiniones. A medida que algunos de ellos se acostumbraron al estilo de Juárez, comenzaron a sentirse agradecidos por la confianza y el respeto que les otorgaba. El defensor experimentado William Tesillo comentó a los reporteros que se sentía bien tener un entrenador que pensaba con cuidado pero que estaba listo para cambiar el plan.

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El gran cambio para el espíritu de equipo

Un cambio significativo ocurrió cuando Juárez se convirtió en el centro de atención por sus celebraciones en el campo. Para algunas personas, estas celebraciones eran excesivas. En una ocasión, incluso la policía local lo interrogó, sacándolo de una rueda de prensa porque pensaban que estaba causando problemas. El momento fue tan surrealista que muchos observadores se preguntaron si estaban presenciando un hecho inédito en la historia del fútbol.

Mirando atrás, Juárez dice que ese momento unió aún más a su equipo. Cuando la policía intentó llevarlo a una pequeña estación dentro del estadio, el equipo no lo dejó ir solo. Bloquearon el pasillo para mostrar su unidad, diciéndole a los oficiales: “Si se lo llevan, se lo llevan a todos”. Esa fuerte muestra de lealtad hizo que Juárez se diera cuenta de que no solo estaba entrenando a un equipo de fútbol, sino liderando a una familia cercana.

En una escena sacada de un guion de Hollywood, Efraín Juárez se encontró en el centro de una extraña conmoción posterior al partido. Un partido de derbi local muy disputado acababa de concluir, con Atlético Nacional triunfando a pesar de jugar la mayor parte del encuentro con diez jugadores en el campo. La tensión estaba alta, tanto dentro como fuera del campo.

Cómo se desarrolló

Juárez recuerda que, durante su charla con la prensa después del partido, un miembro de seguridad se le acercó y le dijo que debía irse. Le dijeron que sus animadas celebraciones de los goles podrían molestar o provocar a los aficionados del otro equipo, lo que causaba preocupación por la seguridad pública. Al principio, Juárez pensó que se trataba de un malentendido. Nunca imaginó que celebrar con tanta energía después de una victoria difícil podría convertirse en un problema legal.

Mientras las cámaras seguían grabando, la policía lo guió fuera de la zona de medios, con la intención de llevarlo por el pasillo cerca del vestuario del equipo rival. Tal vez por accidente o intencionadamente, este recorrido puso a Juárez y a su equipo en peligro de chocar con los aficionados y jugadores del otro equipo, que estaban muy molestos por su derrota. Una delegación de jugadores de Atlético Nacional se dio cuenta rápidamente del peligro y acudió para proteger a su entrenador.

“Estamos formando una familia”, recordó Juárez diciéndoles más tarde. “Lo que hicieron por mí, yo lo habría hecho por ustedes”. Algunos jugadores incluso dijeron que irían con Juárez si la policía lo llevaba. Pensando en ese día, el entrenador dice que parecía irreal, pero mostró la fuerte lealtad del grupo. Al día siguiente, los hashtags #FreeEfraín se hicieron populares en las redes sociales locales, y todo el evento se convirtió en una historia que hizo que la amistad entre los jugadores fuera aún más fuerte.

Fortaleza nacida de la adversidad

En las 24 horas siguientes, la confusión se desvaneció. Las autoridades admitieron que había habido un malentendido y no se tomó ninguna acción legal contra Juárez, quien reanudó sus sesiones de entrenamiento diarias poco después. Sin embargo, las semillas de unidad que plantó el incidente dieron frutos a lo largo de la temporada. Los jugadores vieron a Juárez no como una figura distante en un traje, sino como alguien que se pondría al lado de ellos en la adversidad y que, a su vez, contaba con ellos para una lealtad recíproca.

Los aficionados se agruparon alrededor de la narrativa de un entrenador señalado simplemente por mostrar emoción genuina. “Si un entrenador no puede celebrar, entonces ¿qué queda en el fútbol?”, decía una pancarta mostrada en el siguiente partido en casa. Ese sentimiento capturó lo que muchos seguidores pensaban: querían un entrenador que viviera y respirara la emoción del deporte, no alguien que mantuviera una distancia reservada.

Para Juárez, esa intervención policial podría haber sido el momento definitorio de su corta gestión. “A veces, aquellos que intentan hacerte daño terminan uniéndote más”, admitió. Todo el asunto puso a prueba su compostura bajo presión, mostró al público la autenticidad de su alegría y fortaleció un espíritu de equipo que, finalmente, condujo a nuevos triunfos.

Habiendo guiado con éxito al club hacia dos trofeos importantes en cuatro meses, Efraín Juárez ahora enfrenta la tarea de mantener el impulso. Su contrato con Atlético Nacional aún tiene un año de duración, y aunque ya circulan rumores sobre su futuro a largo plazo, parece decidido a construir sobre lo que describe como “la base diaria que nos ha llevado hasta aquí”.

Las raíces de una visión compartida

Juárez se describe a sí mismo como un “líder de pensamiento avanzado”. Cree en trabajar con los jugadores, el personal y los directivos del club para guiar el camino del equipo. Aunque él toma las decisiones finales, le encanta recibir ideas de todos a su alrededor, ya sea sobre los horarios de entrenamiento, las estrategias de juego o las formas de mantener al equipo unido.

En una era en la que muchos clubes de todo el mundo se sienten atraídos por entrenadores conocidos por su estricta adherencia a sistemas específicos, la adaptabilidad de Juárez ha ganado admiración en Medellín. Consulta con aquellos que conocen los ritmos del fútbol colombiano, habla largo y tendido con los jugadores sobre sus zonas de confort y se mantiene ágil al cambiar formaciones a mitad de partido si es necesario. Los resultados han sido espectaculares: no solo han anotado goles, sino que también han ganado con un estilo ofensivo que resuena fuertemente con los aficionados.

Un factor clave en el éxito hasta ahora ha sido la sinceridad de las relaciones de Juárez. Mientras que algunos entrenadores mantienen una distancia profesional, Juárez no tiene miedo de hacer amistad con sus jugadores, aunque con límites claros. Quiere que lo vean como entrenador, mentor, hermano, figura paternal o cualquier rol que necesiten en un momento determinado. Ve la inteligencia emocional como algo vital: ganar corazones fomenta la lealtad y la disciplina para cumplir con sus planes tácticos.

Mantener el hambre viva

Muchos entrenadores descubren que sostener el hambre de más se convierte en el mayor desafío después de ganar títulos. Tras haber probado el éxito, los jugadores podrían volverse complacientes. Juárez, sin embargo, insiste en que la complacencia no tiene lugar en Atlético Nacional.

Revela que, la semana después de conquistar el título de Liga, reunió al equipo para hablar sobre los objetivos futuros. Hizo un llamado a su ambición, recordándoles que ser campeones una vez no garantiza una repetición. “La parte más difícil no es llegar a la cima”, les recordó. “Es mantenerse allí.”

Esa conversación se extendió al personal y a la directiva, subrayando una responsabilidad compartida: cada miembro debe elevar constantemente sus estándares. Cuando alguien ‒ incluido Juárez ‒ cree que le falta energía o se olvida de la tradición del club, necesita valentía para confesarlo. Destaca esta idea como crucial para un lugar saludable y esperanzas claras.

“Somos 15 millones de fuertes”, mencionó, hablando de los masivos seguidores de Atlético Nacional. “O das todo, o te apartas. Así es como defendemos lo que hemos creado.” La alineación constante de metas y valores es lo que Juárez llama “el pegamento” que mantiene unido al grupo.

Negociando el camino de mañana

Cuando Juárez firmó con Atlético Nacional, acordó un contrato de 18 meses. Con la mitad de ese tiempo ya transcurrido, muchos se preguntan si el club podría extender su permanencia. Juárez habla abiertamente sobre estas conversaciones, señalando que el respeto y la confianza son la base para cualquier acuerdo futuro.

Destaca que “nunca me ha motivado solo el dinero”. Esta actitud destaca en un ámbito laboral, a menudo dirigido por pensamientos monetarios. Antes de tomar el trabajo en Medellín, recibió ofertas para seguir jugando después de los 31 años, pero decidió parar y centrarse completamente en aprender habilidades de entrenador. En Atlético Nacional, el acuerdo era sencillo: si el equipo cumplía con metas de rendimiento específicas, ambas partes discutirían un ajuste en el paquete de compensación.

Ahora, con dos trofeos en exhibición, la pregunta es si la junta directiva y el entrenador coincidirán sobre cómo premiar su éxito. Juárez menciona la necesidad de reconocimiento para él y su cuerpo técnico, explicando cómo su sustento depende de los logros diarios. Cree que un acuerdo será fácil de concretar si el club y los entrenadores se alinean en una visión a largo plazo.

“Tengo mucha gratitud por Atlético Nacional”, dijo. “No fue una decisión fácil para ellos nombrarme, ni para mí venir bajo todo ese escepticismo. Pero ahora, como campeones, tenemos un vínculo que va más allá de un pedazo de papel.”

Mirando hacia atrás en el doble triunfo, Juárez habla de “experiencias diarias” en lugar de medallas de campeonato como la parte más gratificante de su rol. Recuerda las simples alegrías de analizar grabaciones de partidos con su cuerpo técnico, la satisfacción de ver al equipo ejecutar un plan en el campo, y el deleite de escuchar a los jugadores decir, “Todo lo que predijiste se hizo realidad.”

Pero el hombre ahora conocido en Medellín como “el líder progresista” no ve este éxito como un punto final. En cambio, lo enmarca como un peldaño, una señal de que nuevos desafíos están por venir. Se ilumina de orgullo al referirse a la próxima Supercopa el 25 de diciembre, viéndola como otro escalón en la escalera de la excelencia continua.

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Visualizando el camino por delante

El futuro probablemente traerá más escrutinio mediático, más aficionados inquietos exigiendo nuevos trofeos y más reflexión interna sobre cómo mantener viva la chispa. ¿Permanecerá Juárez en Atlético Nacional a largo plazo? ¿Podría eventualmente probar sus métodos en las ligas más importantes de Europa o en algún otro lugar de América Latina?

Estas preguntas siguen siendo una incógnita, pero Juárez las ve como secundarias. Para él, la prioridad sigue siendo construir una atmósfera familiar. Utiliza la palabra “familia” repetidamente, reflejando una creencia genuina de que el éxito nace de la unidad, la empatía y la determinación colectiva.

También reconoce que los reveses eventualmente llegarán. La naturaleza del fútbol es cíclica; una temporada estás celebrando trofeos y al siguiente podrías estar enfrentando la eliminación. Sin embargo, la determinación de Juárez sugiere que está preparado para ambos casos. Destaca que la identidad del grupo los mantendrá a flote cuando la adversidad llegue.

Un mensaje para los aficionados

Pocos entrenadores en la historia reciente de Atlético Nacional han ganado tanta admiración de manera tan rápida. Algunos lo llaman visionario; otros aprecian su entusiasmo sincero. Fuera de la base de seguidores más acérrimos, los neutrales del fútbol colombiano también están intrigados por cómo un entrenador inicialmente sin experiencia logró superar muchos obstáculos en un abrir y cerrar de ojos.

Juárez a menudo toma un momento en las entrevistas para agradecer a los aficionados por su energía. Reconoce que los grandes clubes como Atlético Nacional llevan un peso histórico enorme, y su objetivo es ser un digno portador de esa antorcha. Ganarse su apoyo no fue automático; requirió trofeos, un estilo empático y una autenticidad cruda. “Cuando todo un estadio corea tu nombre o canta las canciones del club al unísono, no puedes evitar sentir escalofríos”, concluyó. “Eso es lo que nos sigue empujando. Estamos obligados a dar lo mejor de nosotros a estas personas cada día.”

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Candidatura olímpica de Chile 2036: un fuerte contendiente con un rico legado latino

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Chile apuesta por su candidatura para los Juegos Olímpicos 2036/ Hert Niks

Chile está intensificando sus esfuerzos para albergar los Juegos Olímpicos de 2036, prometiendo un “compromiso de Estado” con el Comité Olímpico Internacional (COI). Basándose en sus exitosos Juegos Panamericanos, Chile aspira a sumarse a las filas de los anfitriones olímpicos latinoamericanos.

Un compromiso respaldado por el Estado para la candidatura de Chile

Chile confía en su trayectoria probada y el compromiso del gobierno para asegurar los Juegos Olímpicos de 2036. El ministro de Deportes de Chile, Jaime Pizarro, dejó claro en una reciente entrevista exclusiva con EFE que el gobierno respalda plenamente la candidatura del país para albergar el evento. Enfatizó que el Estado garantizará la infraestructura, la logística y la coordinación necesarias para traer los Juegos Olímpicos a Chile.

Pizarro llamó la atención sobre la coordinación fluida entre múltiples administraciones durante la preparación del país para los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos de 2023, que implicó años de planificación y ejecución. “El Estado es el garante de que la infraestructura y la organización de los Juegos se realicen según lo previsto”, afirmó Pizarro, reflejando su confianza en la capacidad de Chile para ejecutar una tarea de tal envergadura.

Este compromiso se basa en el éxito de los recientes eventos deportivos de Chile, incluidos los próximos Juegos Parapanamericanos de la Juventud 2025 y los Juegos Mundiales de Olimpiadas Especiales 2027, ambos con énfasis en la inclusión y la accesibilidad. La inversión a largo plazo de Chile en infraestructura deportiva, como el Centro Deportivo Paralímpico en el Parque del Estadio Nacional de Santiago, subraya la preparación del país para albergar eventos de clase mundial.

Legado Olímpico De la Ciudad de México a Río

La candidatura de Chile para albergar los Juegos Olímpicos de 2036 se basa en la rica historia de América Latina como anfitriona de los Juegos, con momentos memorables que han dejado una marca indeleble en el escenario mundial. La Ciudad de México, en 1968, se convirtió en la primera ciudad latinoamericana en albergar los Juegos Olímpicos, marcando un momento crucial en la historia deportiva de la región. Los juegos fueron memorables no solo por sus desafíos de gran altitud, sino por actuaciones icónicas, como el revolucionario Fosbury Flop en el salto de altura del atleta estadounidense Dick Fosbury, que cambió el deporte para siempre. Otro momento inolvidable fue cuando el saltador de longitud estadounidense Bob Beamon rompió el récord mundial con un salto de 8,90 metros, un logro que se mantuvo durante 23 años.

Río de Janeiro, Brasil, fue la sede en 2016 de los primeros Juegos Olímpicos en América del Sur. Estos juegos presentaron desafíos logísticos significativos, pero demostraron la capacidad de Brasil para llevar a cabo un evento global de gran envergadura. Río 2016 también tuvo momentos inolvidables, como la tercera medalla de oro consecutiva del velocista jamaiquino Usain Bolt en los 100 metros, consolidando su legado como uno de los mejores atletas de todos los tiempos.

Chile aspira ahora a continuar con esta tradición de excelencia latinoamericana ofreciendo una experiencia distinta, marcada por su geografía y cultura deportiva únicas. Pizarro y su equipo están aprovechando las lecciones de la Ciudad de México y Río, centrándose en ofrecer unos Juegos Olímpicos que destaquen los diversos paisajes del país y, al mismo tiempo, aborden los desafíos logísticos de frente.

Aprovechar la infraestructura deportiva de Chile

Uno de los pilares fundamentales de la candidatura olímpica de Chile es su capacidad para aprovechar la infraestructura y la experiencia desarrolladas durante los Juegos Panamericanos de 2023. Pizarro destacó cómo la organización de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos le dio al país una experiencia invaluable en la gestión de eventos a gran escala en múltiples sedes. “Los Juegos Panamericanos vieron a tres gobiernos consecutivos trabajando juntos para asegurar su éxito”, señaló Pizarro, subrayando la estabilidad política e institucional que le da a Chile una ventaja competitiva en el proceso de candidatura.

Los paisajes naturales y la diversidad geográfica de Chile son fundamentales para la candidatura olímpica propuesta. Desde las olas aptas para el surf de Pichilemu hasta las tranquilas aguas de la Laguna San Pedro en Biobío para remar y hacer canotaje, Chile ofrece escenarios únicos y visualmente impactantes para la práctica de deportes al aire libre. Los eventos de triatlón, que ya han ganado protagonismo en lugares como Viña del Mar y Pucón, muestran la capacidad existente de Chile para albergar competencias internacionales.

Además, la candidatura de Chile se centra significativamente en los deportes urbanos que atraen a un público más joven. Se espera que eventos populares como el BMX freestyle, el baloncesto 3×3 y el breaking, que atrajeron grandes multitudes durante los Juegos Panamericanos de 2023, desempeñen un papel central en el calendario olímpico. Pizarro ve esto como una oportunidad para elevar el estatus global de Chile aprovechando los deportes que resuenan entre las generaciones más jóvenes y los entusiastas urbanos.

Desafíos logísticos y soluciones

Organizar los Juegos Olímpicos es un enorme desafío logístico, pero el gobierno de Chile confía en su capacidad para cumplirlo. Pizarro reconoció que gestionar la afluencia de atletas, funcionarios y espectadores sería exponencialmente más exigente que los Juegos Panamericanos. Aun así, expresó su confianza en las capacidades de transporte e infraestructura de Chile. Una de las lecciones aprendidas de los Juegos de 2023 fue el uso eficaz del sistema de metro de Santiago para transportar a los atletas y al personal entre las sedes, una estrategia que podría ampliarse para los Juegos Olímpicos.

La candidatura olímpica de Chile también propone un enfoque descentralizado para la organización, con eventos distribuidos por todo el país en lugar de concentrados en una ciudad. Esto no solo alivia la presión logística en Santiago, sino que también permite que diferentes regiones del país compartan los beneficios económicos de albergar los Juegos. “La distribución territorial de los eventos asegura que podamos manejar las demandas logísticas de manera efectiva y al mismo tiempo mostrar lo mejor que ofrece Chile”, explicó Pizarro.

Si bien la escala de los Juegos Olímpicos supera con creces la de los Juegos Panamericanos, la experiencia de Chile en la organización de múltiples eventos deportivos internacionales en los últimos años, como la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA y el próximo Campeonato Mundial de Ciclismo en Pista, ha reforzado su confianza en la gestión de eventos de gran escala. Estas experiencias han agudizado la capacidad de Chile para coordinar entre varias agencias gubernamentales y organismos deportivos internacionales, una habilidad que será esencial si la candidatura olímpica tiene éxito.

Una visión audaz para 2036

La candidatura de Chile para albergar los Juegos Olímpicos de 2036 representa más que una mera ambición de organizar un evento deportivo de clase mundial; El sueño olímpico de Chile se basa en los éxitos del pasado, pero también mira hacia el futuro, haciendo hincapié en la sostenibilidad, la inclusión y la innovación. Pizarro destacó el compromiso del país con la sostenibilidad, asegurando que las instalaciones y la infraestructura olímpica dejen un legado duradero que beneficie a las generaciones futuras. Por ejemplo, el Centro Deportivo Paralímpico de Santiago no es solo una instalación para atletas de élite, sino también un símbolo del compromiso de Chile con la inclusión en el deporte.

La celebración de los Juegos Olímpicos también supondría un importante impulso económico para Chile, impulsando la inversión en infraestructura, turismo y empleo. Pizarro reconoció que la celebración de los Juegos requeriría recursos financieros sustanciales, pero expresó su confianza en que los beneficios económicos y sociales a largo plazo superarían los costos. “La experiencia de albergar los Juegos Olímpicos traería reconocimiento internacional y beneficios a largo plazo para nuestra economía y sociedad”, dijo.

La audaz candidatura de Chile para los Juegos Olímpicos de 2036 forma parte de una visión más amplia para posicionar al país como líder en el deporte mundial. Si la candidatura tiene éxito, Chile se unirá a las filas de México y Brasil, consolidando aún más el lugar de América Latina en la historia olímpica. Por ahora, todas las miradas están puestas en el COI mientras Chile, junto con otros aspirantes, espera el siguiente paso en el proceso de candidatura. La decisión será un momento crucial para Chile, ya que le ofrecerá la oportunidad de albergar uno de los eventos mundiales más prestigiosos y crear nuevos momentos icónicos en la historia olímpica.

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¿Valderrama o James?: Iker Casillas escoge al mejor jugador de la historia de Colombia

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Iker Casillas habló sobre la historia de la Selección Colombia y sus figuras.

El jugador español Iker Casillas en el campo / Shutterstock / Twitter: @FCFSeleccionCol

Iker Casillas es considerado como uno de los porteros más emblemáticos de las últimas décadas en el fútbol mundial, recordando todos sus logros individuales y colectivos con la Selección de España y el Real Madrid, escuadras con las que consiguió ganar todos los campeonatos que disputó. Actualmente, el mítico guardameta se encuentra concentrado en su vida de negocios y potenciando el tema de la Kings League con su propio equipo.

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Durante una de sus últimas entrevistas, el guardameta fue cuestionado sobre sus jugadores favoritos de ciertos países, en los que se encontraba Colombia. En medio de este reto, Iker Casillas dejó a todos sorprendidos, puesto que, todos esperaban que este eligiera a James Rodríguez, mediocampista con el que llegó a compartir varias temporadas en el Real Madrid y que sobre el papel tenía una estupenda relación

Respeto en la cancha

A pesar de esto, Iker Casillas dejó en claro que su jugador favorito de la historia de la Selección Colombia era Radamel Falcao García, delantero con el que tuvo la fortuna de compartir terreno, pero en equipos contrarios. Sin importar este aspecto, el guardameta español llenó de elogios al ‘tigre’, recordando que en su momento llegó a ser considerado como uno de los mejores atacantes y goleadores del mundo, teniendo temporadas mágicas con el Atlético de Madrid.

Con estas recientes declaraciones, Iker Casillas se suma a la lista de jugadores históricos que se decantan por Falcao García como el mejor futbolista de la historia de la Selección Colombia, ya que, últimamente son varias leyendas las que han comentado elogios a este delantero. Es por esto que, de a poco todo apunta a que el actual jugador de Millonarios sigue ganando esta batalla por ser considerado como el estandarte de la ‘tricolor’.

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Por último, cabe mencionar que, en medio de esta entrevista, el tema de Falcao García no fue la única sorpresa, ya que, Iker Casillas al ser cuestionado por su jugador favorito de la Selección de España, el guardameta se decantó claramente por un futbolista del Barcelona, siendo este un duro golpe para la afición del Real Madrid. Para este legendario portero, el mejor deportista con pasado en la ‘roja’ es el mediocampista Xavi Hernández, con el que tuvo la posibilidad de ganar un Mundial y dos Eurocopas, siendo esta la época dorada de su seleccionado.

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Adidas Originals y Bad Bunny presentan las zapatillas de deporte Ballerina

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Las zapatillas Bad Bunny Ballerina saldrán a la venta el 29 de marzo. Cortesía Adidas/elle.mx

Jennifer Braun

Adidas Originals se ha asociado con Bad Bunny para presentar las Bad Bunny Ballerina, que estarán disponibles el próximo 29 de marzo en tiendas seleccionadas, en línea y en los buques insignia de Adidas.

El último lanzamiento de calzado combina danza, ritmo y evolución cultural, al tiempo que rinde homenaje a Puerto Rico, la tierra natal de Benito Antonio Martínez Ocasio.

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Inspiradas en el modelo Adidas Taekwondo de principios de la década de 2000, creado originalmente para deportistas de élite de artes marciales, el modelo Ballerina integra a la perfección la herencia del rendimiento con la estética moderna. Las capas de ante de primera calidad en la puntera y el talón realzan la textura de la zapatilla, mientras que la forma aerodinámica y los cordones elásticos proporcionan un ajuste contemporáneo.

Los detalles que caracterizan el diseño incluyen la marca «Benito», situada cerca de las tres bandas, y una etiqueta externa con la talla, un guiño a sus anteriores colaboraciones con Adidas. Las zapatillas saldrán a la venta en una combinación de colores dorados, que encarna la energía y el movimiento de la cultura de baile puertorriqueña.

Las Bad Bunny Ballerina tendrán un precio de venta de 120 dólares.

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